—Coronel— lo saludo mientras lo veo fijamente a sus ojos verdes aceituna.
—Señorita Artemisa— me sonríe amistosamente mientras damos vueltas por la pista —busqué lo que me pidió— por un momento no entiendo sus palabras, volteo a verlo con curiosidad —hice el análisis de ADN y hubo una congruencia, encontramos a una persona que tiene antecedentes penales y por eso está en el banco de datos... comparte el 70% u 80% de compatibilidad genética— por fin lo entiendo, la sangre de la maldita a la que le corté la cara.
—¿Y?—, espero a que siga hablando todo lo que sea necesario.
—Solo encontré eso, vive aquí... su familia vive aquí, pero no puedo decirte nada más, el resto de la familia no tiene antecedentes, no hay forma de poder decir quién es, por lo menos no así—
—He llegado muy lejos como para cometer un error que me cueste la vida, ¿crees que si notan que no soy fiel a mi ama no intentarán matarme?—, le digo molesto, indignado mientras Bakari camina hacia mí tranquilamente, sin temor.—Mi señor, nadie se dará cuenta, créame— me dice con una sonrisa en los labios —lo único que pasará es que su ama se sentirá débil y cansada por cortar el lazo que los une... eso es todo, después de un buen sueño, todo seguirá normal— extiende su mano hacia mí, pidiendo la mía, pero no puedo evitar dudar en hacerlo.—Vamos Kronos, no hay mucho tiempo— me dice Tea impaciente y molesta.—El lazo que me une a mi ama... ¿crea alguna... dependencia emocional?—, le pregunto con algo de temor al hechicero, tratando de encontrar una explicación a eso que está 
Desde los ojos de ArtemisaAbro mis ojos y noto que estoy en la cama con el vestido aún puesto, me levanto y me siento cansada aún, salgo de la habitación, me recargo sobre la puerta pensando si vale la pena levantarme el día de hoy, siento comezón en la palma de mi mano donde tengo la cicatriz que me une a Kronos, empiezo a rascarme con algo de fuerza, es tan molesto.Veo al otro lado del pasillo, donde está la que alguna vez fue la habitación de mis padres, noto por debajo de la puerta una luz prendida, lo cual es imposible, ese cuarto ha estado cerrado por años, empiezo a caminar hacia él con curiosidad, veo hacia todos lados alerta, no siento confianza. Tomo el pomo y antes de girarlo respiro profundamente, abro la puerta y veo a mi madre en la cama, está cubriendo su brazo, se ve diferente al último sueño que tuve, porque claramente acabo de darme cuenta que este e
Sigo al pie de la letra la dirección que me dio Cliff, llegamos a una de las zonas más pobres de la ciudad, hay muchos edificios de departamentos, es una zona gris, triste y que el cielo esté nublado no ayuda mucho, la gente pasa por las calles sin levantar la mirada, con desconfianza.En cuanto salimos del carro Kronos y yo nos vemos fijamente, parece que ninguno de los dos está seguro de lo que hacemos aquí. Caminamos hacia el edificio correspondiente, entramos y vemos las paredes llenas de grafitis, gente en el piso sentada, quiero creer que dormida o tal vez muerta, ratas corriendo pegadas a las paredes buscando algo que comer mientras que las luces titilan a punto de apagarse. Subimos por las escaleras y vemos como las cucarachas corren con cada paso que damos, Kronos está asqueado y tratando de soportar la situación lo mejor que puede.Caminamos por el pasillo que nos lleva hacia el departamento donde vive la famil
—Difícil comienzo, nací y crecí en Grecia, específicamente en Esparta... aunque podría jurar que mi madre era Ateniense— dice concentrándose en recordar. Me quedo sorprendida, ¿tan viejo es?, decido evitar mis comentarios y dejar que prosiga —tenía una esposa... Kassandra, una mujer de mirada dulce, piel canela, ojos verdes y un cabello negro como el carbón, era fuerte... decidida, en Esparta tanto hombres como mujeres eran adiestrados para la pelea, era un lugar donde tu género no te deslindaba de las obligaciones hacia tu pueblo.—¿Ella fue la madre de tu hijo?—, le preguntocon algo de miedo por incomodarlo.—Sí, de nuestro Alexios, mi pequeño— su voz es apenas audible, como si hablara solo para él —tenía todo, una mujer buena, un hijo que era mi orgullo, pero en ese entonces las guerras eran crueles, san
Corremos hacia dentro, abrimos las puertas de un solo golpe, vemos al padre de Pierre sobre el altar tratando de no ser devorado, sin dudar levanto mi revólver y apunto con el brazo firme, se mueven mucho y escucho a Pierre intentando disuadirme de mejor acercarnos, pero no hay tiempo, todo pasa en segundos, el tiempo se vuelve carente de sentido y dirección, jalo el gatillo, siento como el percutor golpea iniciando la detonación, la bala sale del cañón y se impacta contra el cráneo del vampiro que tenía la boca bien abierta y los colmillos expuestos hacia Dean, antes de que el cuerpo caiga se vuelve polvo que se alza con el viento y se dispersa por el templo. Pierre corre hacia su padre mientras este trata de levantarse del altar, se ve cansado y herido, pero nada de gravedad.—¿Dónde está mi padre?—, es lo único que soy capaz de decir mientras me acerco a ellos, Dean me ve fijamen
Apunto mi pistola hacia un lobo grande y rubio que queda justo debajo de mí, disparo el gatillo dos veces antes de caer con las rodillas sobre sus hombros, cada bala impacta en su cráneo, cuando su cuerpo toca el piso sirve como colchón para evitar que me lastime, apoyo mi mano libre sobre su pecho y cuando recobro la compostura él se sacude y se convierte en humano. El lobo más grande me ve con odio, su pelaje es castaño y sus ojos irradian ira, me enseña todos sus dientes mientras que los otros dos lo flanquean imitando su postura, yo no dudo en apuntarles.—¿Hablamos?—, pregunto sabiendo que pueden escucharme aunque dudo que quieran negociar.El líder retrocede mientras que los otros dos se ponen frente a él, el primero, un lobo gris se lanza contra mí, doblo mis rodillas, me flexiono hasta que mi espalda queda plana sobre el piso, él pasa por encima de mí si
—¿Quécarajos se traen ustedes dos?, mejor hubiera venido con Armand— escucho una tercera voz, es una mujer, cuando entra se sorprende de mi presencia y ve a los dos hombres frente a mi esperando una respuesta.—No me veas así, ya buscamos y lo único que encontramos fue a esta mujer y no tiene pinta de lobo malvado— dice el tal Luis disculpándose, me llama la atención sus palabras.—¿Lobo?—, los veo fijamente, ¿será que buscan lo mismo que yo?—Je, no hagas caso— dice Germán disculpándose nerviosamente, pero ya es demasiado tarde.—Creo que buscamos lo mismo señores— regreso al sillón y me siento de nuevo con más confianza.—¿Perdón?—, dice la chica acercándose molesta.—¿Que hacen un lobo, un vampiro
Avanzamos a gran velocidad por las calles y avenidas sin ser capaz de hablar sobre lo que pasó y sinceramente no sé si quiera hablarlo, estaba a punto de morderme y yo a punto de dejar que lo hiciera. En cuanto llegamos a la mansión entramos en silencio, sin siquiera vernos a la cara, tanto Cliff como Pierre no se encuentran, supongo que han de estar ocupados, yo de inmediato subo las escaleras hasta que su voz hace congelarme por completo.—Artemisa— volteo a verlo, me aferro al barandal, noto sus ojos azules intensos clavados en mí. —Yo... yo...— parece que no sabe por dónde empezar, parece apenado, parece confundido.—No... es necesario que digas nada... en serio— le digo intentando que simplemente olvidemos lo ocurrido, creo que no hay otra opción. Él me ve fijamente y empieza a subir los escalones.—Solo quiero aclarar que yo jamás te lastimaré— pa