Jake miró aquel pedazo de papel en su mano, pero estaba seguro de que no lo había visto antes así que negó con sinceridad mientras alargaba la mano para tomarlo de la de Nina.
Leyó lo que decía y cerró los ojos conteniendo la respiración.
—¡Explícame qué es! —demandó Nina—. ¿Por qué mi madre te escribió que ya sabía quién te había mandado la otra nota? ¡Que asumo es la que está en la bolsa y que parece como si alguien te hubiera amenazado!
—¿Puedes bajar la voz o quieres que te consiga un micrófono? —siseó Jake—. Me dejaron esa nota en mi cuarto de hotel mientras estaba en París, se la traje a tu madre porque me imaginé que podía ayudar, y viendo que en unas horas consiguió una respuesta, es evidente que no me equivoqué.
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Quizás estaba cansada, quizás se habían tomado la tregua demasiado en serio y habían llevado las cosas un poquito al extremo, o quizás simplemente estaba tan cómoda durmiendo rodeada del olor de Jake. Lo cierto fue que ya había salido el sol cuando Nina abrió los ojos y se desperezó, estirando su mano al otro lado de la cama, pero solo encontró la almohada vacía.Se sentó en la cama, sosteniendo el edredón contra su pecho y arrugó el ceño cuando se dio cuenta de que la habitación estaba llena de pétalos de rosas rojas. Sobre el tocador había una pequeña bandeja con éclairs de chocolate y café que todavía estaba caliente.Se mordió los labios, sin poder evitar la sonrisa. ¿Jake había hecho eso? ¿De verdad? Miró por la ventana, dándose cuenta de que el sol ya estaba afuera, y se
Si una amenaza de bomba hubiera saltado en medio de aquella muchedumbre, probablemente habría causado menos impacto que el regreso del Grillo Fisterra a las jaulas, aunque solo fuera como entrenador. Dios sabía que Nina estaba con el corazón en la boca de la sorpresa, porque había esperado cualquier cosa menos esa.Le dirigió a Jake una mirada asesina mientras este le sonreía con sorna y lo vio salir luego de la jaula demasiado satisfecho para su gusto.La primera pelea se anunció para las once de la noche, y diez minutos antes los invitados fueron subiéndose a sus palcos o a las gradas. Los De Navia tenían el suyo; Eric Hellmand otro, que en un acto de cortesía profesional compartía con Ruben y con Franco Garibaldi.Y por supuesto los Orlenko tenían su propio palco, pero Nina no estaba allí, sino a pie de jaula, saboreando la sangre. Parecía que le habían ca
—Tú, estás despedido —rezongó Yuri señalando con un dedo al vacío, y Nina lo atrapó, apuntándolo a donde de verdad estaba Santiago, pero en el fondo sabía que solo estaba bromeando.—¿Y qué esperabas? ¡No se puede ganar contra el Grillo! —sonrió Santi encogiéndose de hombros y metiendo las manos en los bolsillos—. Pero te prometo que te lo voy a compensar. ¡Solo tienes que decir qué quieres!Yuri puso su mejor cara de póker, teniendo en cuenta que sangraba del labio, de una ceja y un oído, y no veía claramente nada de lo que tenía delante.—¿Me das el número de tu hermana? —pidió y de inmediato se escuchó la carcajada de Santiago.—¿De Leisy? ¿Te volviste loco? Yo te lo doy, pero ¿no te alcanzó con la paliza que te acaban de
Lo primero que perdió fueron los stilettos, porque sobre esos no se podía correr bien, y Nina iba con el vestido levantado, que parecía que volaba atravesando la mansión y luego los jardines, mientras Kolya y Eric corrían tras ella.Nina confiaba en su hermano, por supuesto que sí, pero después de todo Mateo de Navia había desarrollado aquella tecnología, y si alguien la conocía a la perfección era él.—¡Mateo! —exclamó acercándose a él en cuanto lo vio, conversando con su madre y con el resto de los De Navia—. ¡Dime qué es esto! —pidió entregándole la tableta y Mateo arrugó el ceño al ver los valores.—Cortisol y oxitocina… picos altos e intermitentes. ¿Quién es el infeliz al que están torturando? —murmuró y Nina se puso todavía m&aacu
—Eres… más hermosa… que la más linda de estas rosas… —dijo Jake hinchando el pecho y extendiendo el ramo de rosas hacia el vacío frente a él, pero cuando se giró buscando la aprobación de sus compinches, el Grillo y Darío se miraban con espanto.—Eso fue doloroso de oír —murmuró el Grillo cubriéndose el rostro con una mano.—Es hombre muerto, hay que aceptarlo —replicó el Diablo.Retrocedieron unos cuantos pasos y Jake arrugó el ceño, porque toda la idea del tatuaje en plena madrugada había sido de ellos.—¡Hey! ¡Ningún hombre se queda atrás! —les reclamó.—Eso es en la guerra, cuando se trata de mujeres la mejor política es: ¡Huye! —aseguró el Grillo, haciéndole un saludo militar y apurándose hacia donde h
Podía estar cayéndose del sueño, y aun así Jake fue más rápido que Nina. Acababa de verla, no hacía ni diez minutos que acababa de ver a su hija. ¡No podía haberle pasado algo!Pero aquel mensaje les había puesto el corazón en la boca a los dos:«Tu hija no está a salvo bajo tu mismo techo».Le sacó al menos cuatro metros de ventaja a Nina, derrapó frente a la puerta del cuarto de Victoria y entró como un huracán.Dos segundos después Nina llegaba, para verlo levantar a Victoria de su cunita, abrazándola y moviéndola para que se despertara. La niña empezó a llorar por aquel sueño interrumpido, pero eso solo hizo respirar aliviado a Jake mientras la apretaba contra su pecho.—¡M@ldición! —gruñó por lo bajo.—&i
El viaje duraba menos de cuatro horas desde Odessa hasta la provincia de Jizan, que era por donde único se podía acceder a las minas. Habían rentado un avión privado, así que nadie más tenía que ver el nerviosismo que dominaba a Nina.—¿Es la primera vez que la dejas? —preguntó Jake y Nina se detuvo en medio de su caminata del estrés.—No…, no, no es la primera vez que estoy lejos de Victoria desde que la recuperé, pero… no sé. Al menos antes nadie la había amenazado.—Va a estar bien —dijo Jake tomando su mano y obligándola a sentarse frente a él—. Victoria está bien cuidada, pero no estaremos tranquilos hasta que Tyler Wilson esté tras las rejas.Nina miró fijamente esa mano con que Jake la tocaba, y no se sintió lo suficientemente tóxica como para rechazarle el gest
Esa vocecita interior que le advertía que era mejor alejarse… esa, Nina la desconectó completamente mientras echaba atrás la cabeza y sentía los dedos de Jake entrando en su cuerpo con un movimiento exquisito y enloquecedor.Era terrible que Jake supiera exactamente lo que le gustaba y cómo, y más terrible era que no se lo había tenido que decir. Aquella magia que había en él, esa habilidad para hacerla olvidarse del mundo y de todo lo malo en un solo segundo, era algo que le venía de forma natural.Sintió los labios de Jake devorar los suyos, sintió su lengua juguetona explorar cada centímetro de su boca en un baile perfecto en el que solo ella, al menos por el momento, iba a ganar. Y cuando por fin no pudo soportarlo, cuando el clímax le llegó como una sacudida y Jake tuvo que ahogar sus gritos con besos, para ese momento ya Nina ni siquiera era capaz de ab