Capítulo 18

Keira

Sebastian tuvo que regresar a Alemania por un asunto personal y no nos vimos esa noche ni en los siguientes días. No ha habido más llamadas calientes, pero hemos tenido varias conversaciones subidas de tono por WhatsApp. Jess me ha pillado varias veces con las mejillas rojas, y creo que imagina lo que está pasando sin que tenga que decirlo. Ahora mismo, estoy sentada en la cama, respondiendo sus mensajes indecorosos. Ese hombre no tiene nada más en la cabeza que no sea sexo. ¿Y tú?, acusa mi voz interior. Bueno, creo que con la sequía que mantuve a lo largo de tres años, tengo derecho a pensar, y desear, todo lo que me dé la gana. Quizás él también está gozando de los mismos beneficios. No puedo olvidar aquella conversación en su limusina cuando, de forma directa y sin tapujos, admitió que había dejado de disfrutar del sexo.

«Te he follado dos veces desde que me desperté esta mañana».

«¿Soñando despierto, Decker?».

«¿Qué me dices de ti? ¿Has vuelto a tocarte en mi nombre?».

«No»
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