Capítulo 22.

Taolath y Gideon se encontraban de camino hacia la casa del rizado como ya era costumbre, solo que esta vez se llevarían una gran sorpresa. Una vez que estaciono el auto, frunció el ceño cuando vio en la casa de Harry muchos hombres de trajes negros parados con armas.

— Pero... ¿Qué mierda? —soltó el moreno.

— No pueden estar aquí, jóvenes —se les acercó uno de los gorilas.

— Nosotros solo hemos venido a buscar a Harry Hamilton —dijo Gideon y el hombre asintió.

— Sus nombres, por favor —miró a Taolath y viceversa.

— Gideon Labrot y Taolath Praz —respondió el morocho.

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