CAPÍTULO 80

AMELIA

El dulce y delicioso aroma de la comida recién cocinada me despierta suavemente de mi sueño. Mis ojos se abren, parpadeando contra la luz de la habitación mientras me incorporo lentamente, estirando mis músculos rígidos por el sueño con un suspiro de satisfacción.

Una sonrisa aparece en mis labios mientras Beatrice entra apresuradamente en la habitación, con una bandeja cargada de comida equilibrada expertamente en sus manos. Un aroma embriagador flota instantáneamente hacia mí: la inconfundible fragancia rica y cremosa de su famosa pasta con camarones, haciendo que mi estómago retumbe con anticipación.

—Gracias— murmuro mientras ella deja la bandeja en mi regazo con una fl

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