Elaine trago duro, mientras luchaba por mantenerse firme ante la impacible mirada del príncipe. La rosa que ella sostenia en su mano llamo la atención de Damino, quien funcio el ceño ante esta visión.—¿No llevas ni una semana en el castillo y ya estas recolectando pretendientes?... no, pretendientes no, tu y yo estamos casado, lo cual lo significa que estas conquistando amantes ¿No es asi?—dijo Damino con los dientes apretados, luchando para mantener los celos a raya—. Como sea, no me importa.Mentiras, puras mentiras nacidas del dolor.—Azriel me la dio…—comenzó a decir ella mientras observaba la flor en sus manos—porque yo se la pedi…para ti.Damino parpadeo y volvió a observar la flor en la mano de ella.>—Esta flor era la favorita de tu madre, o al menos eso me explico el…yo crei que quizás podría llegar a agradarte su aroma en la habitacion.Algo dentro del corazón del príncipe se movio ligeramente. ¿Agradarle? Aquel gesto sutil y delicado era el mas hermoso que nadie le hubiera
Damino estaba ensordecido por todos sus pensamientos, los sentimientos nacientes que parecían intensificarse cuando estaba cerca de Elaine jamás los había sentido con nadie mas. Eso, sin lugar a dudas, dificultaba toda la maldita situación.Con pasos errantes el logro llegar hasta un lugar apartado del castillo, donde simplemente se dejo caer contra el suelo, recostando su espalda contra la pared mas cercana.—¿Por que me pasa esto a mi?—dijo el a nadie en particular, conteniendo las lagrimas—. Finalmente me enamoro de una mujer, y resulta que ella es mi peor enemigo.¿Qué iba a hacer? No encontraba ningún sentido a nada, toda su vida la venganza lo había motivado, pero ahora en lo único que podía pensar era en el dolor que acongojaba su propio corazón desddichado.El no podía ir con su padre a contarle su descubrimiento, explicarle que el rey de Mydgreth había asesinado a la mujer que tanto había amado. Aquello solo acarrearía mas problemas, para el y para Elaine.Justo en ese inst
La mente de Damino daba vueltas sobre los mismos pensamientos, una y otra, y otra vez. Su mejor amigo, su confidente mas leal, ahora era quien tenia la fuerza para atentar contra toda posibilidad de felicidad. Habia sido muy tonto y necio para no notar el acercamiento de Azriel hacia Elaine y su desesperado intento porque el la tratara bien. Ahora, todo cuadraba y adquiria mas sentido.Los sentimientos de Azriel hacia Elaine eran claros. Pero ¿Qué sentía ella por el? La había oído decirle que disfrutaba hablando con el mas que con el propio príncipe, pero eso solo se debia a las incontables ciscunstancias que lo habían llevado a actuar de un modo que ahora lo avergonzaba con creces.Cuando el príncipe finalmente llego a su habitacion, ya había resuelto una única y clara cosa. Elaine era la hija del hombre que le había arruinado la vida, pero no por eso haría lo mismo con ella, quien era un ser puro e inocente… o al menos eso aparentaba.Intentando suavizar sus facciones, Damino se des
Aquel primer contacto entre los labios de ella y los del príncipe fue cálido, suave y gentil, colmado de una dulzura que saciaba el corazón turbulento de ambos. Los dos habían sufrido demasiado, y aquello era solo un pequeño instante que servia para mitigar la carga de todo ese dolor que muchas veces amenazaba con destruirlos desde su interior.Damino no demoro demasiado en rodear la cintura de Elaine con sus manos, atrayéndola mas cerca de el, como si cualquier contacto con ella le fuera poco, necesitando mas y mas.Con aquel pensamiento, el beso no tardo en incrementar el ritmo y la pasión, haciendo que el calor se apoderara del cuerpo de ambos… a igual que la pasión.Guiado y apoderado por aquel ferviente impulso abrazador, Damino tomo a Elaine entre sus brazos, haciendo que ella rodeara sus caderas con sus propias piernas. Con pasos hábiles, el príncipe los condujo a ambos contra un árbol cercano, donde apoyo a Elaine contra su rustica madera fría. Solo entonces, el separo sus lab
Azriel se encontraba muy relajado recostado contra una pared de madera, mientras observaba un potrillo beber la leche de su madre. Miles te pensamientos atañaban su mente, a la vez que una sonrisa eclipsaba sus labios.Elaine se deslizo con sigilo dentro del establo, procurando no interrumpir aquel momento de reflexión. Sin embargo, una madera crugio bajo su peso y atrajo la mirada del hombre soñador.—Buenos días, princesa—saludo Azriel con tono apacible—. Hoy te encuentras especialmente bella.Las mejillas de ella se sonrojaron, mientras avanzaba unos pasos hacia el, buscando de forma furtiva con la mirada al príncipe Damino.—Gracias, Azriel… espero que al príncipe también le agrade mi elección—comenzó a decir ella deteniéndose cerca del potrillo—. El príncipe me invito a dar un paseo por los alrededores del castillo… tus consejos fueron buenos.La sonrisa murió en los labios de Azriel, seguido por un movimiento algo nervioso de su cuerpo. El observo a Elaine con sumo detenimiento,
Elaine:Ella galopo en compañía de Azriel durante largos minutos en los que el tiempo se esfumo de su mente. El dia estaba precioso, y junto a su acompañante, ella pudo maravillarse por las bellezas que rodeaban el castillo.Conforme los minutos transcurrian, Elaine descubrió en Azriel una increíble y muy agradable compañía. El la escuchaba y parecía tener siempre las palabras perfectas para decirle.—Es margnifico—observo ella junto a su caballo, acariciando el pelaje de este mientras contemplaba el castillo desde el reflejo de un estanque próximo.Azriel la observo hipnotizado, absorto en el mas profundo de los deleites, temeroso de apartar la mirada por si ella se fuera a desvanecer, siendo producto de la mas grata de las ilusiones.—Si, magnifico—murmuro Azriel atrayendo la atención de Elaine. Sin embargo, el cumplido de este no estaba dedicado al castillo, sino mas bien a la princesa.Pero ella estaba tan concentrada en sus propios problemas que no lo noto.>—¿Qué ocurre princesa
El shock y la conmoción invadieron a Damino durante algunos instantes mientras parpadeaba, intentando traer a su recuerdo la figura de Elaine en la arcada de la biblioteca, justo antes de que escapara. Sus ojos repletos de lagrimas que luchaban por aferrarse un poco más, por parecer valiente, mientras su rostro denotaba la mas profunda de las traiciones. Una que él había provocado.Lo peor de todo, es que no tenia la menor idea de cómo había ocurrido aquello.Lanzando una mirada a su alrededor, la sonrisa pícara y carismática de la doncella atrajo su atención, haciendo que la rabia se volviera fuego en su interior.Volviéndose hacia ella con apresurado asco y desprecio, Damino la arrincono contra un estante repleto de libros, sin siquiera tocar un solo centímetro de su cuerpo, puesto que aquella simple idea lo llenaba de repudio hacia sí mismo.—¿Por qué me besaste? —escupió el con notable desprecio hacia ella.La doncella que aparentaba inocencia y gentileza, lentamente comenzó a son
Damino:Las lágrimas que él había reprimido ante la mirada del mundo, de sus súbditos y enemigos, ahora se deslizaban por sus mejillas de manera perezosa, haciendo que sus ojos oscuros se suavizaran, volviéndose tiernos y delicados, eternamente tristes. La mirada de un hombre roto.Incapaz de poder sostenerse un solo minuto más, él se dejó caer ante la sepultura de su madre, mirando la estatua en busca de alguna respuesta posible. Aquella mujer, que ahora permanecía inmortalizada en una escultura de piedra, siempre se había caracterizado por su sabiduría y bondad. Un alma gentil nacida en un mundo preparado para destruirlo todo.Igual que Elaine.Damino lo había sabido, desde el primer comienzo él había sabido a la perfección que se encontraba ante un alama pura y un corazón lleno de amor, pero había sido su propio dolor y la desesperación que le habían causado las heridas aun latientes del pasado, lo que lo habían empujado a actuar así. Había sido cruel, un hombre de poco honor y sin