Se despertó por la brisa de la ventana fría que entraba por la ventana de la cabaña, se acomodó mejor en la cama y miró la hora en su celular. Los recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente por arte de magia y eso lo hizo sonrojar de sobre manera.
Las caricias que Liam hizo la noche anterior, sus gemidos, sus gritos, todo le hizo que se sonrojara. Miró hacia un lado de la habitación y vio que estaba la bolsa que Liam había traído la noche anterior.
Tomó la nota que estaba con esta y la abrió.
Espero que la noche anterior se repita, porque me encantó como gritabas mi nombre, aquí te dejo esta ropa, espero que la uses el día que nos volvamos a ver, ya que anoche no la usaste para mí.
— ¡Feliz cumpleaños, Harold! —gritaron sus amigos, cuando Harry llegó al carro de Taolath.— Gracias. Ya dejen de decirme Harold, odio ese nombre —dijo Harry, rodando los ojos.— Ya lo sabemos. Eres un niño grande, pero jamás igual que yo —bromeó el mayor, de los chicos.— Ja. Eres un viejo, jamás serás joven de nuevo, maldito negro.— Y tu envidioso, porque este negro te gusta —dijo riendo, y Harry solo pudo darle un zape en la cabeza.— Tu jamás dejarás de ser más viejo, ni siquiera cuando te ponga las cosas que te pongas en la cara —dijo Harry, sacándole la lengua.
Harry despertó desorientado lo único que recuerda, es que estaba bailando con un chico muy atractivo, que este le había dado una bebida, pero después todo se volvió borroso para él. Pero lo que no olvido fue ver los ojos de Liam que la miraban, desde un extremo de la discoteca.Se levantó de la cama y fue al baño, sin importarle donde estaba, solo sabe que entró a ese baño desconocido y se lavó los dientes con un cepillo dental.Cuando terminó de lavarse los dientes se sintió mareado, se sostuvo de lava manos para no caerse. Buscó en uno de los estantes que estaban en el baño hasta que encontró unas aspirinas y se las tomó. Salió del baño y paró en seco cuando se dio cuenta de que esa no era su habitación y tampoco l
Harry ya se encontraba estable en la habitación del hospital, todos sus amigos estaban esperando a que el menor despierte. Liam no estaba en el hospital, se fue de allí desde que los amigos de Harry llegaron, le había pedido a una de las enfermeras que los llamara.Taolath estaba ansioso, al igual que Gideon querían saber por qué Harry estaba allí. Los padres de Harry aún estaban en camino sin saber por qué su hijo estaba en el hospital.Harry despertó mirando hacia todos lados hasta que distinguió que estaba en la habitación de un hospital. El doctor entró con unas hojas y con el ceño fruncido.— Hola, Harry —dijo con una sonrisa y Harry se la devolvió a un débil. Taolath estaba en clases y deseaba que estas ya terminaran, para ir al hospital con Gideon a recoger a Harry e ir a la casa del rizado a hacerle compañía. Ya deseaba que ese día se acabará, o mejor dicho salir del aula del profesor Devine.Josh, desde que Taolath entró a la escuela ese día no había podido dejar de mirarlo, cada vez que explicaba algo sobre francés (que era la materia que tocaba a esa hora y día) siempre miraba a Taolath quien le daba una mirada de odio y eso siempre le hacía reír en silencio.Taolath se acercó al escritorio de Josh a dejar su cuaderno y este solo lo miro de arriba hacia abajo.— Recoja los demás cuadernos, por favor —dijo con una sonrisa "Capítulo 14.
Ya había pasado una semana y Harry estaba más que feliz, o bueno casi, debido a que ya estaba en la escuela para empezar otro día más, pero que también tenía ciertos malestares que no eran de qué preocuparse. El doctor le había dicho, que los síntomas se presentaban después de los tres meses.Como siempre llegó a la escuela con Gideon y con Taolath este tenía cara de pocos amigos y caminaba cojo.Harry y Gideon iban haciéndoles bromas, pero era para ellos tres. No querían que los otros estudiantes escucharan sus charlas. Taolath solo los miraba mal, pero también en otras ocasiones los miraba ruborizados debido a que sus comentarios eran muy pervertidos.Cuando por fin llegaron a su clase de química, los es
Taolath llegó de la escuela bastante cansado. Pero aún con esa sonrisa que lo hacía caracterizar a los demás. Estaba que saltaba de alegría, su sonrisa nadie se la podía quitar del rostro.Hoy su tío preferido estaría con él, sus padres llegaron tarde a la casa y no quería ir a la casa de Harry y mucho menos a la de Gideon. Aunque fueran sus amigos él siempre ha querido pasar tiempo con su tío, solo lo veía a veces.Entró a la casa, y se trepó de inmediato sobre el hombre que estaba sentado en el sofá, frente a sus padres.— Yo también te extrañé —le dijo su tío riendo, y él rió con él.— Nop. Y
Harry y Gideon caminaban por el pasillo de la escuela, Taolath no fue a la escuela el día de hoy, por razones desconocidas para ellos dos.— ¡Buuu! —gritaron, a sus espaldas, y ambos pegaron un grito del susto que sintieron.— Santa mierda —dijo Gideon—. Ustedes se pasan de la raya.— Lo sentimos ¿Taolath no viene? —preguntó Samuel.— Nop, esta mañana nos llegó un mensaje y nos dijo que no iba a venir el día de hoy —dijo Harry, encogiéndose de hombros.— Oh que mal, yo quería verlo —dijo Samuel, y todos abrieron los ojos como platos.— Haré d
Taolath soltó un gruñido y un manotazo a la mano que acariciaba su rostro y a la voz que lo estaba llamando desde hace un buen rato. Aún no era consciente de que estaba en una casa desconocida desde la noche anterior, pero aun así se sintió más tranquilo al sentir unos brazos en su cintura.— Esto es lo que me gano por querer despertarte con cariño —bufó Josh, y Taolath abrió los ojos lentamente para darse la vuelta y ver a Josh mirándolo con una ceja levantada.— Es que tengo sueño aun, déjame dormir —se quejó el menor cerrando los ojos y Josh rodó los ojos.— Sí que eres quisquilloso. Tienes que ir a la escuela —su voz sonó como la de una madre sobreprotectora.<