***************LEO****************—Veo mucha ropa nueva en tu armario —le comento a mi hijo, cuando hemos entrado a aquel.—La abuela... —susurra al estrechar más mi mano y apegarse más a mí.—La abuela... —musito sonriente—, la consentidora abuela —preciso; y él sonríe—. Veo ropa muy bonita —opino al ver todo lo que había en el armario—. Muy distinta a la que sueles usar... —musito sin querer.—Me gusta... —dice muy apenado y algo... culpable.Ante ello, decido agacharme y tomarlo en brazos.—A mí también, campeón —preciso muy firme—. Par ser muy honesto, a mí tampoco me gustan mucho las camisas —bromeo; y él sonríe—. Vamos, enséñame qué te quieres poner hoy —le digo y, después, le doy un beso en su frente y lo vuelvo a colocar en el piso para que él pudiese ir a escoger su ropa.Fabrizio camina por su pequeño cuarto de ropa hasta que se detiene frente a su staff de bermudas.—¿También usarás bermuda? —cuestiono; y él se gira a verme, al tiempo en que comienza a sentir con su cabeza
POV LEONARDO—Ah... sí... ¿cómo es la señorita Honney? —pregunta Franco, de pronto, mientras desayunamos—Linda —vuelve a susurrar Fabrizio, muy tímido.—¿Qué hicieron? —le pregunta su hermano, muy relajado.—Pizza —precisa y, luego de ello, se empieza a reír, logrando ganarse así... la absoluta atención de todo en la mesa.—¿Qué pasó? —pregunta mi madre, muy curiosa y... también sorprendida, aunque podía disimularlo un poco.—Vamos, Fabri, cuéntales tú —lo animo y, aunque se mostró muy poco convencido en un inicio, al final, se decidió a hacerlo.—Te escuchamos, Fabrizio —susurra mi padre.—Bueno... —musita mi hijo, muy suave y, luego, toma un poco más de su jugo de frambuesas.A simple vista, mi hijo estaba muy nervioso, pero trataba de controlarlo; y aquello me generó otra sorpresa más. De hecho, últimamente, Fabrizio me sorprendía con cada una de sus nuevas iniciativas como el hecho de hablarle a alguien a quien apenas conocía (Lorey), de reír más libremente, de escoger su ropa, d
***************LOREY****************—Así que... la pasaste muy bien —menciona Chiara al mirarme muy sonriente.—Sí... —expreso con absoluta sinceridad, al tiempo en que tomo mi taza y bebo un poquito más de mi café.—Veo que te gustó pasar tiempo con Fabrizio...—Es que Fabrizio es... lindo, Chiara. Debes conocerlo, es un niño absolutamente maravilloso y muy especial...—Vaya..., vaya... —susurra—. ¿Por qué dices maravilloso y especial?—Porque lo es Chiara —expreso muy firme al mirarla nuevamente—. Es único, es... maravilloso, sumamente especial...—¿Igual que el padre? —inquiere divertida; y yo sonrío.—Tal vez, mucho más —bromeo; y ella ríe.—O sea que, si estás con Leonardo, ¿es más pro pasar tiempo con su hijo que con él? —inquiere divertida; y yo río, al tiempo en que niego con la cabeza y desvío mi mirada hacia mi pequeño balcón para ver el hermoso cielo azul de Ibiza.—Ay, Chiara... —suspiro muy profundamente— Ambos son maravillosos —expreso desde lo más profundo de mi corazó
***************LOREY****************—Dime qué opinas de este —me pregunta Chiara, al mostrarme un bello y sexi conjunto de lencería de dos piezas—. ¿Qué piensas? —añade al arquear una de sus cejas—. Provocativo, ¿no es así? —comenta con suma picardía; y yo sonrío ampliamente.—Sí, muy provocativo —confirmo al acercarme a ella y tomar con mis manos el muy delicado conjunto— y muy bonito —agrego sincera, al admirar cada uno de los detalles de aquel.—Yo creo que con ese conjunto, Leonardo no querrá más que arrancártelo en cuanto pueda —precisa muy segura; y yo sonrío.—Me gustan las transparencias y los finos encajes.—¡Es perfecto para ti, Lorey! —exclama emocionada, al tiempo en que se dispone a ver tu talla—. ¡Y es tu talla! —agrega más que emocionada—. Llévatelo. Estoy segura de que tu sexi italiano lo disfrutará mucho y TÚ TAMBIÉN.—Pues, siendo sincera, me gusta —expreso sonriente al revisarlo por completo.—Llévatelo. Les asegurará un MUY BUEN COMIENZO —manifiesta con total libe
***************LOREY****************—¿Y ahora qué hacemos? —le pregunto a mi amiga, mientras vamos caminando por las hermosas calles de Ibiza.—Bueno, Francis dijo que nos esperaría en el restaurante llamado "La Mar" en... —mira su reloj— en treinta minutos —precisa; y yo me giro a verla.—¿No crees que ya deberíamos ir?—El lugar está cerca.—¿Cómo lo sabes? —inquiero curiosa; y ella sonríe.—Pues, hace unos minutos, fue lo que me marcó los mapas de Goo gle —precisa divertida; y yo sonrío.—Aun así, ¿no crees que ya deberíamos ir?—Sí, creo que sí —contesta serena; y yo le sonrío—. Vamos por aquí —indica de pronto, al girar hacia una calle—. Tenemos que ir a la playa...—Amo los restaurantes en el mar...—Y yo también —precisa ella, muy sonriente—. Y cuéntame, Lorey, ¿cuándo le pedirás a tu italiano jugar con todo lo que compraste pensando en él? —precisa con mucha picardía; y yo sonrío algo tímida.—¡Oh, vamos, Lorey! No hay nada de qué apenarse. Es normal que se use todos esos jug
***************LOREY****************—Wao... sorprendente —escucho musitar a mi amiga, pero no le hago caso, solo me concentro en colocar una de mis manos en la pequeña espalda de Fabrizio para corresponder a su gesto.—Señorita Honney —musita muy suave y, frente a ello, decido actuar más.—Por favor —le hablo a Chiara, de forma muy discreta, al mirarla—, toma esto, que nadie lo vea —le susurro nerviosa, al entregarle las dos bolsas que tenía en mi mano y en las cuales había una sexy lencería y... juguetes nada apropiados.—Sí, sí, descuida —responde al instante y toma las bolsas que le entregaba.Luego de ello, retorno toda mi atención a Fabrizio y, muy lentamente, lo voy apartando de mí. Cuando hago ello, puedo notar que él se tensa y se pone muy nervioso. Tal vez, piense que ha cometido alguna indiscreción, pero nada más alejado de la realidad.Cuando termino de alejarlo un poco, de forma inmediata, procedo a colocarme de cuclillas frente a él. Al hacerlo, puedo notar que, en su mi
***************LOREY****************—¿Mejor? —le pregunta el padre de Leonardo a su esposa; y la bella mujer asiente en su dirección.—Sí, scusa...—Tranquila, mi amor —le pide el hombre al tomar las mejillas de su esposa—. Te ves hermosa de cualquier manera —le señala él; y la mujer le sonríe muy feliz.«Así que Leo es así porque...», observo a sus padres.«Porque fue criado con amor», completo en silencio y... sonrío.—Le pido disculpas, señorita Honney...—No, claro que no. Descuide, señora...—Luciana. Puedes llamarme Luciana.—Descuide, señor Luciana —preciso serena; y ella me sonríe dulce para luego, volver a darme otro abrazo, el cual recibo gustosa.—Muchas gracias...—Nada que agradecer. Cualquiera, en mi lugar, habría hecho lo mismo y, aparte, no solo fui yo quien ayudó a Fabrizio —preciso al poner un poco de distancia—. Mi amiga Chiara también estuvo conmigo —señalo; y la madre de Leonardo se lanza sobre ella para abrazarla, mientras tanto, veo que Chiara pone todas las bo
***************LOREY****************—Lorey...—¿Ah? —articulo al reaccionar, después de haberme quedado como una tonta, ante las palabras seductoras de Leonardo.—No sé qué te haya dicho tu sexi italiano, pero si sigues con esa cara, tus suegros se darán cuenta de que babeas por su sexi hijo.—Ah... ah sí... —carraspeo algo nerviosa— tienes razón.—Claro que sí. Siempre la tengo. Al menos, en estos casos —precisa divertida—. Toma, tus bolsas —agrega al entregarme las dos que me pertenecían y, de repente, vuelven a mí las palabras de Leo.Él... se había dado cuenta de las bolsas que traía cargadas Chiara y sí, había reconocido de qué se trataba y, para mi alivio, al parecer, a él sí le gustaba.(Sonrío como una boba).«Entonces, deberé proponérselo. Puedo proponérselo. A él... le gusta», me digo en mi mente; y vuelvo a sonreír.—¡Hey! ¡Lorey! Por dios. Disimula un poco tu cara de boba —me pide mi amiga, un tanto divertida; y yo sonrío.—Lo siento, lo siento, Chiara.—A mí no tienes qu