Permití que Jasmine me arrastrara al interior de aquel lugar, aunque en ningún momento levanté la mirada para observar a los allí presentes, sabía lo que eran y lo sabía con certeza por el miedo que crecía en mi interior, con cada paso que daba sabía que estaba más cerca de la muerte y comencé a sollozar aunque trate de ahogar con mis manos el sonido de aquellos sollozos. Era tan duro saberme presa de aquella situación, pero yo misma me lo había buscado y en mi cabeza resonaban ahora las palabras de Joseph: «Esta noche la luna será escarlata y por nada del mundo, escucha bien, por nada del mundo, debes salir de aquellas cuatro paredes, después de esta noche muchas cosas cambiaran».
Nuestros pasos cesaron y me atreví a levantar la cabeza. Estábamos de pie frente a una gran mesa rectangular donde varios vampiros se encontraban reunidos. Todos llevaban pues
Me había desplomado sobre aquel piso de tierra, podía sentir como se clavaban en mi espalda las pequeñas piedras que acompañaban aquel duro suelo, quise levantarme, pero no pude, todo mi cuerpo se encontraba entumecido y solo decidí quedarme allí, mirando por la abertura que mostraba aquel techo de madera. La luna ya había perdido aquel color anaranjado y me imaginaba que el amanecer se acercaba aunque no lo esperaba con mucho entusiasmo, era el primer amanecer en que me sabía perdida. Aquel beso de Joseph, todo lo acontecido en esta sombría noche había cambiado muchas cosas en mí.—Lara —miré a mi costado donde Ana se encontraba arrodillada, pero no pude pronunciar palabra—.Parece que está en shock —dijo ahora dirigiéndose a otra persona.—Lo importante es que está a salvo —miré hacia arriba donde un Will, algo borroso ant
La noche había caído cuando llegue a Green Lake y una abrumadora sensación de temor me recorrió todo el cuerpo, el escalofrío no se hizo esperar y al bajar cada peldaño de la escalinata de aquel avión, en vez de sentir seguridad por estar de vuelta en casa, a lo que conozco, en vez de sentirme a salvo, me sentía más insegura, como si la pesadilla no se hubiese quedado en Inglaterra, como si estar aquí solo fuese una continuación de aquella terrible realidad.—Señorita Scott —dijo una voz ronca y penetrante detrás de mí, una voz que no conocía. Me detuve en seco en medio de aquel inmenso aeropuerto y giré sobre mis talones. Casi echo a correr al mirar a aquellos dos hombres, pero uno de ellos sacó del bolsillo de su chaqueta una insignia, la de los guardianes—. Soy James Lewis —dijo extendiendo su mano.—Arnaldo Santos &mda
Los días siguientes a la extraña despedida con Joseph los pasé con la mente en blanco. Mamá estaba algo histérica con mi actitud y papá solo me observaba sin decir nada. Jenni venía todos los días, pero siempre salía decepcionada, por más que trataba de hacerme sentir mejor, yo seguía igual, mi cabeza estaba con un bloqueo del cual no quería salir y todo lo que hacía en el día a día era de manera mecánica, despertaba, me duchaba, desayunaba, intentaba sin éxito leer un libro y luego por las noches me encerraba en mi habitación con la extraña sensación de que Joseph estaba ahí, observándome en la lejanía, acechando a su presa y la piel se me ponía de gallina.Las pocas noches en las que podía conciliar el sueño siempre venía acompañado por una pesadilla relacionada con Joseph, pero no
La bestia se puso de pie, hizo un gesto de respeto a mis padres y a mí me regaló una sonrisa de esas que profetizan lo que pasará en el futuro y cuando desapareció detrás de la puerta y escuché las llantas rechinar en nuestra entrada volví en mí. Larabet y Vicent me miraban con detenimiento, como sin poder entender mi actitud. Siempre he sido educada, pero lo que mis padres no sabían era que detrás de aquel rostro aterciopelado se escondía el peor de los depredadores.—¿Qué ocurre? —preguntó mi padre caminando hacia mi despacio y relajando el rostro sonreí.—Solo me sorprendió un poco —dije mintiéndole con descaro—. Iré arriba, mañana será otro día —mi padre miró a mi madre confuso, pero ¿Qué más podía hacer yo, decirles que los había venido a visi
Ese lunes era mi primer día en Seattle University, Jenni estaba muy entusiasmada porque asistiríamos juntas a clase. Parecía que se le habían olvidado los hechos de la semana anterior o simplemente estaba disimulando bastante bien. De Joseph no había sabido nada y me sentía aliviada en parte, pero presentía que su ausencia no era nada bueno, algo se traía entre manos, algo que tenía que ver conmigo.—¿Lista para tu primer día? —Jenni pronunció aquellas palabras con falso entusiasmo, pero no le hice ningún comentario al respecto.—Completamente —dije regalándole la sonrisa más falsa del mundo. Si se dio cuenta, ni siquiera lo mencionó.Cuando llegamos al campus todo estaba normal. Lo que pasó hace una semana parecía olvidado. Jenni comenzó a saludar personas, mi amiga había sido siempre de lo má
Una bombilla con la luz muy pobre se movía de un lado a otro. Comencé a abrir mis ojos despacio, pero veía todo borroso. Los cerré y abrí un par de veces para poder ver claro. ¿Por qué rayos estoy mirando mis pies? ¿Por qué no me puedo mover?, pensé. Cuando al fin mis ojos se acostumbraron a la luz me di cuenta que estaba sentada, atada de pies y manos. Levanté la cabeza y caí en la cuenta de por qué me dolía tanto el cuello. Sentía como si un camión me hubiese pasado por encima y cuando levanté los ojos, ahí estaba Joseph sentando frente a mí en un sillón de piel color negro. Tenía la ropa rasgada y llena de sangre, seguramente la sangre de Drake.—Despertó la bella durmiente —dijo en tono burlón.—¿Por qué me tienes atada, Joseph? —pregunté y me sorprendí al
Me sentí extraña al regresar a Inglaterra, la última vez que estuve aquí mi guardiana me advirtió que no regresara, pero el destino tenía algo distinto para mí, sólo me alegraba el hecho de volver a ver a mis amigos, extrañaba a Anastasia y su mala cara, la simpatía de Will y la indiferencia, en muchas ocasiones, de Nicole. Realmente tenía amigos raros.El rostro de Anastasia estaba endurecido, sentí un golpe seco en el estómago, pero debía aguantarme. Cuando la llamé ya sabía que todo estaba mal y cuando le mencioné a Drake no dijo palabra alguna, pero sabía que su debate interno era intenso. Dejar que un licántropo entrará en la sede sin que los demás sospecharan iba a ser la hazaña más peligrosa del mundo. Además. si algo salía mal, las consecuencias las tendría que pagar mi amiga.&mdas
No esperé al amanecer, me fui al área donde se guardaban los coches de la sede y cogí las llaves de uno de ellos, di al botón de la alarma y las luces del Audi parpadearon, me apresuré a subir en él y a salir de allí. No podía perder tiempo, lancé mi mochila al lado del copiloto y arranqué. Desconocía cómo llegar, las veces que había estado en la mansión Wiltipire todo estaba oscuro y fue muy difícil ver el camino.Llegué a la parte trasera de la universidad y me detuve justo en el lugar donde me recogieron aquel día. Seguí adelante, derecha izquierda, derecha o izquierda decía en mi cabeza y recordé que había ningún desvió, todo el camino era recto. Unas dos horas después, mis ojos visualizaron una vía estrecha, era la entrada porque estaba adornada por una extensa cortina de árboles.Me a