Harry se levantó como todos los días como de costumbre, para ir a la escuela. Va al baño y dura en la ducha quince minutos.
Se coloca el uniforme, peina su manta de rizos y sale de su habitación. Ve a sus padres desayunando como de costumbre, su madre viendo revistas de moda y su padre con el periódico. Eso no es nuevo para él.
— Buenos días, padres —saludó, tomando un poco de jugo de naranja.
— Buenos días, hijo —respondió su padre, bajando el periódico para observarlo.
— Buenos días, hijo —contestó su madre, sin apartar la vista de la revista.
—Ya me tengo que ir, ya es un poco tarde —tomó su mochila.
— ¿No vas a desayunar? —preguntó Desmond, y él niega con la cabeza.
— No, papá. Mis amigos vendrán por mí, nos vemos después —dicho eso, sale por la puerta sin importar lo que digan sus padres.
Ya afuera de su inmensa casa estaban sus dos mejores amigos, Gideon y Taolath en el auto de este último.
— ¿Cómo están? —preguntó Harry, después de entrar a la parte de atrás del carro de Taolath.
— Mal, ¿Se te olvidó que hoy viene un nuevo profesor? —preguntó Taolath, comenzando a conducir.
— Sí, y dicen que es muy estricto con sus estudiantes —comentó Gideon, mirando a Harry y éste frunce el ceño.
— Esto sí que está mal, si ese hombre es así de estricto como dicen, no me quiero ni imaginar las cosas que les hará a ustedes dos, son muy perezosos con las tareas, pero más Taolath —bromeó, y el mencionado lo mira mal por el espejo retrovisor.
— Sí, Harry, gracias por tu comentario que no se necesitaba en este momento —respondió sarcásticamente.
— Es cierto, Taolath, eres un asco con las tareas —Gideon ríe, y Harry le sigue.
— ¿Tú también, Gideon? Eres cruel conmigo. Te odio —hizo un puchero.
— Ya no te enojes, amor, ese idiota no sabe lo que dice —bromeó Harry.
— Harry si me quiere.
— ¿A esa cosa con rizos si y a este rubio no? Terminamos —se enojó.
— No, amor, tú eres el único. Ven dame un beso y olvídate de ese idiota.
Siguieron haciendo bromas para molestar a Taolath y éste sólo se quedaba callado y maldiciendo en voz baja. Llegaron al instituto y cada quien se fue a su casillero. Harry buscó los libros que iba a utilizar el día completo y dejó los que no.
Se dirigió hacia el aula, cuando entró había muy pocas personas. Se sentó en la primera fila del asiento que está delante del escritorio del profesor para esperar que éste llegue. Sus amigos llegaron y se fueron a sentar en la parte de atrás, como siempre.
Tocaron el timbre y los estudiantes entraron más rápido que de costumbre y eso provocó que frunza el ceño. ¿Tan malo era el profesor para que todo el mundo entre como loco?
Pasaron unos pocos segundos y entró un hombre alto, pelo castaño, ojos marrones y labios deseables, pero eso a Harry no le importó en lo más mínimo. Claro está; en ese momento.
— Buenos días, alumnos —saludó el profesor, cuando puso su maletín en el escritorio.
— Buenos días, profesor —respondieron todos, al mismo tiempo.
— Soy el profesor Liam Jackson, seré su profesor durante todo este año escolar. Todas las asignaturas o materias que le daba su anterior maestro se las daré yo, ¿Tienen alguna pregunta? —preguntó, con la voz profunda, y seria.
— ¿Cuántos años tiene? —preguntó una chica, de pelo rizo.
— Tengo veintiséis años, otra pregunta.
— ¿Usted va estar todo el año con nosotros? —Harry puso los ojos en blanco cuando esa chica hizo esa pregunta.
— Si ya se lo he dicho anteriormente, por todo este semestre seré su profesor — contestó, serio — Si no hay más preguntas, comenzaré a pasar la lista — toma una hoja.
Comenzó a pasar los nombres hasta que llegó al nombre de Harry.
— Hamilton, Harry Hamilton —mencionó, y Harry levantó su mano.
— Presente, profesor —respondió, y Liam lo miró por unos segundos que parecieron eternidad para él.
Terminó de pasar la lista y comenzó a dar la clase, puso algunos ejercicios de matemáticas en la pizarra y todos comenzaron a hacerlos.
Harry estaba muy concentrado resolviendolos, que no se percató de la mirada de lujuria que le echaba el profesor. En un momento dado Harry levanta la vista y se topó con la mirada penetrante de Liam , pero rápidamente bajo la mirada totalmente sonrojado.
Había un ejercicio que no podía resolver.
— Profesor —lo llamó—. ¿Le puedo hacer una pregunta? —preguntó, nervioso.
— Sí. Ven aquí — respondió, Harry se levanta, y va donde Liam .
— Esto no me cuadra, aquí Y es quince, pero si multiplicamos da veinticinco no entiendo —explicó, con el ceño fruncido.
— Si multiplicas por tres con este denominador te dará la cantidad que buscas —respondió, cerca de su oído y esto provocó que Harry se pusiera nervioso.
— Gracias —murmuró nervioso, mientras volvía a donde estaba sentado anteriormente.
Siguió haciendo los demás ejercicios, como el profesor le había indicado. Pero la mirada de Liam era demasiado penetrante, que en toda la clase puso a Harry nervioso.
El timbre sonó y todos comenzaron a recoger sus cosas para salir de allí.
— Hamilton, quédese —ordenó con voz potente y dominante.
Harry miró a sus dos amigos.
— Vayan, iré después —comunicó mirándolos.
— Sí. Te esperamos en la cafetería —le contestó Gideon, y ambos salieron del aula. El profesor se dirigió hacia la puerta y le puso seguro, esto provocó que Harry diera un brinco del susto.
— No sabes por qué estás aquí ¿Cierto? — dijo, en un susurro, logrando que Harry se asustara más de lo que ya estaba.
— N-no, p-profesor — contestó tartamudeando, y logrando que Liam sonriera, por eso. Harry no lo notó porque estaba de espaldas a él.
— En toda la clase no he parado de ver tu rostro, en tus deseables labios, en todo lo curvilíneo que es tu cuerpo —explicó, dándole la vuelta para que Harry sintiera su erección contra su abdomen.
— P-profesor, e-esto está mal —dijo intentando apartarlo de él, pero le era imposible porque Liam es más fuerte que él.
— ¿Por qué está mal, Harry? —preguntó "inocentemente".
— Porque usted es mi profesor y apenas entró hoy a dar clases —respondió intentando no tartamudear y soñar firme, pero lo último no le funcionó.
— Eso a mí no me importa, Harry. Lo que yo quiero lo consigo a las buenas o a las malas, así que es mejor que no pongas resistencia —susurró cerca de sus labios.
Harry ya no podía contener las lágrimas por mucho tiempo, él no se explicaba cómo un profesor que dicen que es sumamente estricto le haga esto a un estudiante. Harry estaba con sus hermosos ojos ya lagrimosos, él no quería que lo que estaba pensando se hiciera realidad en ese momento.
Él nunca se sintió atraído por algún hombre ni por ninguna mujer, él era muy aplicado. Él no era de esos chicos que andaban de cama en cama detrás de cualquier chica.
— Pero yo no quiero, déjeme ir se lo suplico —sollozó bajando su bella y hermosa mirada.
— Pero yo sí y si tu no haces lo que yo te diga te irá mal, porque todo lo que quiero lo consigo dice en el oído de rizado.
Sin que el rizado se diera cuenta, le dio un beso con posesión, pasión y rudeza en los labios.
Tomó el rostro de Harry en sus manos para que él no retrocediera, su lengua entró sin ningún permiso a su boca y esto provocó que el rizado soltara lágrimas en medio del beso. Harry intentaba apartarlo, pero Liam era más fuerte que él. El beso Liam lo hizo más fogoso que antes, sus manos fueron bajando hasta su trasero apretándolo con fuerza.
— Profesor, deténgase, yo no quiero esto, usted es mayor que yo, lo pueden meter a prisión por esto —suplicó Harry intentado convencerlo, pero no tuvo resultado.
— Ya te dije que lo que quiero lo consigo y tú no vas hacer la excepción a esto, la policía no puede hacerme nada, yo soy la ley así que vas hacer todo lo que yo te diga —espetó para atacar sus labios nuevamente como lo estaba haciendo antes.
Tomó las piernas de Harry haciendo que este las enrollara en su cintura y caminar hacia el escritorio y dejar a Harry sobre este con él arriba pero sin aplastarlo. Comenzó a pasar sus manos por debajo de la camisa de Harry provocando que el menor suelte un sollozo y eso enfureció a Liam .
— Es mejor que dejes de llorar de una buena vez por todas, ya me están cansando tus malditos llantos, sólo me conoces en mi forma pacífica, pero no en mi forma agresiva, dominante y violenta, así que deja de llorar —Harry solo pudo asentir.
Unos toques en la puerta se hicieron presentes y Liam maldijo una y mil veces a la persona que estaba tocando.
— ¿Harry, estás ahí? —preguntó Taolath, del otro lado de la puerta.
— Si, Taolath, en un momento salgo —contestó rápidamente, antes de que Liam dijera algo. Liam lo miró mal, pero se levantó de allí.
— Esto no se queda así, Harry, para la próxima no te escapas —expusó dándole un beso en los labios y abriendo la puerta.
Harry tomó su mochila del piso y asintió. Antes de salir del aula secó sus lágrimas. Salió del aula y vio a sus dos amigos que estaban en la entrada con los brazos cruzados.
— ¿Nos vamos? — pregunta, intentado que sus amigos no notarán sus nervios y que su camisa no estaba en su lugar.
— Si, Harry, pero tendrás que darme una buena explicación —él solamente asiente.
Harry lo único que pensaba era en cómo iba a salir de ese problema.
El receso pasó rápido, sus amigos le hicieron preguntas del por qué se había quedado en el aula con el profesor la mayor parte del receso. Les mintió descaradamente, les dijo que estaba haciendo un trabajo de suma importancia con el profesor y que por eso tenía la camisa fuera del uniforme. Sus amigos no le creyeron del todo pero le dijeron que estaba bien y que no se preocupara.Cuando el receso acabó todos se levantaron de las mesas, y caminaron hacia su siguiente clase a Harry se le revolvió el estómago de solo pensar que su siguiente clase era con Liam Jackson, su peor pesadilla.— Chicos, tengo que ir al baño —dijo Harry agarrándose el estómago y la cabeza.— ¿Estás bien, Hazz? ¿Tienes algo
Harry caminaba por las frías calles de Londres, estaba asustado. Estaba vestido con unos pantalones ajustados y una polera negra con un abrigo que le tapaba del frío que estaba haciendo. Tenía su mochila colgada en su hombro con algo de ropa.Les tuvo que mentir a sus padres diciendo que tenía que hacer un trabajo en casa de Gideon y que no volvería hasta el día siguiente en la tarde o en la noche.Tenía el labio entre sus dientes ligeramente mordido, sus nervios estaban muy a flote en esos momentos. Caminó por una de las calles más prestigiosas de todo el barrio de donde vivía. Frunció el ceño al ver las residencias, era de todo tipo.Se detuvo frente a la casa que estaba en la dirección toco el timbre de la puerta y sus nerv
Liam fue el primero en despertar, por una suave respiración que sentía en su cuello y unos rizos que le hacían cosquillas en la nariz. Cuando por fin abrió los ojos se percató de que Harry aún seguía arriba de él desnudo y no pudo evitar sentir como la sangre se iba hacia su miembro.Pasó sus manos por la espalda dañada de este hasta llegar a su trasero y apretarlo, escuchando un jadeo de dolor por parte de Harry y lo apretó aún más fuerte que la vez anterior.Harry se removió incómodo al sentir como alguien apretaba su trasero adolorido así que despertó extrañado y a dolorido en la parte baja de su espalda. Cuando abrió los ojos se percató de la mirada de lujuria que tenía Liam y se asustó bastante así
Harry se despertó al sentir su despertador sonar más de una vez, y eso lo hizo sentir frustrado. Lo apagó, y cuando lo hizo se sintió débil. Llevó una de sus manos a la frente y la sintió caliente, así que dedujo que tenía fiebre. Suspiró cansado y cerró los ojos un momento para volver a abrirlos.Mirando la hora en el reloj que tenía en la mesita de noche y vio que eran las diez de la mañana. No iría a la escuela de cualquier modo. Se levantó de la cama sintiendo un ardor en la parte baja de su espalda. Caminó hacia el baño para llenar la bañera con agua a temperatura para ver si la fiebre le bajaba aunque sea un poco.Volvió a su habitación para ver si tenía alguna llamada de alguno de sus amigos y efectivamente as
Así como el viernes paso así mismo llegó el lunes y eso significaba una cosa, era día de escuela. Era la última semana y todos estaban más que felices ya que no tenían que ir más a la escuela hasta enero.Harry estaba en su casa, echaba chispas por los ojos por el coraje que sentía en esos momentos por culpa de Taolath ya que era más de las siete y treinta; y él tenía que estar en la escuela antes de esa hora.Él nunca ha llegado tarde a la escuela y por culpa de Taolath hoy será su día. Después de que Liam se fuera sin darse cuenta se sintió mejor y pasó lo que quedaba del viernes con sus amigos, hasta que se tuvieron que ir a sus casas. El sábado habló con su madre y le preguntó porque ella le había di
Las clases terminaron por ese día y Harry se sintió mejor que antes, sus amigos lo ayudaron bastante haciéndolo reír por cualquier cosa, hasta el profesor de idiomas, ósea, Josh les llamó la atención más de una vez para que hicieran silencio en su clase, pero a los pocos minutos volvían con las risas.Josh por un lado estaba feliz, veía mucho mejor a Harry que esa mañana, pero en algunos momentos lo veía distraído, pero después cambiaba su rostro cuando Gideon o Taolath le decía él algo al oído, a Josh no le gustaba como Taolath se acercaba a Harry, estaba celoso, aunque no lo demostrara.Harry recogió sus cosas al igual que los chicos y salieron del salón sin mirar a nadie. No se percataron de tres pares de ojos que los veí
Ya había pasado una semana desde que Liam había violado a Harry, por tercera vez. Harry después de que Liam se fuera, se levantó como pudo de la cama, fue hacia el baño para lavarse todo el cuerpo y quitar las huellas que tenía en el brazo por culpa de Liam.Después del baño fue hacia la habitación de su madre y tomó unas pastillas del día después. No quiera tener un hijo producto de una violación.Después de todo eso se fue a dormir, ya que al día siguiente tenía clases.Esa semana fue la peor para Harry, ni siquiera se podía mover, su cadera y trasero le dolían como los mil infiernos. Pero como siempre Liam se las arregló para que Harry le hiciera unas cuantas mamadas esa semana.
Harry ya se sentía un poco mejor, pero no quiso salir de su habitación en todo el día, tenía miedo de encontrarse con Liam . Gruñó enojado y tirando las sábanas al piso mientras se levantaba, necesitaba salir de la habitación antes de que Liam llegara.Buscó un abrigo y se lo colocó, para luego salir de la habitación y chocar con un pecho duro. Tragó saliva cuando se dio cuenta que la persona que tenía enfrente era Liam , quien tenía una bolsa pequeña en la mano.— ¿A dónde vas? —preguntó el mayor, con el ceño fruncido.— A caminar un rato —susurró, con temor en su voz.— Me estás mintiendo, estoy