* * * * * * * LEONARDO * * * * * * * *Luego de haber estado en una especie de batalla de cosquillas con mis hijos y en el que resulté vencedor (algo que, debo admitir, no lo esperaba), acosté a cada uno (incluso a Luciano) y después, fui a ver a mi madre (quien me estaba esperando en la sala).—Mamma —la saludo al ir a su lado y sentarme en el sofá en el que estaba.—Leo —,me sonríe—. Te escuché jugando con mis nietos—Sí..., gané —le informo divertido; y aquella sonríe mucho, pero mucho más.—Me alegra verte más animado —susurra en medio de la obscura sala, ya que solo había una pequeña lámpara que iluminaba lo que había sobre la mesa de centro de la sala.—Leche y... galletas —susurro al tiempo en que sonrío.—Tus favoritas de niño... —Mis favoritas de siempre, mamma —la corrijo a la vez que paso uno de mis brazos por su espalda y la jalo hacia mí para estrecharla fuerte—. Gracias —susurro muy agradecido.—¿Me contarás qué pasó? —cuestiona de pronto, muy serena, mientras la suave
************LEONARDO************—Yo ya no te esperaba por aquí —es lo primero que escucho al poner un pie en la sala de mi casa en Ibiza.—Hola… —le sonrío a mi amigo.—De verdad, Leo, yo ya no te esperaba por aquí —precisa curioso al mirarme con su ceño fruncido—. Creí que te habías reconciliado con Norka —señala sereno al venir hacia mí y darme una palmada en mi espalda.—No…, ambos… ambos vamos a respetar los tres meses que nos estamos dando para repensar en nuestro matrimonio —informo con tranquilidad a la vez que camino hacia mi cocina para así, encontrarme con el mejor de mis amigos.—Leo… —susurra extrañado al verme y, ante ello, solo sonrío.—¿Tú tampoco pensabas verme por aquí? —inquiero divertido al acercarme a mi refrigerador y tomar una botella de agua para beber.—Dijiste que vendrías ayer mismo por la noche y… —mira su reloj— ya son las cinco del día siguiente a tu fecha de regreso —puntualiza firme.—Pues… —suspiro sereno— ya estoy aquí —preciso y, luego, solo me conce
************LOREY************—Hola —contesto confusa por verlo aquí, ya que, para ser muy honesta, yo ya tenía la plena seguridad de que aquel se había marchado a Roma.—Hola —responde nuevamente al tiempo en que me mira de manera fija (al igual que yo a él)—. Disculpe si la estoy molestando por venir aquí de improviso —precisa de manera formal; y aquello me toma por sorpresa, aunque no debería hacerlo, ay que, después de todo, él y yo seguíamos siendo unos desconocidos.—¿Cómo es que... supo dónde vivía?—Ah... —se muestra algo incómodo— yo... le pregunté a Santiago, mi chofer —me explica—. Él me comentó que te acompañó hasta tu departamento cuando...—Regresamos del hospital de su amiga —completo de forma instantánea.—Así es —confirma—. Discúlpeme si fue inapropiado —expresa formal y apenado.—¿Qué hace aquí, Leonardo? —pregunto al decidir dejar pasar por alto aquel detalle—Quisiera hablar con usted, Lorey—¿De qué? —inquiero curiosa y seria a la vez.—De lo que sucedió en mi cas
************LOREY************—Por favor, pasa —le pido al terminar de abrir la puerta principal de mi departamento.—Gracias... —precisa al entrar y yo lo sigo detrás y cierro la puerta sin más.—¿Te gustaría tomar algo aquí —hago referencia a la sala— o prefieres el comedor?—Donde tú prefieras está bien —contesta gentil y, ante ello, solo sonrío a boca cerrada—. Bueno..., en ese caso, ven, pasemos al comedor —le pido al tiempo en que comienzo a caminar hacia aquel.—¿Vives sola aquí?—Sí, Chiara y Francis viven en el piso de abajo —detallo—. Mejor tomemos asiento aquí —le solicito al señalar una mesa redonda para dos personas al lado del pequeño balcón que había aquí.—Gracias —sonríe.—¿Qué deseas para tomar?—Lo que tú desees estará bien—Tengo whiskey, brandi, ron, vodka, coca cola, jugos y agua —enumero divertida; y él sonríe—. ¡Ah! Y vino también —añado al sonreír—. ¿Qué deseas?—Creo que... vino estará bien —articula sereno.—Bien, entonces no demoro. Voy por las copas y la b
************LOREY************—Leo, me está asustando un poquito —preciso algo divertida al mirarlo—. ¿Qué sucede? ¿Dije... algo malo? —pregunto curiosa, ya que, para ser muy, muy sincera, no había dicho ofensivo ni descabellado, ni nada por ese estilo.—No, no, nada de eso —contesta finalmente al observarme y... sonreírme.—Es bueno escucharte decir eso. Pensé que había dicho algo de lo que no era consciente.—No, no, todo está bien —enfatiza; y yo sonrío.—Bueno... —suspiro al sonreír—, como le estaba contando, lo que pasó con ese hombre lo dejaré como una anécdota más aquí en Ibiza...—¿Era casado?—Sí, era casado y... no era un buen hombre; no me generó confianza desde el momento en que me habló, pero bueno... mejor hablemos de otra cosa —le propongo; y aquel asiente de manera gentil.—¿De qué le gustaría hablar?—Pues... no sé... —me pongo a pensar— Mmmm... por cierto, pensé que ahora ya estarías en Roma —comento de pronto; y aquel sonríe.—De hecho, si viajé a Roma ayer por la n
************LOREY************Llegamos a mi habitación y lo primero que él hace es tirarme sobre mi cama.—Dios... sí —susurro ansiosa al mirarlo fijamente.Sus ojos están encendidos de deseo. Aquel me observa con atención y luego, recorre lujuriosamente todo mi cuerpo con su mirada. Me encantaba la forma en la que me veía; podía notar la intensidad con la que me deseaba y, para qué mentir, yo también lo deseaba a él... tal vez, muchísimo más de lo que incluso creía.Leonardo continúa observándome hasta que su mirada recae sobre mis pies. Cuando sucede ello, él toma, delicadamente, uno de aquellos con sus manos y lo lleva hasta la altura de su boca para así, dejar un beso en la planta de este.—Sí —pronuncio ahogadamente a la vez que decido cerrar mis ojos para poder disfrutar de cada una de las sensaciones que estaba empezando a experimentar y las cuales (hace muchísimo tiempo) no sentía.Si bien ya había tenido sexo con Leonardo, esto había sido cuando me encontraba ebria y, a pesar
************LOREY************Ambos seguimos acostados en mi cama, pero con nuestras respiraciones ya controladas por completo. No decimos palabra alguna; solo nos limitamos a estar en nuestro propio... mundo, por así decirlo, aunque, por ratos, tornaba mi mirada hacia él... (como ahora).Leonardo se veía sumamente sexi... y podía percibir que se encontraba muy tranquilo acostado a mi lado con uno de sus brazos cubriendo parte de su rostro (incluyendo sus ojos con intensas pupilas oscuras que me gustaban). Así también, pude darme cuenta de que el fino hilo de sudor ya había desaparecido del centro de sus pectorales; sin embargo, aún se notaba el esfuerzo físico que ambos habíamos hecho.Había sido perfecto. No fue nada romántico o algo por el estilo; fue absolutamente pasional y me había agradado tal cual; lo había disfrutado mucho y... y...«Y Chiara tenía razón cuando decía que estas cosas solo había que disfrutarlas», preciso en silencio.Nunca antes había experimentado una aventur
************LEONARDO************—Creo que he arruinado la noche —manifiesta, de forma repentina, muy apenada mientras sigue recostado sobre mi pecho.—Claro que no —contesto firme al seguir acariciando sus cabellos.—Mientes... —susurra al tiempo en que deja salir un suave y ligero suspiro.—No; no lo hago... —respondo sutil.—Eso lo dices porque eres un caballero —precisa serena a la vez que se va apartando de mí... delicadamente.—Créeme, estoy alejado de lo que es ser un cabalero —susurro al tiempo en que me dispongo a observarla.Cuando hago eso..., cuando la miro, me puedo dar cuenta de lo hinchados que están sus ojos, así como algo rojizos.—Me veo horrenda ¿no es así?—Te ves igual que cualquier persona cuando ha termino de llorar; solo que tú tienes una ventaja...—¿Qué ventaja? —inquiere al fruncir su ceño.—Que eres muy hermosa —preciso al mirarla.—Qué mentiroso —articula divertida; y yo sonrío—Solo estoy diciendo la verdad, Lorey —susurro sereno al llevar mis manos hasta