༻ 3 AÑOS DESPUÉS ༺
— ¡Te encontré! — Fenrir sale desde la derecha y grita mientras atrapa fuertemente entre sus brazos la pequeña figura de Naya, misma que solo deja salir un fuerte y sorpresivo grito, para luego abrazarse con fuerza al pelinegro.
Para los lobos el salir de cacería es emocionante, más aún si esa acción es realizada al cazar a su pareja. Por esa razón, el lobo de Fenrir se muestra emocionado, después de todo, aun cuando su condición de inwere, evita que Naya no puede cambiar, es muy buena ocultándose, y eso hace que su lobo se sienta igual de emocionado ante idea de encontrarla.
Aunque en esos momentos, debe tener mucho cuidado con sus acciones, debido al estado de la pelinegra.
—¡Es trampa! — son las palabras de Naya una vez que se separa del abrazo—. Eres más rápido que yo.
—Pero tú te ocultas mejor que cualquier lobo.
Esas palabras son un simple susurro por parte del chico antes de tomar el rostro de su pareja y fundirse con ella en un suave y largo beso. Para ambos, es como si el tiempo se detuviera mientras están juntos, ambos se encierran en una burbuja donde nada más importa a no ser solamente ellos.
Una vez que se separa del beso, Fenrir baja y deja una suave caricia sobre el abultado vientre de Naya al tiempo que comienza a susurrar suaves y dulces palabras a su futuro cachorro. Ante ese dulce gesto, la pelinegra deja caricias sobre el cabello de Fenrir al tiempo que sonríe.
—¿Qué crees que sea? —pregunta mientras mira al mayor con adoración.
Ante esa pregunta, Fenrir se pone de pie y volviendo a acariciar su mejilla, la mira como al gran tesoro que es para él.
—No lo sé, pero sé que será un cachorro hermoso y maravilloso, justo como tú.
Naya no puede evitar sonreír ante su respuesta, por lo que se acerca a darle un nuevo beso.
—¿Y si también es un inwere? —pregunta con algo de temor.
—Entonces lo amaremos y daré mi vida para protegerlo, justo como te amo y te protejo a ti.
Y el corazón de ambos se llena de dulzura y sus sonrisas se hacen más notorias.
Pero su momento de felicidad se ve interrumpida por la repentina llegada de Matt. El lobo gris se acerca ellos con paso rápido, al momento de volver a su piel humana, ambos pueden notar una inusual seriedad presente en el siempre sonriente rostro de su viejo amigo.
—Alfa, Luna, lamento el tener que interrumpirlos, pero, tenemos visitantes—anuncia Matt mientras usa ese tono de respeto que le deja claro a Fenrir que está hablando más su segundo al mano y no tanto su mejor amigo—. Un grupo de lobos ha llegado y piden ver al alfa.
Fenrir y Naya intercambian miradas ante la forma tan seria de hablar de Matt.
Después de que Fenrir anunciara que se uniría a Naya sin importar su condición de inwere, ambos tomaron la decisión de marcharse de su antigua manada en búsqueda de un lugar donde pudiesen ser felices. Fue una sorpresa para ambos cuando un grupo de lobos jóvenes y recién presentado anunció que partirían junto con ellos.
En un principio no fue nada fácil, después de todo, ninguno esperaba terminar como líderes de una naciente manada. Y aunque aún son una manada pequeña apenas por unas treinta personas estables, en los últimos meses, muchos lobos se han mostrado como transitorios, tal vez por ello, contrario a la actitud de Matt, ninguno le da gran importancia al que pidan la presencia del alfa, después de todo, lo más común es presentarse ante este y pedir el permiso de estancia en un territorio habitado.
Con una simple mirada, Naya lo entiende y solo espera a que este adopte su forma de lobo antes de subir en su lobo y sujetarse con fuerza mientras los tres comienzan el camino de retorno a la aldea.
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Cuando entran al predio central de la manada, Fenrir puede sentir que algo en el aire se siente totalmente distinto, y en su interior comienza a bullir una sensación de ansiedad.
Cuando se acercan al grupo de lobos recién llegados, por alguna razón, su lobo no tarda en notar que una figura destaca entre el grupo. La chica es un poco más alta que el promedio de lobas, y su aura se impone entre los que la rodean. Ella es la dueña del distintivo aroma a menta que está comenzando a inundar sus sentidos.
Una vez que se encuentran en el centro de la manada, y después de que Naya baja de su lomo, Fenrir vuelve a su piel humana y se coloque de pie junto a ella. Sin mostrar mayor cambio en su semblante, avanza uno pasos hacia adelante, sin dejar que se muestre algún tipo de emoción en sus ojos.
Fenrir no es tonto, ni su lobo tampoco, ambas partes saben bien que ese inconfundible aroma que flota por sobre los demás, pertenece a su pareja destinada.
—¡Alfa! —exclama la desconocida, una exclamación totalmente emocionada. Pero su efusividad se desvanece al notar que el lobo sostiene la mano de la chica que la acompaña. Ante esto, rápidamente, una sombra cruza por su rostro.
Aunque Fenrir se mantiene en silencio ante su reacción, Naya sabe que algo está pasando con él, la tensión que nota irse formando lentamente en su cuerpo y la manera en la que se aferra al agarre de sus manos se lo confirma.
—Sean bienvenidos, mi nombre es Fenrir. — dice con total calma, ignorando en todo momento la presencia de la mujer y buscando mantener a su lobo en calma. Aunque en realidad, su lobo se mantiene más sereno de lo que esperaba, casi como si no le interesara para nada que su destinada esté frente a él. Sin soltar la mano de Naya se detiene frente al grupo y su mano ahora pasa a rodear la cintura de ella, haciendo que se apegue más a él. — Permítanme presentarle a Naya, — dice mientras posa su vista en los de ella—. Mi pareja y Luna de esta manada.
— Es un placer conocerlo alfa Fenrir. — responde el hombre que encabeza al grupo. — Mi nombre es Gael, y ellas son mi esposa Sonya, mi hijo Bjior y mi hija Ariadna.
Amablemente cada uno de los nombrados se presentó y realizó una leve venia de respeto ante el alfa líder. No bien así, Ariadna, aun sorprendida por las palabras de Fenrir, y sin decir nada, observa a Naya con curiosidad y un deje de asco y rencor.
Naya, por su parte, se siente incómoda bajo la mirada despectiva de la recién llegada.
—¡¿Eligió como su pareja es una humana?! — exclama Ariadna después de haber olfateado el aire intentando encontrar un rastro del aroma de la mujer, fallando en el intento. Por lo que, al no encontrar el aroma de lobo, se muestra claramente furiosa.
Fenrir aprieta aún más el agarre que sostiene sobre Naya, como si quisiera dejarle en claro que no tiene intenciones de soltarla.
—Me temo que se equivoca — responde Fenrir. Su tono, aunque calmado, deja clara la advertencia para la chica, es mejor que cierre la boca—. Ella es una loba, nacida de lobos y criada bajo una manada— afirma con determinación.
Gael observa a su hija y luego de nuevo a la pareja frente a él y entiende rápidamente que es lo que está pasando, pero también sabe que su hija está tanteando un terreno que es claramente peligroso.
Por su parte, Ariadna no busca de ocultar su molestia, misma que aumenta cuando entiende el significado de las palabras de Fenrir, por ello se cruza de brazos y mira a Naya con mayor desaprobación.
— ¿Una inwere? —cuestiona con desprecio —. Alfa, esto no puede ser. ¡Su destino está conmigo! — sentencia Ariadna—. ¿Acaso no puede sentirlo?
Cuando escucha la afirmación de la recién llegada, Naya se pierde en ella misma. Está segura de que, si en su interior viviera un lobo, justo ahora lo podría sentir agonizar; sin embargo, en ese momento casi puede asegurar que no necesita tener al lobo en su interior, con sentir como su corazón se rompe le es más que suficiente.
Ella siempre supo que esto podría pasar, y aunque en los últimos tres años se sintió segura en ese pequeño rincón que ahora es su hogar y confía en las palabras de Fenrir cada que jura amarla y sus promesas de que serán una familia perfecta y feliz, también sabe que no existe forma alguna de luchar contra el destino.
Por su parte, Fenrir sujeta con mayor fuerza la mano de Naya y la lleva hacia sus labios dejando un suave beso sobre esta en un gesto protector. No intenta demostrar nada, solo quiere calmar los temores que entiende deben estar creciendo dentro de ella.
— Mi destino es con ella— afirma, desafiante. Palabras que captan la atención de Ariadna—. No permitiré que nada ni nadie nos separe.
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Por orden de Fenrir, Ariadna y su familia se encuentran ubicados en una de las casas de transición que se encuentran al borde de las del resto de la manada.Sentados junto a ella, su padre y su madre sonríe con malicia mientras buscan una forma en la cual puedan deshacerse de la “Luna” del Alfa, que Ariadna sea la destina de Fenrir es una oportunidad de poder que no pueden ni piensan dejar pasar. —Esto es mejor de lo que podíamos esperar — son las palabras de Gael mientras observa fijamente a su hija—. Si logramos deshacernos de la inwere, y ese asqueroso bastardo que espera, tu camino para unirte al alfa Fenrir estará libre— murmura con una sonrisa astuta.Su esposa, con una mirada afilada, asiente con complicidad, pero no bien así, más racional que su esposo.—Tal vez no sea fácil— asegura mientras recuerda al lobo que llegó junto con Fenrir y Naya, mismo que se puso en un estado de alerta y extrema protección en el momento de Ariadna mencionó la baja casta de la pareja actual del
Los fuertes gritos de Naya se extienden a lo largo del espacio ocupado por las casas de la manada. Desde comienzo de la madrugada, la pelinegra había comenzado con sus labores de parto y ahora se encuentra en la cabaña que ocupada junto a Fenrir en medio del proceso de traer a su cachorro al mundo.—Solo un poco más Naya, vamos— son las palabras de Kindra, la partera de su antigua manada, misma que fue traída por Fenrir para ayudarla—. Ya viene el cachorro, puja un poco más.Un fuerte grito sigue a esas palabras y luego todo se sumerge en un profundo silencio.Fuera de la cabaña, Fenrir camina de un lado a otro con todas sus emociones a flor de piel. Su lobo se encuentra arañando su interior exigiéndole dejarle salir o hacer algo para ir con su Luna y ayudarla a sobrellevar su dolor.Y es que el hecho de que Naya sea una inwere tiene a todos sumidos en preocupación. Cuando las lobas van a tener a sus cachorros, solo anidan y adoptan su piel de lobo, lo cual no solo las ayuda a sobrell
༻ BOSQUE DE TRILLEMARKA ༺༻ NORUEGA – 1424 ༺Naya solo deja que sus piernas se muevan por instinto propio, en ningún momento se fija hacia qué lugar le dirigen. Tal vez porque está más centrada en el dolor que siente al saber que todo está perdido, o quizás porque intenta borrar la imagen de la confusión en el rostro de Fenrir cuando se volteó hacia ella y olfateó el aire sin encontrar nada, o quizás porque solo quiere encontrar una forma rápida de acabar con todo.Aquel era su final, simplemente la última oportunidad a la que tan fuertemente se había aferrado, se le acaba de escapar de las manos.—¡Naya, basta! — Son las firmes palabras del pelinegro al quedar frente a ella y cerrarle el paso—. ¡Deja de huir de mí!—¡Aléjate! — Exclama entre lágrimas. Dejando que su cuerpo se mueva hacia un nuevo rumbo, o eso intenta, pues Fenrir la sujeta con fuerza—. ¡Suéltame! ¡Déjame ir!—¡Naya, basta! — Fenrir deja salir sus palabras con un tono de súplica.Y aunque es más que seguro que otros d