************LOREY************—Hola —contesto confusa por verlo aquí, ya que, para ser muy honesta, yo ya tenía la plena seguridad de que aquel se había marchado a Roma.—Hola —responde nuevamente al tiempo en que me mira de manera fija (al igual que yo a él)—. Disculpe si la estoy molestando por venir aquí de improviso —precisa de manera formal; y aquello me toma por sorpresa, aunque no debería hacerlo, ay que, después de todo, él y yo seguíamos siendo unos desconocidos.—¿Cómo es que... supo dónde vivía?—Ah... —se muestra algo incómodo— yo... le pregunté a Santiago, mi chofer —me explica—. Él me comentó que te acompañó hasta tu departamento cuando...—Regresamos del hospital de su amiga —completo de forma instantánea.—Así es —confirma—. Discúlpeme si fue inapropiado —expresa formal y apenado.—¿Qué hace aquí, Leonardo? —pregunto al decidir dejar pasar por alto aquel detalle—Quisiera hablar con usted, Lorey—¿De qué? —inquiero curiosa y seria a la vez.—De lo que sucedió en mi cas
************LOREY************—Por favor, pasa —le pido al terminar de abrir la puerta principal de mi departamento.—Gracias... —precisa al entrar y yo lo sigo detrás y cierro la puerta sin más.—¿Te gustaría tomar algo aquí —hago referencia a la sala— o prefieres el comedor?—Donde tú prefieras está bien —contesta gentil y, ante ello, solo sonrío a boca cerrada—. Bueno..., en ese caso, ven, pasemos al comedor —le pido al tiempo en que comienzo a caminar hacia aquel.—¿Vives sola aquí?—Sí, Chiara y Francis viven en el piso de abajo —detallo—. Mejor tomemos asiento aquí —le solicito al señalar una mesa redonda para dos personas al lado del pequeño balcón que había aquí.—Gracias —sonríe.—¿Qué deseas para tomar?—Lo que tú desees estará bien—Tengo whiskey, brandi, ron, vodka, coca cola, jugos y agua —enumero divertida; y él sonríe—. ¡Ah! Y vino también —añado al sonreír—. ¿Qué deseas?—Creo que... vino estará bien —articula sereno.—Bien, entonces no demoro. Voy por las copas y la b
************LOREY************—Leo, me está asustando un poquito —preciso algo divertida al mirarlo—. ¿Qué sucede? ¿Dije... algo malo? —pregunto curiosa, ya que, para ser muy, muy sincera, no había dicho ofensivo ni descabellado, ni nada por ese estilo.—No, no, nada de eso —contesta finalmente al observarme y... sonreírme.—Es bueno escucharte decir eso. Pensé que había dicho algo de lo que no era consciente.—No, no, todo está bien —enfatiza; y yo sonrío.—Bueno... —suspiro al sonreír—, como le estaba contando, lo que pasó con ese hombre lo dejaré como una anécdota más aquí en Ibiza...—¿Era casado?—Sí, era casado y... no era un buen hombre; no me generó confianza desde el momento en que me habló, pero bueno... mejor hablemos de otra cosa —le propongo; y aquel asiente de manera gentil.—¿De qué le gustaría hablar?—Pues... no sé... —me pongo a pensar— Mmmm... por cierto, pensé que ahora ya estarías en Roma —comento de pronto; y aquel sonríe.—De hecho, si viajé a Roma ayer por la n
************LOREY************Llegamos a mi habitación y lo primero que él hace es tirarme sobre mi cama.—Dios... sí —susurro ansiosa al mirarlo fijamente.Sus ojos están encendidos de deseo. Aquel me observa con atención y luego, recorre lujuriosamente todo mi cuerpo con su mirada. Me encantaba la forma en la que me veía; podía notar la intensidad con la que me deseaba y, para qué mentir, yo también lo deseaba a él... tal vez, muchísimo más de lo que incluso creía.Leonardo continúa observándome hasta que su mirada recae sobre mis pies. Cuando sucede ello, él toma, delicadamente, uno de aquellos con sus manos y lo lleva hasta la altura de su boca para así, dejar un beso en la planta de este.—Sí —pronuncio ahogadamente a la vez que decido cerrar mis ojos para poder disfrutar de cada una de las sensaciones que estaba empezando a experimentar y las cuales (hace muchísimo tiempo) no sentía.Si bien ya había tenido sexo con Leonardo, esto había sido cuando me encontraba ebria y, a pesar
************LOREY************Ambos seguimos acostados en mi cama, pero con nuestras respiraciones ya controladas por completo. No decimos palabra alguna; solo nos limitamos a estar en nuestro propio... mundo, por así decirlo, aunque, por ratos, tornaba mi mirada hacia él... (como ahora).Leonardo se veía sumamente sexi... y podía percibir que se encontraba muy tranquilo acostado a mi lado con uno de sus brazos cubriendo parte de su rostro (incluyendo sus ojos con intensas pupilas oscuras que me gustaban). Así también, pude darme cuenta de que el fino hilo de sudor ya había desaparecido del centro de sus pectorales; sin embargo, aún se notaba el esfuerzo físico que ambos habíamos hecho.Había sido perfecto. No fue nada romántico o algo por el estilo; fue absolutamente pasional y me había agradado tal cual; lo había disfrutado mucho y... y...«Y Chiara tenía razón cuando decía que estas cosas solo había que disfrutarlas», preciso en silencio.Nunca antes había experimentado una aventur
************LEONARDO************—Creo que he arruinado la noche —manifiesta, de forma repentina, muy apenada mientras sigue recostado sobre mi pecho.—Claro que no —contesto firme al seguir acariciando sus cabellos.—Mientes... —susurra al tiempo en que deja salir un suave y ligero suspiro.—No; no lo hago... —respondo sutil.—Eso lo dices porque eres un caballero —precisa serena a la vez que se va apartando de mí... delicadamente.—Créeme, estoy alejado de lo que es ser un cabalero —susurro al tiempo en que me dispongo a observarla.Cuando hago eso..., cuando la miro, me puedo dar cuenta de lo hinchados que están sus ojos, así como algo rojizos.—Me veo horrenda ¿no es así?—Te ves igual que cualquier persona cuando ha termino de llorar; solo que tú tienes una ventaja...—¿Qué ventaja? —inquiere al fruncir su ceño.—Que eres muy hermosa —preciso al mirarla.—Qué mentiroso —articula divertida; y yo sonrío—Solo estoy diciendo la verdad, Lorey —susurro sereno al llevar mis manos hasta
************LEONARDO************Después de ver a Lorey desaparecer por el pasillo que daba a su habitación, me quedé un poco pensativo en relación a lo que había pasado. me formulaba varios motivos por los cuales ella había empezado a llorar, pero... en vano era quedarse con uno o dos, ya que no sabía nada; no tenía información adicional para escoger alguno, así que, por ello, decidí dejar el tema de lado; y no fue porque no me importara.Luego de haber estado pensando, miré la mesa en la que estaba y decidí tomar las copas y la botella de vino para llevarlas a su cocina (con la cual no me fue difícil dar). Pareciera un poco indiscreto haber hecho ello (el haber entrado a la cocina de Lorey sin su consentimiento), pero, lamentablemente, había pensado en ese detalle después de que ya había terminado de lavar las copas y de haber tomado una toalla para limpiar la mesa—Bueno... ya no puedes retroceder el tiempo, Leonardo —preciso divertido a la vez que vuelvo a tomar asiento alrededor
***************LOREY****************—¿Tan mal me veo? —inquiero divertida al ver que Leonardo se había quedado en absoluto silencio.Había tratado de disipar todo rastro de hinchazón en mis ojos con maquillaje; sin embargo, me había sido imposible, así que, al final, decidí limpiar mi cara y solo usar uno que otra cosa para que esta no fuese muy notoria, pero, a pesar de ello, era consciente de aún se notaba... y... bastante.—No, desde luego que no —manifiesta firme al mirarme directamente a los ojos y..., sorpresivamente, sonreír.—¿Qué sucede? —interrogo algo curiosa al ver una nueva expresión en su rostro.—Ah... no... nada —precisa; y me muestra aquella sonrisa tan varonil que poseía (a la cual decido corresponder de la misma manera)—. Luce muy... hermosa, Lorey —expresa de forma repentina al mirarme con suavidad... y..., ante su comentario, solo atino a volver a sonreír, pero, esta vez, de forma un tanto tímida.—Pues... muchas gracias por ello —manifiesto con total sinceridad.