Las vacaciones habían pasado en un abrir y cerrar de ojos y decidí disfrutar mi último día en Green Lake haciendo un viaje con Jenni y mis padres a la playa. En esta parte de Seattle el sol era una recompensa, así que debíamos aprovechar este día soleado al máximo. Me dejé envolver por la calidez de aquella tarde, sin poder apartar de mi mente que en un par de horas regresaría a la nefasta realidad que me tocó. Temía, más que la primera vez que me fui, regresar a Duke. Presentía que las cosas no irían tan bien al volver ahora y deseaba dejar de sentirme tan insegura, pero era algo que no podía evitar.
—Te extrañaré. Estos días se fueron como agua —comentó Jenni mientras nos cogíamos de la mano y caminábamos para mojarnos los pies en la playa.
—Regresaré para Navidad, Jenni, espero que el tiemp
Mi regreso a Duke había sido desastroso, por no decir algo peor y ya no sabía que era verdad y que era mentira. Caminar por los pasillos era un total calvario, miraba a las personas con temor y me mantenía lo más alejada posible, porque los vampiros, los malditos vampiros si existían y el chico que me gustaba era uno de ellos.Joseph me observaba cada día desde la distancia y su mirada era una advertencia para cualquiera que intentara acercarse. Lo comprobé aquel día en el que Will se acercó a mí para saludarme, no sé lo que hizo, pero desde aquél día el chico ni siquiera quería verme. Cuando estaba cerca lo sentía y la sangre se me helaba cada vez que miraba aquellos ojos amarillentos y recordaba como en un pestañear podían cambiar, pero aun sabiendo los peligros, aun siendo consciente de que entre él y yo era imposible tener algo, me picaba la curios
Anastasia se mantuvo neutra después del episodio con la anciana de la librería, me hablaba de nuevo solo lo necesario y se cercioraba de que nuestros encuentros fueran muy pocos. En la última semana quizás la había visto unas tres veces. Entraba y salía con cierta urgencia y aquella mañana se le había hecho tarde para su primera clase, puesto que la noche anterior ni siquiera me fijé a qué hora había llegado.—Creo que llegarás tarde a clase —dije unas octavas más alto de lo normal, para ver si con aquello se animaba a salir de la cama.—No estoy de humor para clases —dijo con voz ronca y mirándome por el rabillo del ojo.—Como quieras — Sentencié mientras me dirigía hacia la puerta. Anastasia volvió a cubrir su cabeza con las mantas.—No te metas en problemas mientras estés fuera, Scott &m
Cuando despiertas de un coma, según aquellos que han pasado por esa situación, lo haces totalmente desorientado, porque, aunque quizás por momentos hayas escuchado voces que te llaman por tu nombre y te alientan a abrir los ojos, el simple hecho de volver a la realidad es algo confuso. ¿Seguirás dormido? ¿Será un espejismo de lo que tu mente en realidad desea en aquel momento? ¿Será una mentira, una a la cual te encuentras aferrado y no te quieres soltar? Así estaba yo en aquel momento, aunque en mi caso estaba despertando a una espeluznante realidad.—Mi familia ha estado protegiendo a los humanos desde hace más de cien años —miré a Anastasia fijamente a los ojos aún sin comprender del todo sus palabras—. Cada humano en el mundo tiene un guardián, uno que se encarga de protegerlo de los vampiros —negué con la cabeza puesto que aquello para m
La noche había caído y mis nervios se incrementaban mientras se iba acercando la hora, pero tenía que mostrarme serena y calmada, como si todo estuviese en su lugar, puesto que Ana no me quitaba la mirada de encima y eso me tenía aún más estresada. No saber cómo saldría de allí era algo que me estaba provocando dolor de cabeza. Aproveché el momento exacto en que mi guardiana decidió darse un baño y simulé que me iba a dormir porque, aunque aquella chica estuviese entrenada para matar vampiros, era humana y en algún momento iría a dormir, aquella era mi única oportunidad, por estúpida que parezca era la única forma de salir de aquella habitación.Escuché la puerta del baño abrirse y cerrarse, luego el rechinar de la cama de Ana. Esta soltó un suspiro cansado y luego apagó la luz de su lámpara de noche. Yo me hab
Permití que Jasmine me arrastrara al interior de aquel lugar, aunque en ningún momento levanté la mirada para observar a los allí presentes, sabía lo que eran y lo sabía con certeza por el miedo que crecía en mi interior, con cada paso que daba sabía que estaba más cerca de la muerte y comencé a sollozar aunque trate de ahogar con mis manos el sonido de aquellos sollozos. Era tan duro saberme presa de aquella situación, pero yo misma me lo había buscado y en mi cabeza resonaban ahora las palabras de Joseph: «Esta noche la luna será escarlata y por nada del mundo, escucha bien, por nada del mundo, debes salir de aquellas cuatro paredes, después de esta noche muchas cosas cambiaran».Nuestros pasos cesaron y me atreví a levantar la cabeza. Estábamos de pie frente a una gran mesa rectangular donde varios vampiros se encontraban reunidos. Todos llevaban pues
Me había desplomado sobre aquel piso de tierra, podía sentir como se clavaban en mi espalda las pequeñas piedras que acompañaban aquel duro suelo, quise levantarme, pero no pude, todo mi cuerpo se encontraba entumecido y solo decidí quedarme allí, mirando por la abertura que mostraba aquel techo de madera. La luna ya había perdido aquel color anaranjado y me imaginaba que el amanecer se acercaba aunque no lo esperaba con mucho entusiasmo, era el primer amanecer en que me sabía perdida. Aquel beso de Joseph, todo lo acontecido en esta sombría noche había cambiado muchas cosas en mí.—Lara —miré a mi costado donde Ana se encontraba arrodillada, pero no pude pronunciar palabra—.Parece que está en shock —dijo ahora dirigiéndose a otra persona.—Lo importante es que está a salvo —miré hacia arriba donde un Will, algo borroso ant
La noche había caído cuando llegue a Green Lake y una abrumadora sensación de temor me recorrió todo el cuerpo, el escalofrío no se hizo esperar y al bajar cada peldaño de la escalinata de aquel avión, en vez de sentir seguridad por estar de vuelta en casa, a lo que conozco, en vez de sentirme a salvo, me sentía más insegura, como si la pesadilla no se hubiese quedado en Inglaterra, como si estar aquí solo fuese una continuación de aquella terrible realidad.—Señorita Scott —dijo una voz ronca y penetrante detrás de mí, una voz que no conocía. Me detuve en seco en medio de aquel inmenso aeropuerto y giré sobre mis talones. Casi echo a correr al mirar a aquellos dos hombres, pero uno de ellos sacó del bolsillo de su chaqueta una insignia, la de los guardianes—. Soy James Lewis —dijo extendiendo su mano.—Arnaldo Santos &mda
Los días siguientes a la extraña despedida con Joseph los pasé con la mente en blanco. Mamá estaba algo histérica con mi actitud y papá solo me observaba sin decir nada. Jenni venía todos los días, pero siempre salía decepcionada, por más que trataba de hacerme sentir mejor, yo seguía igual, mi cabeza estaba con un bloqueo del cual no quería salir y todo lo que hacía en el día a día era de manera mecánica, despertaba, me duchaba, desayunaba, intentaba sin éxito leer un libro y luego por las noches me encerraba en mi habitación con la extraña sensación de que Joseph estaba ahí, observándome en la lejanía, acechando a su presa y la piel se me ponía de gallina.Las pocas noches en las que podía conciliar el sueño siempre venía acompañado por una pesadilla relacionada con Joseph, pero no