El corazón del pequeño príncipe latia con violencia, mientras se acercaba con pasos temblorosos hacia la habitacion de su madre. La puerta medio abierta fue la única invitación que Damino necesito para deslizarse al interior de esta. Sin embargo, allí no se encontraba su madre dentro de la cama o enlistándose para dormir, no, por el contrario, aquella mujer de sonrisa alegre y mirada vivaz yacia en el suelo del cuarto, en un mar de sangre.Damino intento gritar, pero el sonido parecio mas un solloso desesperado que el grito ardiente en pedido de auxilio. Sin embargo, fue lo suficientemente audible como para que el misterioso hombre vestido de negro se volviera hacia el.El joven príncipe retrocedio un paso, mientras sus oscuros ojos buscaban un rostro al cual culpar. Pero solo una mascara le devolvió la mirada, oscultando a la perfeccion el rostro del asesino.Un cuchillo bien afilado se alzo hacia el, preparado para atravesarlo y acabar asi con su corta existencia; pero fue en ese pr
El príncipe se había recluido en su habitacion, intentando conciliar el sueño, pero este no llego a el en ningún momento. Cada vez que Damino cerraba los ojos, el recuerdo de la princesa desnuda azotaba sus pensamientos, tentandolo a ir nuevamente a su encuentro en busca del calor de su cuerpo.Pero para su suerte, su fuerza de autocontrol logro anteponerse al deseo ferviente de besar cada centimetro de la piel desnuda de Elaine. Aun asi, para el momento en que el sol salió por el horizonte, las ojeras del príncipe eran notables y su cansancio demasiado evidente para ignorarlo.—¿La princesa te mantuvo despierto mucho tiempo anoche?—dijo el viejo rey durante el desayuno, obsequiándole una sonrisa complice a su hijo—¿Por eso mi nuera aun no baja a desayunar?Damino trago duro, mientras se preparaba para las palabras de reproche que sin duda alguna su padre lanzaría hacia el.—No dormimos juntos, me parecio lo mas adecuado teniendo en cuenta que ella estaba… nerviosa—mintió el príncipe,
La sangre ardia como fuego salvaje en las venas de Elaine, mientras ingresaba al cuarto de baño. Su corazón latia con tanta fuerza que durante algunos instantes ella creyó que Damino era capaz de escucharlo. Pero no era asi.Metido dentro de la bañera, el príncipe esperaba paciente su llegada. Para fortuna de la princesa, el agua de la bañera llegaba a cubrir gran parte de la zona baja del príncipe, sin embargo, su pecho musculoso quedaba expuesto ante ella.—Quiero un baño con masajes y espuma—pidió el, ladeando la cabeza levemente hacia ella con una media sonrisa conqueta—. Me encanta la espuma.Elaine trago duro, mientras se arodillaba detrás de la bañera y se preparaba para comenzar a lavar el cabello del príncipe. Sin embargo, este se volvió de manera abrupta hacia esta.>—¿Qué haces?—siseo el con tono imponente.—Voy a lavar tu cabello—respondio ella sin comprender que clase de pregunta era aquella.Damino fruncio el cceño, mientras tomaba a Elaine de la mano y la obligaba a pon
El corazón de Elaine latia con fuerza, mientras luchaba por intentar contener las lagrimas que se escabullían detrás de sus ojos. Duerante un momento, tan solo eso, ella había creido comprender las intenciones de Damino, logrando vislumbrar su bello y frágil corazón. Pero todo fue un simple error, una simple equivocación.El principe Damino era un hombre cruel y perverso, que disfrutaba hacer sufrir a las personas, incluso cuando la había engañado haciendole creer todo lo contrario.Liberando un sollozo que apresaba su alma, Elaine se dejo caer en un pasillo abandonado del castillo, mientras se preguntaba si acaso aquella había sido la mejor decisión. Estaba lejos del reino donde había crecido, apartada de todo lo que quería y siendo hostigada por un esposo que claramente quería destruirla.—No llores, princesa—dijo con delicadeza una voz masculina, muy cerca suyo.Lentamente, Elaine se volvió, encontrando la mirada compasiva de Azriel.—No estoy llorando, es solo que…—comenzó a decir
Elaine trago duro, mientras luchaba por mantenerse firme ante la impacible mirada del príncipe. La rosa que ella sostenia en su mano llamo la atención de Damino, quien funcio el ceño ante esta visión.—¿No llevas ni una semana en el castillo y ya estas recolectando pretendientes?... no, pretendientes no, tu y yo estamos casado, lo cual lo significa que estas conquistando amantes ¿No es asi?—dijo Damino con los dientes apretados, luchando para mantener los celos a raya—. Como sea, no me importa.Mentiras, puras mentiras nacidas del dolor.—Azriel me la dio…—comenzó a decir ella mientras observaba la flor en sus manos—porque yo se la pedi…para ti.Damino parpadeo y volvió a observar la flor en la mano de ella.>—Esta flor era la favorita de tu madre, o al menos eso me explico el…yo crei que quizás podría llegar a agradarte su aroma en la habitacion.Algo dentro del corazón del príncipe se movio ligeramente. ¿Agradarle? Aquel gesto sutil y delicado era el mas hermoso que nadie le hubiera
Damino estaba ensordecido por todos sus pensamientos, los sentimientos nacientes que parecían intensificarse cuando estaba cerca de Elaine jamás los había sentido con nadie mas. Eso, sin lugar a dudas, dificultaba toda la maldita situación.Con pasos errantes el logro llegar hasta un lugar apartado del castillo, donde simplemente se dejo caer contra el suelo, recostando su espalda contra la pared mas cercana.—¿Por que me pasa esto a mi?—dijo el a nadie en particular, conteniendo las lagrimas—. Finalmente me enamoro de una mujer, y resulta que ella es mi peor enemigo.¿Qué iba a hacer? No encontraba ningún sentido a nada, toda su vida la venganza lo había motivado, pero ahora en lo único que podía pensar era en el dolor que acongojaba su propio corazón desddichado.El no podía ir con su padre a contarle su descubrimiento, explicarle que el rey de Mydgreth había asesinado a la mujer que tanto había amado. Aquello solo acarrearía mas problemas, para el y para Elaine.Justo en ese inst
La mente de Damino daba vueltas sobre los mismos pensamientos, una y otra, y otra vez. Su mejor amigo, su confidente mas leal, ahora era quien tenia la fuerza para atentar contra toda posibilidad de felicidad. Habia sido muy tonto y necio para no notar el acercamiento de Azriel hacia Elaine y su desesperado intento porque el la tratara bien. Ahora, todo cuadraba y adquiria mas sentido.Los sentimientos de Azriel hacia Elaine eran claros. Pero ¿Qué sentía ella por el? La había oído decirle que disfrutaba hablando con el mas que con el propio príncipe, pero eso solo se debia a las incontables ciscunstancias que lo habían llevado a actuar de un modo que ahora lo avergonzaba con creces.Cuando el príncipe finalmente llego a su habitacion, ya había resuelto una única y clara cosa. Elaine era la hija del hombre que le había arruinado la vida, pero no por eso haría lo mismo con ella, quien era un ser puro e inocente… o al menos eso aparentaba.Intentando suavizar sus facciones, Damino se des
Aquel primer contacto entre los labios de ella y los del príncipe fue cálido, suave y gentil, colmado de una dulzura que saciaba el corazón turbulento de ambos. Los dos habían sufrido demasiado, y aquello era solo un pequeño instante que servia para mitigar la carga de todo ese dolor que muchas veces amenazaba con destruirlos desde su interior.Damino no demoro demasiado en rodear la cintura de Elaine con sus manos, atrayéndola mas cerca de el, como si cualquier contacto con ella le fuera poco, necesitando mas y mas.Con aquel pensamiento, el beso no tardo en incrementar el ritmo y la pasión, haciendo que el calor se apoderara del cuerpo de ambos… a igual que la pasión.Guiado y apoderado por aquel ferviente impulso abrazador, Damino tomo a Elaine entre sus brazos, haciendo que ella rodeara sus caderas con sus propias piernas. Con pasos hábiles, el príncipe los condujo a ambos contra un árbol cercano, donde apoyo a Elaine contra su rustica madera fría. Solo entonces, el separo sus lab