—La has jodido bastante bien, amigo. —Dijo el hombre rascándose la cabeza.
—No te metas en esto.
—Pues tengo que meterme, ¿sabes por qué? —Dijo él acercándose y clavando su dedo índice en el pecho de Greg. —Porque esa mujer que ves allí, caminando y alejándose de nosotros estuvo a punto de ahogarse en la piscina hace menos de treinta minutos y de no haber sido porque yo estaba cerca, ahora estuviéramos contando una historia muy diferente.
La sangre se le heló en las venas.
A punto de ahogarse. ¿Cómo es que estuvo a punto de ahogarse?
—¿De qué estás hablando? Ella es bastante cuidad
Ira, vergüenza, dolor. Tenía tantas emociones encontradas que no sabía definir ni decantarse por una.Se sentó en la cama y sus pies descansaron sobre la alfombra después de haberse dado una ducha y lavarse el cabello. Aún envuelta en la toalla con la cual se había secado, se sentía… ¿Fría?El único hombre del que se había enamorado en toda su vida y era un estúpido que no veía más allá de sus narices. Lo que más le dolía es que él confiaba en todas menos en ella. No sabía qué esperar de él hombre, que tenía una relación con su hermana.Su hermana. ¿En que se había convertido ella, que ahora se acostaba con hombres comprometidos?
Capítulo 72Su corazón se frenó al verla allí. Las palabras que tanto había analizado de camino a la habitación, de momento no quisieron salir. Su boca se selló como si tuviera cemento.—Estás aquí. —Murmuró ella.—No existe otro lugar en el que quiera estar. —Respondió él finalmente.El corazón le latía fuerte, la caja del anillo le pasaba en el bolsillo del pantalón. Aunque había pensado en un millón de cosas y analizado con detalle cada una de las palabras que deseaba utilizar al estar frente a ella, pero nada vino a su cabeza, se quedó en blanco, su cerebro pareció haber sufrido de un derrame cerebral.Sorprendiéndolo ella se lanzó a sus brazos y lo abrazó por primera vez ella lo rodeó con sus brazos y envolvió su cuerpo alrededor suyo.<
El corazón se le detuvo con escuchar las palabras que él había dicho, había soñado tanto con aquel momento que, al tenerlo, al estar sucediendo, no pudo creerlo.—Grenor, no juegues conmigo, no digas cosas que no sientes sólo para complacerme. —le pidió con la voz temblorosa.Ella sabía que él estaba nervioso por el tema de haberlo hecho sin cuidado, de hacer el amor sin ninguna protección. Nala sabía que era un hombre serio y que le gustaba mantener todo bajo control. Probablemente padece alguna clase de trastorno de control y limpieza, pues sabía lo obsesionado que estaba con mantener el orden a su alrededor.—No estoy jugando contigo, nada de lo que vaya a hacer a partir de ahora será un juego. —sin embargo, dijo el sorprendiéndola. — contigo no puedo jugar porque te necesito.Ella comenzó a caminar por la habitac
Capitulo 74—¿Estás segura de querer ir?—Creo que sí. —Hola respondió, aunque no estaba muy segura de querer hacerlo.Habían recibido esta misma tarde una invitación a cenar por parte de Tom y su esposa. Seguramente él quería asegurarse de que ella estaba en buenas manos y que habían solucionado sus diferencias. Tom era tan cuidadoso y tan buen hombre que era capaz de entrarse a golpes con Greg para que éste la cuidara.Aún ella misma no sabía si habían solucionado sus diferencias, quería pensar que sí, quería creer que por fin estaban viendo lo mejor de ellos mismos y que todas esas ideas
Grenor se observó junto al espejo de la entrada del restaurante, mientras la joven de la puerta revisaba la reservación. Estaba junto a Nala y su mujer lucía tan nerviosa como un pequeño pollito fuera del cascaron. Ellos se veían bien juntos. Incluso con las diferencias en su color de cabello, estatura y color de ojos, todo tan diferente, pero a la vez, lucían una conexión y química, imposible de no notar.Era suya. Su mujer. La mujer que quería y deseaba como a nadie. Esa que era capaz de volverlo loco y darle tantas alegrías con solo mirarla.Pretendía proponerle matrimonio esa noche, si todo iba bien, lo haría.Ella no deseaba ir a la cena, pero su orgullo y educación no le permitieron negarse. Ella fue porque se sentía en deuda con Tom.Su mandíbula se apretó con solo pensar en él. Tom era el hombre perfecto para Nala.Para cua
¿Por qué lo hizo? No lo sabía.Pero de repente, cada una de las palabras comenzaron a salir de su boca, como si éstas tuvieran vida propia, como si estuviera angustiada por dejarla salir. Sabía que no debía, ninguno de los dos debía hablar sobre cómo se conocieron, sobre sus cosas privadas, lo que sucediera detrás de las paredes de la mansión, de la habitación, de donde sea que se encontraran, no tenían por qué contarlo, pero ella no sabía por qué lo había hecho.—Nala. —Y su tono de voz le indicó que estaba cabreado.Ella no tuvo que mirarlo, no tuvo que ver sus ojos azules tan oscuros como el mar turbulento, para darse cuenta de que ella la había cagado.Sus manos temblaban, sudorosas, su garganta se había cerrado. Le di otro sorbo a su vino y terminó la copa por completo. Su copa era la &u
La noche anterior había sido perfecta. Él la había amado como nunca nadie lo había hecho. Hicieron el amor hasta el cansancio, hasta que sus cuerpos pidieron dormirse, hasta que no pudo más con los ojos que estaban locos por cerrarse, por descansar.Miró sus uñas recién pintadas de los pies mientras el agua tocaba sus dedos. El día anterior había estado allí, pero con el corazón completamente roto. Ahora, entendiendo y atando todos los cabos, se dio cuenta que había malinterpretado la salida rápida de Greg de la habitación cuando se enteró de que ella era virgen.No se fue porque quisiera escaparse, fue porque se dio cuenta que quería pasar el resto de su vida con ella y eso le encantaba. Lo amó aún más por haber tomado la determinación de no correr ni de escapar de lo que sentían.Él había escapa
Varias semanas después.—¿Está segura de no querer irte conmigo a Grecia? — preguntó mientras la marcha Nupcial comenzaba.—Creo que lo mejor es quedarme aquí.—Allá también hay universidades donde puedes terminar la carrera. —Refutó Grenor sin convencerse y le dio un beso en el cuello. —Conozco a muchas personas, allá puedo ayudarte a…—No necesito tu ayuda. —Le interrumpió. —Quiero terminar la carrera aquí. Además, sabes muy bien que tengo mi trabajo, aun me estoy acoplando.—Es un capricho. — murmuró. —El trabajo es lo de menos.—¿Capricho? ¿Cómo le llamas al apartamento pent-house que compraste en la mejor zona de Chicago?Él se quedó callado. No tenía forma de refutar eso.—¡