Holi, perdonden por no acutalizar ayer estaba estudiando y tuve que salir a comprar unas cosas. Aquí el nuevo capítulo, esperen mañana otro. Recuerden dejar su me gusta, seguirme, calificar la historia, compartirla con sus seres queridos o en sus redes sociales. Nos leemos mañana chao!
April González —¿Quieres ir a comer? — cuestiona Eduardo esperando a que yo termine mi trabajo. —No puedo, tengo que encontrarme con una vieja amiga. — respondo con una mentira. —¿Tienes amiga? — cuestionan todos al escucharme, asiento con lentitud. —Tengo pocos amigos, pero los tengo. Es una amiga del doctorado, hace mucho no la veo y al igual que yo padecemos de… — me detengo al ver que les iba a contar mi condición, pero suspiro ya para que casi lo digo. —Ella padece de mucha ansiedad y yo de ansiedad social. —Podemos comer todos juntos. — ofrece Yarimar haciéndome difícil escaparme de ellos. —Yari, nuestra compañera se le hace difícil socializar imagínate su amiga. Déjalas a que salgan a ver el mundo y luego por nuestra paciencia Dios nos recompensará dejando a April necesitada de nuestro amor. — todos ponemos los ojos en blanco al escuchar a Jocelin. —Bueno sin mas me retiro. — me despido, p
April González Se escucha un gran estruendo en el salón de clase haciendo que aleje mi mirada del papel del estudiante que estaba ayudando. Y ahí se encuentran… dos de mis estudiantes de NOVENO están discutiendo. Uno le dio una palmada en el cuello al otro, m****a. —¡Diego, aléjate de Derek! — exclamo mientras la colera pasa por mis venas. Uno de ellos es hijo de una de las maestras de superior, también se encuentra la nieta del director y de por si… este salón es muy bochinchoso y dicen todo alterando cosas. Así que estoy totalmente jodida. La maestra le dirá a Catia, la trabajadora social al directo. Ya puedo sentir el papel en mis manos y las palabras despedida. En ese mismo instante suena el timbre, todos se van para donde la maestra. Gruño… tengo que ir a avisarle a Catia, que es la trabadora social. Odio esto y el grado 9… ya estaban en mi lista negra, ahora no puedo decir que los odio es una palabra muy fuerte tal vez los aborrezco. Al s
Nathan Domenech —¿Estás loco? Todo por esa… — interrumpo a Carla. —No es por ella es por mi hijo. — respondo aguantando las ganas de empujarla fuera de la guagua, esta se rie al escucharme. —Ahora será, porque has estado conmigo mientras tu hijo te necesita. — esta para de hablar al ver mis ojos, esta pasando la raya y odio eso. —Carla bájate antes que cometa un crimen ahora contra ti, te despidan de la escuela primero que la maestra tutora, mande a tu familia a banca rota y lejos de la cuidad. — amenazo a lo que traga sonoramente y sus ojos se cristalizan por el enojo. —No sabes con quien estas hablando. ¿Sabes porque siempre están contratando maestras nuevas en el colegio cada cierto tiempo? Si me canso hago que las despidan y llega otra mujer para mí, así que ten cuidado con lo que dices. — esta gira sus ojos al pensar en la pisición que se encuentra. —Por lo menos déjame cerca de casa. — responde. Es lo menos que p
Noah Domenech Mis manos tiemblan, nunca había visto a alguien tener un ataque de ansiedad de tal magnitud. Su cuerpo temblaba sin control, aguatando los sentimientos que evita de expresar su dueña. Acaricio su espalda tratando de consolarla, haciendo recordar a mi esposa cuando vomitaba por la quimioterapia. Es cálida, pequeña, suave y su olor de coco… —Tienes razón. — susurra refiriéndome a todo lo que mencione hace unos minutos, siento como mueve su rostro limpiando sus mocos y lagrimas sobre mi por lo cual pongo los ojos en blanco. Se aleja de mi dejándome con algo de frio, puedo ver que es una mujer renovada. Me sorprende como ella supera las cosas, aunque puede ser que siga ocultando lo que siente. Esta me mira de reojo, pero como siempre trata de evitar mi mirada. Me relajo dejando mis dos brazos detrás de mi recostándome un poco sobre la cama. —Te doy un buen consejo, curo la herida que te has provocado, te consuelo y me das el
April González Despierto como siempre a las cuatro de la mañana, me siento tranquila después de que Nathan me hiciera caer en tiempo. Bajo las escaleras donde me fijo de hay fotos, así que me detengo para observarlas con detenimiento. Ninguna es de la familia Domenech, es solo Noah con trofeos o ganando algo. Hago una mueca inconforme de no ver ninguna de la madre del niño o Nathan con su hijo. —Es una familia completamente disfuncional. — susurro mientras sigo bajando la escalera estudiando cada imagen. —No me gustan las fotos, me recuerdan a los paparazzi y los odio. — expresa Nathan logrando que de un salto, esta sentado en el comedor con muchos papeles. Tengo que admitir que me gusta como le quedan sus pijamas le hacen resaltar su hombro, su formado pecho junto a su abdomen plano. Noto como me observa con una chispa divertida así que alejo mi mirada de su cuerpo. —Pues debería acostumbrarse, es triste ver solo fotos de Noah sin s
April González Mientras me baño siento una peste leve a quemado el cual hago caso omiso, ya que mis vecinos son jóvenes y a cada rato se les quema la comida. Trato de relajar mis músculos para pensar positivo del día de hoy en el colegio. Los minutos pasan y al salir del baño noto como hay humo cosa que creo que es por usar agua caliente. Pero al abrir la puerta noto que no es así, veo fuego más allá de la cocina lo cual cierro la puerta de cantazo. El fuego se propaga más si hay aire, así que me tengo que mantener encerrada en el baño. —Carajo, carajo, carajo… — repito varias veces pensando que hacer. Lleno la tina de agua fría por si acaso llega el fuego hacia el baño, pero me detengo al pensar que el tanque de gas esta dentro del apartamento. Así me quedo arrodillada mirando como baja el agua por la tina. ¿Aquí voy a morir? Sin poder ver a mis padres por tres años, no haber hecho algo extravagante y no vivir. —¡April! — escucho co
April González Despierto por el ardor que tengo en mis pulmones y garganta, toso varias veces. Escucho una voz a lo lejos, pero siento un vaso el cual tomo agua para volver a toser. La voz llama a una enfermera, esta le explica unas cosas. Espera… ¿una enfermera? Abro mis ojos y veo que estoy inyectada. —Carajo, no tengo plan medico para estar aquí. — comento pensando en todo lo que tengo pagar. Miro a la enfermera. —Permiso, debo hablar con su doctor, no tengo plan medico para quedarme más tiempo aquí. —Deja esa excusa lo pagaré yo. — me regaña un hombre apuesto, pero se me va ese pensamiento al ver que es Domenech a lo que trago. Es verdad él estuvo en el incendio y no me dejo por nada del mundo. Siento como se me calienta el rostro, lleno mis cachetes de aire para fijar mi mirada en mis manos. La maquina empieza a sonar cuando mi pulso sube, lo cual hace que me abochorne más. —El doctor llegará en la tarde, ahí se dec
Nathan Domenech: —No, vendrá conmigo y punto. — respondo cortante, seguro y con seriedad. April se pone tensa ante mi tono de voz. El bombero solo mira sus manos las cuales mueve con nervios. No me atrevo a decir que es mi esposa, porque ha tenido el tiempo necesario para aclararles a todos que es mentira. —No podré comprar el apartamento rápido Adrián. — comenta April tocando las manos nerviosas del bombero, aprieto mi mandíbula al ver tal acto. —Tengo que buscar todos los papeles los cuales perdí en el incendio. — la misma le sonríe con calidez logrando que el hombre fije su mirada azul en los ojos verdes olivo de ella. —Sabes que tienes las puertas abiertas. — responde Adrián donde April asiente alejando su mano. —Necesito hablar con usted señor Domenech. — pide el bombero, no me muevo esperando a que hable. —A solas. Ambos nos levantamos, miro por ultima vez a April que solo se tira hacia atrás para suspirar.