Una bombilla con la luz muy pobre se movía de un lado a otro. Comencé a abrir mis ojos despacio, pero veía todo borroso. Los cerré y abrí un par de veces para poder ver claro. ¿Por qué rayos estoy mirando mis pies? ¿Por qué no me puedo mover?, pensé. Cuando al fin mis ojos se acostumbraron a la luz me di cuenta que estaba sentada, atada de pies y manos. Levanté la cabeza y caí en la cuenta de por qué me dolía tanto el cuello. Sentía como si un camión me hubiese pasado por encima y cuando levanté los ojos, ahí estaba Joseph sentando frente a mí en un sillón de piel color negro. Tenía la ropa rasgada y llena de sangre, seguramente la sangre de Drake.
—Despertó la bella durmiente —dijo en tono burlón.
—¿Por qué me tienes atada, Joseph? —pregunté y me sorprendí al
Me sentí extraña al regresar a Inglaterra, la última vez que estuve aquí mi guardiana me advirtió que no regresara, pero el destino tenía algo distinto para mí, sólo me alegraba el hecho de volver a ver a mis amigos, extrañaba a Anastasia y su mala cara, la simpatía de Will y la indiferencia, en muchas ocasiones, de Nicole. Realmente tenía amigos raros.El rostro de Anastasia estaba endurecido, sentí un golpe seco en el estómago, pero debía aguantarme. Cuando la llamé ya sabía que todo estaba mal y cuando le mencioné a Drake no dijo palabra alguna, pero sabía que su debate interno era intenso. Dejar que un licántropo entrará en la sede sin que los demás sospecharan iba a ser la hazaña más peligrosa del mundo. Además. si algo salía mal, las consecuencias las tendría que pagar mi amiga.&mdas
No esperé al amanecer, me fui al área donde se guardaban los coches de la sede y cogí las llaves de uno de ellos, di al botón de la alarma y las luces del Audi parpadearon, me apresuré a subir en él y a salir de allí. No podía perder tiempo, lancé mi mochila al lado del copiloto y arranqué. Desconocía cómo llegar, las veces que había estado en la mansión Wiltipire todo estaba oscuro y fue muy difícil ver el camino.Llegué a la parte trasera de la universidad y me detuve justo en el lugar donde me recogieron aquel día. Seguí adelante, derecha izquierda, derecha o izquierda decía en mi cabeza y recordé que había ningún desvió, todo el camino era recto. Unas dos horas después, mis ojos visualizaron una vía estrecha, era la entrada porque estaba adornada por una extensa cortina de árboles.Me a
¿Qué ha sido de mi vida?, hace apenas unos meses era una chica normal, con problemas normales, con un novio normal, que vivía en un mundo aparentemente normal, pero ahora todo es distinto. Soy diferente y mientras más pasa el tiempo, mi fuerza sobrenatural aumenta y mi deseo de sangre también. Sigo alimentándome con comida humana, pero eso no me sacia del todo. No ha habido señales de los vampiros en estos días, pero no me confío del todo, siempre estoy al acecho, esperando el momento en el que él aparezca de nuevo.—Lara ¡Vámonos! —vociferó Jenni desde la parte baja de la casa. Habíamos regresado a nuestra rutina por petición de Anastasia, aunque nada regresaría a ser como antes.—Si dejas de presionarme creo que puedo terminar —grité a Jenni desde mi cuarto. Por momentos se puede volver desesperante.Vuelvo a
—Soy un monstro —dijo Isabela ocultando su rostro traslucido en sus manos y al no sentir sus lágrimas se desesperó un poco más.—Esto no está saliendo como esperaba —dije llevando las manos sobre mi cabeza.—Le dices a una chica que ya no es humana y quieres que salga bien —Jenni resaltó lo obvio y tuve que darle la razón.Después del episodio en la universidad no me aparté ni un solo momento de Isabela, debía concientizarla, debía advertirle sobre los riesgos que corrían todas las personas a su alrededor, ella ya no sería más la chica común y corriente, que andaba de un lado a otro viviendo su vida normal, ahora era un ser oscuro que sólo saciaría su sed con sangre y eso significaba hacer mucho daño.—¿Qué hago ahora? —dijo con la voz ahogada entre sollozos secos, sus lagrimal
Mi cuerpo estaba entumecido y mi cabeza sumida en una oscuridad profunda, sentí que algo golpeaba mis pies, era frío y mojado, como cuando me mojaba los pies en aquellos veranos calurosos con la diferencia que ahora el frío me pelaba la piel. Escuché voces en la distancia y unos pequeños puntos blancos que se aproximaban a toda velocidad a donde me encontraba, entonces oí la voz de Jennifer, seguida por la de Drake y por último la de Anastasia.—Está en shock —dijo mi guardiana. Abrió uno de mis ojos y lo iluminó con una linterna, mi ojo se puso como loco. Quise decirle que no hiciera eso, pero sólo logre carraspear.—No te esfuerzas —dijo Jenni con la voz llorosa—. Ya estamos aquí.Sentí algo resbaladizo en mi mano y recordé por fragmentos lo que había pasado esta noche, sentí una punzada tan fuerte en mi brazo que un gri
La puerta de entrada estaba destrozada, había cristales rotos por todos lados, me adentré en la cabaña y encontré a Emma tirada sobre la alfombra en medio de la sala, corrí hacia ella y me arrrodillé a su lado, coloqué su cabeza sobre mis piernas y vi que algo sobresalía de su hombro derecho, lo miré con asombro, tenía una daga incrustada allí.—Sácalo de ahí rápido, Lara —su voz sonaba desesperada.Comencé a sacar la daga despacio y por cómo se retorcía, sé que estaba doliéndole demasiado. Un líquido goteaba de ella, era de un color plateado con escarlata.—¿Qué es ese líquido? —pregunté. La respiración de Emma era dificultosa y su cara reflejaba dolor y angustia.—Es «platirium» —dijo con cierta dificultad—. Un veneno utilizado
Cuando miré a mi espalda, Emma corría detrás de mí. Verla me hizo sentir aliviada, su habilidad ahora mismo me sería de mucha ayuda. Las dos comenzamos a movernos con rapidez por aquel pasadizo para llamar la atención de los neófitos que cayeron muy rápido en nuestra trampa. Emma propinó un par de patadas a uno, haciéndole caer al suelo, le arrancó la cabeza sin ninguna piedad. Drake se unió a nosotras y usaba sus garras de plata para hacer trizas a todo el que se interpusiera ante él, y yo utilizaba mi hacha y toda la destreza que había adquirido con mis poderes vampíricos.—Lara, sigue adelante. Nosotros nos encargamos aquí —dijo Anastasia uniéndose a los chicos.—¿Y los demás? —pregunté con preocupación.—Cuidando nuestras espaldas. ¡Ahora lárgate, Scott! —me mir&oac
Un año después—Amor, ¿quieres que llame al doctor? Estas más pálida que de costumbre —dijo Joseph mirándome con mucha preocupación.Son las 4:00 am y no he parado de vomitar en toda la noche, ya no tengo fuerzas para nada, siento dolores insoportables en mi abdomen y no quiero ir al hospital. Llevo una semana en este proceso, mintiendo a Joseph, tengo tanto temor de decirle que estoy embarazada. Joseph me ayudó a ponerme de pie. Cuando le dije que ya me sentía un poco mejor, me llevó al lavado para que me enjuagara la boca, luego él me cogió en sus brazos y me dejó sobre la cama, mis ojos estaban pesados y sentía mi cabeza dando muchas vueltas.—¿Qué te pasa, mi hermosa? —dijo haciendo una pausa, yo no dije nada— ¿Por qué no quieres contármelo? Fue lo último que escuch