Un hombre observa desde la puerta de la iglesia, como la mujer que más ha amado está a punto de convertirse en la esposa del hombre que más admira, su propio hermano. La veía hermosa enfundada en ese vestido blanco, el velo sobre su cabeza, era así como la había imaginado por mucho más tiempo del que le gustaría admitir.
—Yo soy tuya y tú eres mío. — escucha decir a la novia mientras su hermano la observa con devoción. Su mano se convierte en un puño mientras se aleja. Eran sus propias palabras, fue él quien las repetía cada vez que terminaban de hacer el amor, con la luna como testigo.
—Una de las reliquias de los Rinaldi, el señor Rockefeller va a subastar lágrimas de afrodita.
—Se dice que sus piedras preciosas son únicas en el mundo, su belleza es sin igual. — Eizan escucha la conversación sintiendo la rabia, esa joya era una reliquia de la familia de su madre. El padre no tenía derecho.
Observa por última vez en dirección al altar, viendo a la mujer de su vida besarse con su hermano, ahora ella ya era parte de la familia. Debía salvar ese collar, su madre siempre le dijo que pasaba al segundo hijo.
—¡Eizan!! espera, celebra con nosotros! — escucha a sus espaldas la voz de su hermano, sus pasos se detienen, sus manos se convierten en puños, él no podía, ahora era la mujer de su hermano, sangre de su sangre, el sacrificio de hermanos que Eizan hacía en silencio taladraba en lo más recóndito de su propio ser.
—Debo irme hermano. —Responde observando a la feliz pareja.
—Brinda con nosotros, por favor, y te dejaré marchar. Es el día más feliz de mi vida porque al fin Lisa es mi mujer, mi esposa, quiero compartir mi felicidad contigo. — Observa el brillo en los ojos de Donato, sentía que su sacrificio valía la pena, aunque fuera como el hierro ardiente contra su propia piel. Eizan asiente mientras su hermano amplía la sonrisa. —No te muevas Eizan iré por unas copas hermano.
—¿Por qué me abandonaste? — inquiere en dirección a la novia que se encuentra sola ahora.
—No te preocupes queridito, podemos continuar con nuestros encuentros. Pero Donato es el hombre que merezco. El me ama realmente. — sonríe con cinismo.
—No te lo mereces, mi hermano no merece a una mujer como tú.
—¿Y tú sí? — pregunta con malicia. No menciona nada al respecto y comienza a marcharse. —Si te sirve de consuelo en la cama eres mejor que él. — apretó los puños sintiéndose un estúpido.
—Juro por tu memoria madre que no permitiré que una de tus más preciadas reliquias termine en otras manos que no sean las mías. — hace el juramento en dirección al cielo mientras las llantas del auto derrapa contra el pavimento.
En otra parte de Milán…
—¿Quién eres tú? — inquiere el hombre de rebosante abdomen en dirección a la pequeña pelirroja. —¿Eres masajista? — inquiere con picardía mientras recorre con la mirada el esbelto cuerpo de la joven.
—¡Por dios! ¡no! — exclamó de inmediato en respuesta cuando el tipo abre el paso permitiéndole el acceso. —Estoy buscando a Alexander. — Abre su bata dejando ver los enormes y abundantes Vellos en su cuerpo, Ali de inmediato se escondió bajo el brazo de Adara buscando refugio.
—Tú te lo pierdes. —responde con indiferencia. — A ese imbécil lo echaron del edificio ¿Por qué lo buscas? —inquiere con curiosidad.
—Él tiene deudas pendientes conmigo, y huyó para no saldarlas. —responde con valentía la pequeña pelirroja resguardando al Gálago. Se sentía una especie de mercenario en busca de su objetivo.
—Estás de suerte. — responde con una sonrisa malévola. —Me gusta ver al mundo arder, además él se acostó con mi chica. Espera un momento iré a buscar la dirección, dile que yo te la proporcione, veremos si tiene las agallas de venir a buscarme. —Adara asiente mientras su mirada se pierde, el pinchazo de la desilusión aumento de tamaño, todo fue una mentira, la única que se enamoró fue ella y para colmo de la ilusión de un hombre que no existe en realidad, todo fue parte de su excelente actuación.
—Yo le daré tu mensaje. — responde tomando la tarjeta.
—¿Segura no quieres ser la masajista? — rueda los ojos mientras camina hacia el elevador. — ¡Seré generoso con la propina! — exclama desde el pasillo.
Al llegar al exterior, el sol radiante quema sobre su piel, mientras su estómago gruñe, y por primera vez desde su llegada sintió que ir a Milán de esa manera había sido una mala idea, ahora no tenía dinero suficiente para el hospedaje, comidas, y transporte, encima alimentar al gálago. Ali la observa con sus enormes ojos después de recorrer varias calles caminando.
—Yo también tengo hambre, deja de verme con esos ojos. Si alguien no hubiera devorado las municiones de mi bolso ahora tendríamos comida. — Ali escapa del bolso al escuchar las últimas palabras, salta rápidamente alejándose de ella. —¡Oye! ¡regresa aquí! ¡no era mi intención ofenderte! —Se disculpa apresuradamente corriendo tras de él, pero el pequeño era tremendamente veloz.
Después de algunos minutos su bolso comienza a moverse, Ali aparece nuevamente, mientras sostiene algo en sus manos, Adara abre la boca sorprendida al ver una billetera junto a su pulsera.¡Ali era un adicto a tomar lo ajeno! Era la manía de la que Elena hablaba.
—¿Ha visto a una rata saltarina? —la pelirroja frunce el ceño sin comprender cuando el extraño de traje preguntó.
—¿Una rata voladora? —inquiere incrédula. — Por supuesto que no.
—Esa cosa robo mi dinero. — se muestra casi incrédulo.
—¿Habla de la billetera que está a un metro de usted? — señala con su dedo en dirección.
— ¡Gracias! — responde colocando la mano sobre su pecho con alivio.
—Ali, no puedes tomar lo que no es tuyo. — reprende mientras lo señala con el dedo índice. Su estómago gruñe mientras que el pequeño la observa con sus grandes ojos. —Está bien, tenemos hambre, pero no lo vuelvas a hacer.
Mientras tanto…
—¡Señor Rockefeller! — interviene un hombre de seguridad.
—¿Qué sucede?
—Han robado la reliquia de la subasta.
—¡NO ME IMPORTA LO QUE DEBAN HACER, QUIERO DE REGRESO A LÁGRIMAS DE AFRODITA O ¡CABEZAS RODARAN! —El de seguridad sale despavorido en busca de la joya.
Baja corriendo las escaleras de emergencia estropeando su traje, ni el mismo cansancio logra vencerlo, cuando el viento sopla sobre su rostro sabe que está a centímetros de la libertad, algo pequeño golpea contra su cuerpo, su mirada se concentra en la pequeña silueta con cabello rojo. Adara recordó los libros de amor que elena solía leer, es ahí cuando el valiente hombre aparece evitando su caída culminando en un beso hechizante, pero ella en cambio lo único que recibió fue una alucinante caída, rebotó contra el imponente cuerpo. Ahora es Ali quien sostiene el collar. La pequeña pelirroja no puede emitir una sola palabra porque es arrestada por el de seguridad esposada por una mano mientras el gálago se refugia en el bolso.
—¡Usted no puede hacerme esto! ¡Es una injusticia! !Está oprimiendo mis derechos!—Grita enfurecida contra el de seguridad mientras se remueve de manera violenta. El hecho de la posibilidad de volver a prisión sin completar su primer día de libertad le produjo cierto temor.
Eizan continúa su camino antes de que alguien lo reconozca, pero entonces observa esos ojos verdes temerosos, sabe que la chica no es culpable, su padre lo asesinara con sus propias manos, pero no iba a permitir una injusticia. Además tenía que reconocer que era valiente, intentaba luchar con un hombre del doble de su tamaño y tres veces su peso. Era consciente que podrían darle prácticamente una condena perpetua por el valor de la joya, con frustración paseo su mano sobre su rostro preparándose para tomar un decisión que le costaría muy caro con su propio padre como juez.
—Eres una ladrona, eso es lo que eres. en prisión tendrás amigas de tu calaña.— responde el guardia con desdén mientras intenta llevarse a la chica.
—!Yo no soy una ladrona!— responde en un fuerte grito cargado de rabia.—¿Entonces todos los de seguridad son iguales a ti?—inquiere con duda.
—¿De atractivos? Lo siento, este rostro es único, todas me lo dicen.— Se galardona a sí mismo aflojando el agarre contra Adara.
—Deberías de arrestarles.— responde la pequeña pelirroja de fuego.— Mentir también es un delito, sobre todo a ti mismo cuando te ves al espejo.— responde con burla mientras que el de seguridad la fulmina con la mirada, vuelve violento su agarre contra la joven.
—Gerónimo. — llama Eizan al de seguridad. la joven besada por el fuego suelta enormes carcajadas al punto de liberar algunas lágrimas.
—¿Gerónimo? — inquiere con burla. — Realmente le haces justicia al nombre. Es tan feúcho como tú. —Eizan la fulmina con la mirada rezando por que la mujer cierre la boca. El de seguridad entrecierra los ojos murmurando algunas cosas inaudibles.
—Continúa aumentando tu condena ladrona.
—¿Desde cuándo decir la verdad es un delito? !Ya lo he dicho! ¡Yo no robe nada! ¡Soy inocente!
—Espero continues de bocaza en la estación de policía.— Adara abre la boca indignada pero la mirada de Eizan no deja de gritar que cierre la boca.
Adara observa la conversación que sostiene el hombre junto al de seguridad. Estaba segura que había caído como un cordero directo a la trampa, nuevamente se sintió traicionada.
—He hablado con…— no tiene oportunidad de hablar ya que su mano ha sido esposada junto con la de la chica, la pelirroja le obsequió una mirada maliciosa. —¿Qué rayos…?
—Maldito idiota, yo no voy a ser parte de tu teatro mal montado. Eso te enseñará a no volver a calumniar a la chica equivocada.—Observan como el de seguridad habla por celular, sabía que eso era realmente malo.
—Demonios, mi padre va a arrancarme las entrañas cuando se entere. — menciona para sí mismo antes de tomar a la pequeña pelirroja como una muñeca sobre su hombro echándose a correr por las calles.
—¡Alto ahí! — gritan tres hombres de seguridad. Eizan acelera sus pasos, es veloz aun con el peso extra. Dos calles después ingresan al automóvil que tomó de uno de sus amigos, mientras que Adara se indigna por el hombre a su lado, la deposita sin mucha delicadeza en el asiento de copiloto, cuando intenta rodear observa la esposa en su mano. —¡Tú me metiste en esto! ¡ahora me sacas! — exige la pelirroja con el ceño fruncido mientras le señala con un dedo. Eizan la saca el auto ingresando él en el asiento del piloto, Adara niega de inmediato. —¡No voy a sentarme encima de ti! — se aleja sintiendo el tirón de las esposas, se maldijo así misma por todas las decisiones que tomo desde ayer al inicio de su día. —No seas niña. Date prisa Caperucita. — intenta replicar abriendo la boca indignada pero el El sonido de las sirenas aproximarse la hace mandar al carajo cualquier resistencia. Se monta sobre Eizan rozando mas de lo debido su cuerpo, siente algo rozar su espalda baja por lo que su
—¿Qué haces tu aquí? — inquiere Eizan sin poder creer que sea precisamente ella quien toque a su puerta. Talla rápidamente sus ojos pensando que tal vez el tequila afecto su visión y se trataba de una alucinación. —¿Me extrañaste amor? — pregunta con una sonrisa cínica adentrándose en la habitación sin esperar invitación. —Lisa déjate de juegos y dime por has venido aquí ¿Cómo me encontraste? — Eizan tira de su cabello con desesperación. Cuando Lisa se lo proponía podía ser una mujer sumamente exasperante. —Ya sabes como es Donato cuando se trata de su pequeño hermano. Cancelo la luna de miel por ti, y yo como una buena esposa ayudo a mi marido—Levanta su mano izquierda mostrando las sortijas en su dedo anular. —a buscar a su estúpido hermano que ahora es mi cuñado ¿Soy como una hermana para ti ahora? — su voz se vuelve ligeramente ronca mientras acaricia el pecho de Eizan con descaro. —¿Sabes? A tu hermano le falta tu pasión, para ser mi noche de bodas dejo mucho que desear, pero t
Y así fue como la pequeña pelirroja besada por el fuego termino entrando en el juego de los Rockefeller. Había accedido en convertirse en la esposa de Eizan a cambio él cumplió con su palabra desde el primer instante al darle el empleo en la empresa mas grande en joyería donde sus diseños eran los mas codiciados a nivel internacional.Los días se volvieron de locos, poco a poco el señor Rockefeller comenzó a presionar a Eizan para presentarle a su prometida, los ojos de la prensa aún continúan sobre él por lo que a regañadientes accedió a presentar a Adara a su familia lo cual significaba que la joven tendría que convencer a la familia de ser la mujer perfecta.—Vamos Ali, tiene que quedarte en el apartamento. No puedes ir conmigo a la cena. —realiza un pequeño puchero pues le había tomado cariño al pequeño gálago ladrón. Aun que la pelirroja no quisiera aceptarlo estaba nerviosa por conocer al padre y hermano de Eizan, sabia que de su aprobación dependía el alquiler del apartamento,
En la mente de Adara continuaba presente el demandante y ardiente beso por el que fueron consumidos en el concurso de la empresa, si bien al principio fue extraño al final algo en ella despertó, deseosa de probar un poco más. Cierra los ojos echando la cabeza hacia atrás mientras la maquillista hace y deshace en su rostro y cabello, hoy era la fiesta donde anunciarían su compromiso, según le informo Eizan se trata de una extraña tradición familiar, solo esperaba que no terminara como esa película de boda sangrienta con la macabra tradición del juego.Abrió la boca sorprendida al ver el color rojo en todo su vestido, esperaba algo más conservador al tratarse de una familia como los Rockefeller. Al salir al enorme jardín se percato de que la fiesta seria realizada en grandes y ostentosas carpas rodeada de satín, alcohol, y bocadillos, incluso grandes candelabros colgaban del techo.—Al final el polvo de hada surgió efecto y estas a punto de convertirte en una esposa como siempre lo soña
La pequeña pelirroja de fuego se observa frente al espejo con nerviosismo mientras inhalaba y exhalaba para intentar calmar los tremendos nervios, sus manos ligeramente temblorosas alisan la tela blanca de su vestido.—¿Por qué rayos no existe un manual de como ser una esposa falsa? —pregunta para si misma al mismo tiempo que camina de un lado al otro dentro de la habitación. — Hace un mes y medio saltaba en un pie por casarme y ahora siento que voy a desvanecerme, maldito destino caprichoso que se ensaña con hacerme infeliz, o tal vez la del maleficio soy yo…—Arruga el entrecejo reflexionando de sus propias palabras mientras Ali la observa fijamente, el pequeño gálago usaba un adorable chaleco con pañoleta, incluso el vestía de gala.—No me veas como si estuviera loca. —Reprende al mismo tiempo que lo señala con su dedo índice en cuanto se percata del enorme par de ojos sobre ella.Lisa ingresa a la habitación sin tomarse la molestia de tocar la puerta. Enfundada en un vestido rojo s
—¿Qué hace un niño bonito como tú tan lejos de casa? —pregunta uno de los hombres en cuanto observa llegar a Eizan en su auto deportivo derrapando sobre el pavimento.—Voy a participar. —Responde con simpleza mientras baja del auto dando una larga calada a su cigarrillo antes de dejarlo caer al suelo y apagarlo.—Estos lugares no son para los de cuna dorada. Deberías de marcharte antes de papi tenga que venir por su niño bonito cuando se rompa una uña. —Continúa alardeando con el pequeño grupo hasta que un hombre se coloca de pie logrando que el resto enmudezca.—¿Sabes quién es él? —Le pregunta al hombre de imitación barata de comediante. —Es el puto Eizan Rockefeller, famoso por ser invicto en las carreras, no ha perdido ni una sola vez sin importar las circunstancias. —Lo toma por el cuello mientras otros corredores comienzan a llegar. —Ahora ¿Puedo saber que buscas en este sitio? No eres conocido por codearte con personas como nosotros, lo ilegal no parece ser tu lugar.—Este niño
Una parte de Adara por no mencionar que toda ella se sentía la mujer más estúpida que el universo hubiera contemplado, ya que se encontraba ingresando a prisión a visitar a nada más y nada menos que el hombre que la había traicionado centenares de veces, si no que ahora también la había vendido como a una yegua. Ese mismo hombre le llamó en busca de su ayuda y ella de noble corazón no pudo negarse en cuanto lo escuchó llorar al otro lado de la línea, mientras le suplicaba por su ayuda. Ingresa a la sala de visitas, donde el lúgubre sitio le recuerda a su estancia propia en prisión algo que por supuesto no deseaba volver a repetir en lo que le restaba de vida. Observa entrar segundos más tarde a Alexander, esposado de pies y manos, su rostro golpeado y agotado, por lo que el corazón de Adara se remueve, sabía que ya no le amaba, pero ver a alguien que fue tan importante para ella en algún punto de su vida, ahora en esa situación solo le producía un profundo dolor. —Te agradezco que ha
—Una firma más aquí.—Señala con el dedo indice.—Felicidades señorita Forbes, es usted oficialmente la madre de Alice Forbes.—Le informa una sonriente mujer.—Quien pronto será una Rockefeller.—Comenta Eizan quien sostiene a la pequeña entre sus brazos. Era sorprendente como una dulce bebe logró poner de rodillas a el imponente Eizan.—Forman una familia hermosa. Esa pequeñita será muy afortunada por tenerlos como padres.—Los afortunados somos nosotros de tenerla en nuestras vidas.—menciona Adara al mismo tiempo que se despiden.*******—Quien iba a decir que el lobo feroz terminaría perdiendo su fiereza ante un ser tan pequeño.—Menciona mientras ingresa a la habitación silenciosamente, observando a Eizan inmerso en su labor de alimentar a la pequeña Alice.—Tal vez por que solo caperucita logra sacar mi bestia interna.—La toma por la cintura mientras la bebe duerme profundamente. Adara sonríe de medio lado pero con tristeza.—Lamento haber traído desgracias a tu vida.—Su pequeña mano