NATANAEL DÍAZestaba completamente desesperado, toda mi reputación quedaría destruida, así que en cuanto mire esas cosas decidí ir al apartamento de Jane, porque ella tendría que saber exactamente qué fue lo que pasó, lo peor de todo es que era una bomba de tiempo, en lo menos posible todas esas fotos iban a filtrar y yo ni siquiera podría tener la cara de ver a Laura, ella jamás volvería confiar en mí y por más que yo intentara explicarle las cosas, al final creo que las fotos hablan por sí misma.Sentía que yo era la víctima en todo esto, pues por muy ebrio que anduviera la noche anterior, yo sé que soy consciente de que jamás pude tocarla, ni siquiera tenía intenciones de hacerlo, lo último que yo recuerdo fue la conversación que tuvimos en la cual yo le había explicado bien que nosotros no podíamos tener nada más que amistad, así que lo que más creo conveniente es hacerme una prueba para ver qué tipo de sustancias andaba en mi cuerpo.Cuando llegue al apartamento de Jane, toqué un
LUKE—Por poco y solo le faltaba golpearme— me dijo Jane asustada. Yo estaba en su apartamento.—Claro, supongo que la noticia le había caído como balde de agua fría.En el fondo me sentía victorioso. Con esto quedaría enterrada toda posibilidad que Laura y Natanael se juntaran.—Puedes verle el lado positivo a todo esto, cuando sepa que también esperas un hijo suyo, tendrá que buscarte. Después de todo parece un padre responsable.Los dos reímos.—Oye, no cantemos victoria. Solo espero que salga bien o ya sabes…— me miró con desdén.Sabía que se refería a la cárcel.—No te preocupes, ya todo está calculado y si todo ha salido bien es porque lo planeamos bien.Me recosté en el sofá y cerré mis ojos.—Nunca me había sentido tan feliz— dije e intenté acercarme a Jane— creo que tú y yo hacemos una muy buena pareja. Deberíamos…— hago una pausa— ya sabes…—Ni se te ocurra, una cosa muy distinta es que no unamos para destruir a esa parejita, y otra muy distinta es que yo tenga interés por t
NATANAEL DÍAZ—Natanael, necesito que hablemos— ya habían pasado un mes del doloroso acontecimiento con Laura, de ella no tenía idea de donde estaba.Solo se que se llevó a mi hijo y desde ese día. No he tenido ningún tipo de comunicación con ellos. Era la burla de todas las personas acá.Todos sabían que estaba en quiebra y ni siquiera salía de mi apartamento para que no me siguieran diciendo, pero ahora Jane estaba hablándome al celular y de verdad que no entendía el por qué.Ya habíamos quedado de acuerdo del error qué pasó esa noche y ahora, después de tanto tiempo volvió a hablar conmigo.—¿Otra vez?— me frustré— creo que nosotros habíamos llegado a un acuerdo o ¿No lo recuerdas? Todo me sale mal cuando estamos juntos y pienso que si me vas a decir las cosas es mejor que sean por acá.Quiero evitar a toda costa cualquier contacto con ella.—Lo que te voy a decir es muy urgente y por teléfono no me siento cómoda hablando estas cosas— su voz estaba empezando a sonar quebradiza. No
NATANAEL DÍAZSeguí comprobando el expediente que tenía delante por si había algún error, como hago con todos los expedientes. Pero mi mente ya no está aquí. Espero que hoy sea el día. Espero que al menos hoy venga a mi despacho. Estoy seguro de que mi plan funcionará. Oigo sonar mi teléfono y lo cojo.—Señor, la señorita Jenner está aquí. Dice que no tiene cita, pero parece que quiere hablar con usted. ¿La hago subir? —, preguntó mi recepcionista. Menos mal que el plan funciona.—Que suba—, dije y corté.Sabía que mi poder influía mucho en la sociedad, así que investigue un poco de la vida de mi querida exnovia. Me di cuenta de que no le estaba yendo tan bien que digamos. Su padre está muy enfermo y ahora que está despedida no tiene más alternativa que aceptar lo que le tengo preparado. Nada puede salir mal.Bien. Ahora subirá a contarme por qué me ha dejado y hablaremos los dos. Las cosas se calmarán. Así de simple. O me rogará por un trabajo. ¡Ya está! Pero algo en mi mente me dice
LAURA JENNERMe desperté a las cinco de la mañana. Por culpa de ese bastardo. Urrgh... Me preparé rápidamente y salí. Me senté en mi asiento y conduje hasta la oficina. Golpeé el volante enfadada.No puedo creer que tenga el descaro de buscarme después de lo que me hizo con su amigo. Pase uno de los momentos más vergonzosos. Esa apuesta lo cambió todo y jamás se lo perdonaré.¡Seguía huyendo de él y ahora me ha encontrado! ¡¿Qué más quiere de mí?! Se lo di todo. ¡¿Aún no está satisfecho?! ¿Qué más puede romper en mí? Ya me rompió el corazón. Ahora me está haciendo trabajar para él y estar con él todos los días, cada minuto. Urrgh...Habría hecho algún trabajo barato o cualquier otro, pero necesito más dinero y para eso tengo que hacer este trabajo. Mi padre está en el hospital. Su enfermedad pulmonar es cada día más peligrosa. Necesito dinero para su operación. Para eso tengo que trabajar aquí. Mi padre es mi única familia. Mi madre murió cuando yo tenía trece años de la misma enferme
LAURA JENNEREsto es ridículo. Llevo una hora repasando todas las cláusulas. Cada una de ellas es estúpida. Cada una me hace querer pegarle fuerte en la cabeza cuando las leo. Ha mencionado todo, cada detalle que tengo que hacer. No hay ni una sola laguna que me haya costado tanto encontrar. Gruñí y leí la siguiente cláusula.¡¿Qué?! ¡Todas son así! ¡Algunas cláusulas son aún más estúpidas!Cláusula 4: Elige el traje y los pantalones que debe llevar para el trabajo.Cláusula 5: Anudarse la corbata todos los días.Cláusula 6: Debe desayunar, comer y cenar con él todos los días.¿Qué es esto? ¿Es este el trabajo de una asistente? Se aseguró de que pasara cada minuto, cada segundo del día con él. Lo miré y lo encontré sonriendo mientras miraba un archivo. Sé que puede sentir mi enfado y que está disfrutando con ello. Urggh... No aguanto más. Me levanté enfadada y fui hacia él.—¡Señor Díaz! —, le llamé enfadada. Él seguía mirando su expediente. Le llamé lo suficientemente alto como para
LAURA JENNER —¿Ya hemos llegado? —, le pregunté, mientras seguíamos en su coche. —Sí, casi—, respondió mirándome. Giré la cabeza para no tener su intensa mirada sobre mí.—Mmm—, dije mirando por la ventanilla. Pronto el coche se detuvo y le oí decir.—Hogar. No, dulce hogar, ahora que estás aquí—, me susurró al oído, apartándome un poco el pelo.—Basta, Natanael—, le dije alejándome de él. No tardó en rodearme la cintura con la mano y tirar de mí. —¿De verdad necesitas tirar de mí hacia ti todo el tiempo? —Lo siento, pequeña. No puedo evitarlo. Llevas diez años lejos de mí. No sabes cuánto te he echado de menos.—¿Me enseñas mi habitación? —, dije sintiéndome un poco cansada. —Nuestra habitación—, corrigió y tiró de mí con él. —Esto no es una broma. Enséñame mi habitación—, le ordené. Se detuvo y me miró, inclinando la cabeza hacia un lado y cruzó las manos cerca del pecho como si estuviera pensando.—Ok. Es tu habitación la que compartiré contigo—, dijo y tomó mi mano jalándome
LAURA JENNER Cuando dejé de llorar, me acerqué al armario de su habitación y abrí la puerta. Entré y saqué unos pantalones cortos de algodón azul oscuro y una camiseta de tirantes blanca. Salí y lo encontré tumbado en su cama, sonriendo mientras miraba al techo. Le fruncí el ceño y entré en el cuarto de baño. Me sorprende ver que allí están mis jabones favoritos. ¡¿Se acordaba de todas estas cosas sobre mí incluso después de diez años?! ¿Por qué? ¿No soy nada para él? ¿Verdad? Salí de mis pensamientos y me quité la ropa. Me bañé limpiamente y me puse la ropa que había traído. Me miré hacia abajo. Mis pantalones cortos son un poco demasiado cortos delante de él. Con ese pensamiento salgo y me lo encuentro entrando en la habitación solo con un bóxer azul. Mis ojos se abren de par en par. ¿Qué lleva puesto? ¡¿No sabe que ahora hay una mujer viviendo con él en su casa?! Me miró y vino hacia mí. Empezó a acercarse, pero levanté la mano para detenerlo. ¡Cielos! Está tan bueno con... co