Cinco años antes
La boca de Meg se abrió instintivamente cuando el chico alto y rubio que se había presentado como Levy, posó sus labios sobre los suyos. Levy era atlético, y sus ojos azules habían calentado el interior de Meg desde el primer momento.
Era la primera vez que sus amigas y ella se colaban en una fiesta universitaria, y Meg estaba segura de que las pillarían antes de entrar, pero lo cierto es que no fue así. Meg se fijó en Levy en cuanto llegaron, y aunque habitualmente era tímida, esa noche se deshinibió, y se acercó al lugar en el que estaba el chico.
Una vez allí, observó como los ojos del chico se posaban en ella, y como su sonrisa se curvaba en una mueca sensual. No era más que un muchacho, pero sus rasgos masculinos volvieron loca a Meg. Se presentaron, hablaron de trivialidades, y diez minutos después, Meg y Levy ya es
En la actualidad - Meg, ¿estás enfadada? Meg volvió al presente cuando se dio cuenta de que llevaba más tiempo sin responder del que habitualmente se considera adecuado, y en ese momento, pensó que tenía que decir algo si no quería despertar todas las alarmas. - No, claro que no, es que no pensaba volver a verte. - Ya, eso me imagino. En cualquier caso, muchas gracias por acogerme. - La policia me ha pedido ayuda, no podía negarme, ¿no? - Bueno, supongo que no cualquier acogería a un desconocido en su furgoneta. - Ya, si, pues yo si que lo he hecho. ¿Tienes hambre? - Lo cierto es que si, apenas pude comer nada al mediodía, y no llevaba nada comestible en el coche. Meg se encaminó al lugar en el que había dejado la bolsa que su madre le entregó cuando estaba a punto de volver a la carretera, y sacó de su interior un par de recipientes llenos de comida, y un termo. Calentó el contenido de las tarter
Levy se despertó antes de que amaneciera, cuando las primeras luces del amanecer comenzaban a insinuarse en horizonte, y rápidamente se dio cuenta de que no estaba en la cómoda cama de su casa. En primer lugar porque el colchón de la cama en la que se encontraba era muy duro, y se le clavaban los muelles en las costillas; en segundo lugar porque una figura femenina se enroscaba a su cuerpo, y él siempre dormía solo.Abrió los ojos muy velozmente, inquieto, y fue consciente de su situación, se había quedado atrapado en la nieve, y la amable Meg lo había acogido en su furgoneta, lo que no tenía claro es como Meg había llegado a entrelazarse con su cuerpo.Estaba rodeándole la cintura con el brazo, y había colado una de sus piernas entre las dos suyas; la cadera de Meg se apretaba contra la suya, y en cuanto notó ese contacto, sintió una erección creciend
Meg viajaba en la furgoneta de rescate, pero su mente estaba muy lejos de allí, estaba perdida en un océano de recuerdos. En su mente se fusionaban imágenes de lo que acababa de suceder minutos antes en su furgoneta, cuando ella, como una estúpida había vuelto a entregarse a Levy, y a punto había estado de acostarse con é; de hecho, de no haber sido por la llegada de la policía, que venía en su rescate, para sacarlos de la nieve; se hubiera entregado al deseo, y hubiera vuelto a cometer el mismo error que ya cometió cinco años atrás.Su mente viajó, sin poder evitarlo, a lo sucedido en el pasado, al momento en el que ella vio su vida cambiar, y dejó de ser una princesa; para convertirse en una pobre empleada de limpieza sin un centavo.Cinco años antesMeg se sentó sobre la taza del wc de su casa familiar, y lloró, sabiendo que estaba amparada p
Ronda había dormido poco, y por eso le molestó profundamente despertarse tan temprano. Entornó los ojos para ver lo que la había despertado, y comprobó que había sido Marlon, que estaba dejando la habitación casi de puntillas.- ¿Te ibas sin despedirte?- dijo Ronda, que acababa de colocarse sobre la cama en una pose sensual, y que con su comentario hizo que el hombre diera un respingo.- Tengo mucho trabajo pendiente, princesa.- Marlon le guiñó uno de sus preciosos ojos azules, y Ronda se derritió.- ¿Estás seguro de que ese trabajo no puede esperar?- dijo ella dando unos golpecitos sobre el colchón.Marlon la miró cargado de lujuria, y Ronda dejó que el fino tirante de su camisón cayera deslizándose por su hombro; uno de sus pechos quedó semi expuesto, y la reacción de Marlon fue instantánea. Cerró la p
Meg llegó a casa completamente exhausta. El vehículo de rescate los dejó en un punto del centro de la ciudad, pero debido a la enrome nevada que había caído durante toda la noche, el autobús, que era el único medio para llegar a su casa, no funcionaba, y por tanto, le tocó caminar durante más de una hora, hasta que al fin se adentró en el barrio de las afueras en el que Ben y ella vivían.Subió las escaleras del edificio contenta, esperando ver a su hijo, y en cuanto llegó al piso en el que se encontraba su pequeño apartamento, llamó a la puerta de Emma, su vecina.Emma apareció en el quicio de la puerta medio adormilada, y Meg se sintió mal por haber interrumpido su descanso, supuso que como el clima era tan malo esa mañana, Emma habría aprovechado para descansar, y dormir más de lo que habitualmente podía.- ¡
Cinco años antesDespués de la visita que Meg hizo al ginecólogo, ocultó su estado tanto tiempo como pudo, tenía miedo de que el doctor Cooper les hablará a sus padres de los planes que tenía para su bebé; pero a la vez se sentía tan asustada, que decidió acudir en busca de Levy, y pedirle que la ayudara con su futuro hijo.No le resultó fácil encontrarlo, pues no tenía muchos datos sobre el paradero del chico que la había dejado embarazada. Al final, decidió acudir al piso en el que lo conoció, y allí se topó con la señora de la limpieza, que le dijo que no conocía a ningún Levy.Ella le dejó una nota para que se la entregara a cualquiera de los inquilinos de aquel piso de estudiantes, suponiendo que ellos si que debían de cono
Desde que regresó a casa, Levy estaba enfadado. No demasiado enfurecido, pero si lo suficiente como para que en el hospital lo evitaran sus compañeros, y en casa, ningún amigo le sugieriera planes. Llevaba así desde la noche que pasó encerrado con Meg en la furgoneta.Habían compartido una de las mejores experiencias de su vida, habían estado a punto de acostarse juntos, y ella lo había deseado tanto como él mismo, y sin embargo, tras ese interludio amoroso, ella se había negado a darle su número de teléfono.Si al menos le hubiera confirmado que salía con alguien, él… ¿él qué? Pensó de repente. Si le hubiera dicho que tenía una pareja se habría enfadado aún más, y le hubiera recriminado el comportamiento que tuvieron al despertarse. Y era consciente de ello, aunque no quisiera admitirlo.Salió de
Cuando Ben al fin cayó agotado de cansancio, y se durmió en el sillón, Meg lo llevó en brazos a su cuarto, lo arropó, y le dio un beso en su frente de piel suave. Lo contempló durante unos instantes, era su propio ángelito, y no dejaría que nada, ni nadie le arruinara el futuro.Regresó al salón, y aunque ella misma se sentía también agotada, decidió que necesitaba estudiar durante al menos tres horas, si quería aprobar su último examen.Meg estaba estudiando enfermería, y a pesar de que le había costado un esfuerzo casi sobrehumano conseguir el tiempo para preparar los exámenes y el dinero para pagar las matrículas, se sentía muy orgullosa de que solo le quedara un examen para terminar los estudios. El examen era al día siguiente, y ella no había podido estudiar demasiado, así que se aplicó todo lo que