42.

Se acerca a mí, al mismo tiempo que los murciélagos han desaparecido, me extiende algo con su otra mano, es mi revólver, no puedo evitar sonreír, lo tomo y noto como me guiña un ojo. Cuando volteo hacia Tristán y Cliff levanto mi mano armada, tomo puntería y jalo el gatillo dos veces, acertando ambas, haciendo desaparecer entre cenizas y sangre los neófitos que los tenían sometidos a punto de devorarlos.

—Ya era hora— le digo mientras volteo hacia los niños quienes están temblando de miedo.

—Hubiera llegado antes, pero tenía hambre y tuve que alimentarme con esa desagradable sangre fría antes de venir— dice Kronos con ironía mientras camina lentamente hacia otro neófito que cree tener el valor suficiente de enfrentar a un antiguo.

—Reverendo cabrón— le digo mientras veo como el neófito brinca hacia él,

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