Adley: Todo aquello había caído como un balde de agua helada, era el padre de una preciosa niña de ocho años, y encima, tenía que donarle médula ósea. - ¿Por qué nunca me dijiste? –pregunto entre enojado, confundido y feliz. - Por favor Adley, ¿no recuerdas lo que me dijiste ese último día juntos? Pues yo sí, te las recuerdo: “la amo de verdad, y a partir de mañana, seré un hombre diferente, entregado a ella y a la familia que formemos, ¿verdad qué entiendes?” –cierro los ojos, podía recordar con claridad ese fatídico día–. ¿Pues qué crees? Que lo entendí perfecto, te dejé en paz como prometí hacerlo, porque ahora ese era mi problema, ¿a qué iba a volver, ah? –alza las manos molesta–, ¿a qué me llamaran zorra, la sucia amante?, ¿a qué mi hija le dijeran bastarda?, ¿qué la despreciaran como me despreciaban a mí? –ríe de manera ácida–. Pues no, podía soportar cualquier m****a que me echaran encima, pero no a mi bebé –sentencia con dureza, tenía razón, pero aun así–, y en mis planes no
Enith: No había tenido oportunidad de decirle a Rachele que tendría un hermanito, quizás después de la operación. - Tengo buenas noticias, los resultados del señor Cranston salieron muy bien, en cuanto me diga, comenzaré la extracción de la médula ósea para el trasplante –dice el doctor Solon tras revisar los análisis, siento la paz entrar en mi cuerpo por primera vez en tres días. - Lo más pronto posible doctor –dice solemne, el doctor asiente en respuesta. - Pediré que preparen todo, en un momento un enfermero vendrá por usted –Adley asiente antes de que el doctor se vaya, camino al cuarto y siento como me sigue, muerdo mi labio, quería que se fuera pero sería muy malagradecida si ni siquiera le permitía verla. - Se parece mucho a ti de pequeña –susurra viéndola a través de la ventana, seguía durmiendo. - Tiene tu color de cabello –digo bajo, mamma estaba sentada a su lado leyendo. - Puedo ver lo mucho que la ama, y me imagino que él también –se gira a verme, asiento sin dejar
Enith: El doctor Solon entró tras unos minutos de plática entre Adley y Rachele, algo que agradecía, una cosa es que no quisiera ser malagradecida, y otra, que él no se fuera. - Esta todo listo, ¿preparada preciosa? –dice suave mirando a mi pequeña, ella se gira a verme, puedo ver el miedo. - Va a ser rápido mi amor, y después de eso, te daré todo lo que te prometí, ¿recuerdas? –ella asiente. - Esta bien T –ella le sonríe, el doctor le había pedido que le llamara así, según sus palabras, eso les daba confianza a los pequeños. - Vendrá una enfermera para prepararte, y nos vemos en unos minutos –ella asiente, él asiente, a los pocos segundos entra la enfermera Gómez, mi hija ya la conocía, así que fue fácil. Caminamos con ella hasta la entrada de quirófanos, entonces se despide de nosotros, abrazo a mamma, ella me lo devuelve, sé que es algo sencillo y todo saldrá bien. - Enith, perdona molestarte –escucho la voz de Adley detrás de mí, me giro para verlo–, debo irme, necesito ir p
Enith: El resto de la semana había transcurrido sin problemas, Rachele parecía estar bien y siguiendo las indicaciones del doctor Solon, ella no había presentado ningún signo ni síntoma, esto sin duda alguna me tranquilizaba de sobre manera. El domingo por la noche se durmió temprano, había hablado con Astar Thesion, quién había pedido lo llamará Astar o Thesion fuera de consulta, recordaba que el padre de Jackson se llamaba Thesion, y él había sido una gran influencia para él, así que de niño decidió que si tenía un hijo, lo nombraría como su padre, al crecer había desistido de tener hijos, pero tras el nacimiento sorpresivo de este, optó por nombrarlo como su padre, de ahí el extraño nombre en pleno siglo XXI. El primer nombre fue cosa de su madre, aunque debía decir que le quedaba, era amable, caballeroso y empático, así que todo en el gritaba señor antiguo, no se lo diría por respeto, quizás a Jackson, pero no estaba segura de eso. Cuando guardo todo lo de Rachele, decido darme
Enith: La investigación llevó cerca de un mes, Yang había viajado para hacer la debida investigación, habíamos hecho un balance sobre la inversión y se había llegado a un acuerdo. Adley veía a Rachele dos veces por semana, no le había gustado pero tenía que aceptarlo, sabía que un juicio sería largo y tedioso. Ella no había querido volver al hospital para su chequeo semanal, a pesar de asistir con la psicóloga, mi hija se había negado, así que Thesion había dicho que no tenía problema en venir, le había agradecido mucho el gesto, y claro que le pagaba sus honorarios, se había negado al inicio pero le dije que eso no estaba a discusión. Durante este mes habían pasado muchas cosas, algunos días sentía que todo estaba bien, veía su urna y pensaba en todos los buenos momentos, tocaba mi vientre y sonreía. Pero otros días, eran tardes negras, todo estaba mal y lo extrañaba como una loca. Ahora, me encontraba sentada viendo algunas fotografías y hablándole a mi bebé sobre su padre y las
Enith: Si pensabas a profundidad sobre el tiempo, seguro habría muchas opiniones, para algunos pasaba rápido, para ejemplo, el bebé que crecía en mi vientre, estaba cerca del sexto mes y ya sabía que era: un niño, un hermoso y precioso niño. Pero si me preguntabas a mí, te diría que es relativo, como algunas otras cosas, para mí pasaba lento, sobre todo en las noches solitarias dónde más pensaba y nada podía distraerme, ahí, el tiempo se volvía tan lento. Rachele y yo asistíamos con la psicóloga dos veces a la semana, me estaba ayudando mucho con el duelo, a Rachele con lo de su enfermedad y la muerte de su padre. - Lloraste de nuevo –susurra tras observarme un momento, asiento. - Pero fue porque este pequeño pateo, me emocioné tanto y me puso triste también, porque él no esta aquí y se pierde de esto –toco suave mi vientre, ella asiente anotando todo. - ¿Cómo va el tema de Adley? –ruedo los ojos y resoplo, ese tema también lo estaba tratando con ella–, por tu expresión, sé que n
Enith: - He pensado en Enirov o Emirov para el bebé, es uno de los muchos nombres que he pensado, claro, pero me gustaría su opinión –veo a cada una de las personas reunidas, es decir: mamma, Rachele, la señora Caruso y Maddie. - Me gusta más Enirov, mami –dice mi pequeña, le sonrío mientras asiento. - Debo estar de acuerdo –la señora Caruso estaba aprendiendo el idioma, se daba a entender, que era ventaja, asiento. - Me gusta Emirov, pero creo que Enirov le queda mucho mejor, es un nombre fuerte –dice Maddie mostrando sus bíceps, río ante el gesto, miro a mamá. - Creo que Enirov esta perfecto cariño, la cuestión es, ¿a él le gusta? –toca mi vientre–, mi pequeño bebé, ¿te gusta Enirov? –todas vemos mi vientre, sonreímos al ver que patea. - Por supuesto que le gusta –río bajito, se movía bastante, señal que estaba feliz. - ¿A qué hora es tu chequeo? –pregunta Maddie tras mirar su teléfono. - A las 11 –respondo tras hacer memoria, con todo lo que tenía que hacer, me volvía loca.
Enith: Sentía más miedo que dolor, tenía tan sólo ocho meses y dos semanas, quizás no faltaba mucho pero temía que algo pudiese salir mal. Era tan irónico que me hubiese enterado de su existencia en medio del caos y del dolor, y que ahora, estuviera naciendo en medio de otro caos. - Puja Enith, ahora –su voz suena tranquila, supongo que pretende no asustarme, aunque en vano, temía que ese loco volviera. Hago como pide, pujo cada vez que lo dice. El alivio inunda mi alma cuando escucho un llanto, lloro con ganas, él me lo acerca y lo acuesta en mi pecho, es tan pequeño y hermoso, beso su cabeza. - Hola mi vida –susurro suave, río y lloro de felicidad–, ¿está bien? –lo miro con miedo, él asiente. - Todo indica que sí, pero sólo nos queda esperar a que vengan por nosotros y comprobar en las pruebas –asiento, él lo toma con cuidado y lo envuelve en su bata, no había visto en que momento se la quito, me lo regresa y lo sostengo suave contra mi pecho, lloro en silencio, con cuidado muev