Nina trabajaba sin descanso. Tenía agua, alcohol, pinzas quirúrgicas, aguja de sutura y por suerte, una ampolleta de anestesia local que gracias a dios habían incluido en la maleta médica, porque de lo contrario los gritos de Jake eran los que iban a derrumbar aquel túnel.
Podía escuchar el ruido de la perforadora taladrando otra vez, pero sabía que tardarían al menos otra hora en alcanzarlos.
Se levó las manos, cortó el pantalón de Jake y lavó la herida a conciencia, inyectándole después la anestesia. Estaba apenas sacando la bala cuando Jake abrió los ojos.
—¡Mierd@! ¿Ya me morí? —balbuceó y Nina levantó los ojos hacia él.
—¿Quéeee…?
—No me duele… —dijo él señalando el hecho de que ella tenía un par de pinzas encajadas en su
El rostro de aquella mujer era una máscara de bondad. Para cualquiera que viera por primera vez a Katerina Orlenko, no podía ni imaginar que bajo la apariencia de aquella perfecta señora de sociedad se camuflaba una mujer dura, hecha a sí misma y brutal estratega.Cuando se presentó en el Sanatorio de Nuestra Inmaculada Señora, la primera respuesta de la recepcionista fue sonreírle con sinceridad, porque era justo lo que Katerina Orlenko provocaba.Tenía el cabello corto, de un blanco brillante con tonos platinados; figura esbelta, hombros levantados y una mirada que podía desarmar a un batallón de carabineros.—Hice una cita con la doctora de la señora Meredith Lieberman, por favor —dijo con suavidad y la chica la invitó a sentarse y hasta le trajo un café sin que ella se lo pidiera.El café sabía a rayos, pero igualmente Katerina dio las
—…ina… ¡Nina!La muchacha levantó la cabeza asustada cuando Kolya se arrodilló a su lado. Había estado más de una hora hablando con su hija, porque en aquel momento, Victoria era lo único que podía mantenerla en pie.—Muñeca, tienes que comer algo —la apremió su hermano.—Ya comí, Kol… me comí un sándwich…—Eso fue ayer, nena.Kolya puso en sus manos un pequeño vaso de café con leche y Nina se lo empezó a beber sin saborearlo siquiera.—¿Qué se supone que le voy a decir a mi hija? —murmuró—. Sé que es demasiado pequeña para entender nada pero… ¿por qué siento como si tuviera que explicarle…?—No pienses en eso ahora. Solo han pasado cuatro días, nada está decidido todaví
Nina estaba apoyada en el marco de la puerta de la habitación de Victoria, viendo aquella escena que se pasaba de tierna.En un puff enorme estaba Jake, dormido, con su hija medio atravesada durmiendo entre su costado y su pecho, y el condenado perrito cagón del otro lado.—Si lo miras más se te van a salir los ojos —murmuró una voz a su espalda, y Nina se giró para ver a Kolya.—Deja tú los ojos, se le va a caer la baba —sonrió Yuri dándole un beso y Nina levantó una ceja.—Te respondería, pero caminas con un andador, muñeco, eso ya es suficiente castigo —se burló.—Bueno, la verdad es que el cristiano sería una belleza si no roncara como Shrek… —murmuró Kolya—. ¡Y pesara como Shrek!Pero no habían tenido que moverlo mucho. Jake se había autoinstalado en la habitac
Nina arrugó el entrecejo, porque no entendía el objetivo de aquella charla, pero una reunión del clan Orlenko era sagrada y Katerina los hizo sentarse a su alrededor como su ella fuera la gran cacica.Ni siquiera la misma Nina estaba segura de qué iban a hacer Jake y ella de ahí en adelante, pero al parecer su madre y los trillizos tenían algo que decir.—¿Qué dijo el doctor sobre Jacob? —preguntó Katerina con acento evidentemente preocupado.—¡Que estuvo así de morirse! —Aleksei fue el primero en hablar, juntando casi el índice y el pulgar.—Es probable que le queden muchas secuelas por la infección, tienen que monitorizar su corazón para prevenir un crecimiento indebido —añadió Kolya con vehemencia.—Y esa pierna no le va a poder funcionar bien nunca más, ¡solo imagínate que v
Él de verdad creía que iba a darle batalla esa noche.Ella de verdad creía que iba a tener uno o dos arranques pasionales.Pero después de la presión, la angustia, el estrés, la amenaza de muerte y todo lo que había pasado en los últimos siete días, bastó que Jake alargara el brazo y se lo ofreciera a Nina para que estuvieran los dos roncando como marmotas.Cuatro o cinco horas después, en una de esas veces en que el cerebro despierta en medio de la noche, Jake se encontró abrazado a la espalda de Nina, que se hacía un pequeño ovillo contra su pecho.—No me quedé para esto —-la escuchó rezongar medio dormida.—Cállate, somos padres ahora, tenemos derecho a dormir como osos —respondió él, metiendo la cabeza en la curva de su cuello y oliendo su pelo.—Bueno, pero mañana te vo
Jake leyó aquellos resultados, y estaba tan aturdido con lo que decía aquel papel, que ni siquiera advirtió que los trillizos lo estaban rodeando como si fueran una red de contención. Y para sintió que su única pierna buena le fallaba, ya tenía una silla detrás, lista para que cayera en ella.Su ceño se arrugó mientras miraba a Nina y le extendía aquel papel.—Es tu hermano —murmuró la muchacha, anonadada.—No solo es mi hermano… según eso, somos hijos del mismo padre y la misma madre —dijo él atragantándose con aquellas palabras.Katerina tiró de una silla y se sentó frente a él, llamando su atención.—También hicimos otro examen para corroborar, y tanto Tyler como tú son hijos de Meredith, y dado que Theodore no era tu padre… es posible que seas hijo de Joshu
Para los que creen que morir es una gran tragedia, quizás una de las cosas que más se le acerque, es que al momento de fingir tu muerte, te des cuenta de que no pasan de los dedos de tu mano las personas que recordarán tu vida.Y eso fue exactamente lo que sintió Jake en el instante en que los Orlenko determinaron que debían hacer creíble aquel funeral, y que debían llamar a sus seres queridos.—…Connnor. Llama a Connor —sentenció.—¿A alguien más? —preguntó Nina.—No… todos los demás son clientes —murmuró Jake, dándose cuenta de que había construido más una empresa que una vida—. Y a los pocos otros es mejor no involucrarlos en esto. —Porque por supuesto, a Kali con dos niños pequeños o a los Davies con su rectitud elemental no iba a pedirles que participaran en un jueg
Si ver a un hombre levantarse de entre los muertos podía provocar pánico, de alguna forma Jake sintió que el verdadero terror en los ojos de Tyler Wilson venía más del hecho de que lo hubiera llamado «hermano».Bastaron pocos segundos para que una docena de armas se desenfundaran en aquella iglesia, y la mayoría de la gente se fuera, dejando únicamente a los interesados.Los Orlenko, que apuntaban a Tyler.Connor, el Hellhound y su lugarteniente que tampoco iban a perderse la fiesta, y apuntaban a Tyler.Jake, que salía de aquel ataúd con las manos a la altura de los hombros, y Tyler que sostenía la pistola contra su pecho.Y aun así el rostro de Jake era tranquilo, impávido.—Los dos sabemos que no vas a dispararme —sentenció y Tyler apretó los dientes con un gesto de asco.—¡No estés tan seguro