Adrian salió completamente derrotado de la empresa de su difunto hermano y de la que ahora debía hacerse cargo.Sintió que una nube gris lo seguía hacia todos lados y que estaba a punto de estallar encima de él en una lluvia torrencial, representando lo fracasado que se sentía en ese momento.-Soy el peor CEO del mundo- exclamó entrando con su coche último modelo al largo camino de su jardín hasta su gran mansión.“Ninguno de esos malditos idiotas vestidos de traje me tomó en serio”“Pude ver en sus caras sus expresiones de incredulidad cada vez que opinaba sobre cómo manejar los problemas de la empresa”-Estoy seguro de que apenas salí de la sala de reuniones empezaron a complotar contra mí- exclamó golpeando con frustración el volante del coche.Para Adrian no era una novedad sentirse no escuchado, desde niño siempre había sido la sombra de su perfecto y dotado hermano.Él lo tenía todo, los aplausos de sus padres cada vez que sacaba buena nota en su colegio para nerds, el orgullo d
La familia ensamblada ya había terminado la cena que Emilia preparó, ya era hora de dormir. Emilia acostó a Emma en su cama, la niña se había quedado completamente dormida luego de la cena, y la llevó a cuestas hasta su habitación. La joven azabache salió del cuarto de la niña, encontrándose con Adrian. -¿Se ha dormido? -Shhh, baja la voz- murmuró. -Lo siento. Emilia bajó al piso a la planta baja, encontrándose con su niño dormido en el sillón, lo tomó en sus brazos y se volteó hacia el CEO. -Creo que debería llevarlo a la cama- exclamó incómoda de tener que pedirle una. -Oh si claro, por aquí- indicó mientras subía las escaleras seguido por detrás por la joven. Llegaron a una habitación. -Lo siento, prometo decorarla para el niño, pero por esta noche creo que está bien- exclamó mostrándole un cuarto minimalista, acorde a cualquier tipo de huésped. -Es perfecto, no tienes por qué. - exclamó dejando a su niño en la cama. -Pero quiero, es lo menos que puedo hacer por todo l
-Ya le dije, el señor Sinclair está en una reunión importante y no puede ser interrumpido- exclamó la recepcionista.Emilia estaba con su niño en brazos hacía más de media hora, en su otra mano llevaba la bolsa de comida que había preparado y con Emma arrastrándose por el piso sin dejar de llorar un segundo. La niña estaba roja como un tomate.“A este punto seguramente le duele la cabeza” Pensó preocupada.La solución estaba solo a unos pisos de arriba, necesitaba llegar allí, necesitaba llegar a Adrian.-Entiendo que sea su trabajo impedir que la gente pase y la respeto por eso- comenzó a decir tratando de no perder los estribos e intentando ganarse a la mujer.-Pero si no me deja pasar me voy a quedar aquí hasta que el Señor Sinclair baje por su sobrina y le aseguro que la niña no va a dejar de llorar hasta que él esté aquí.La mujer puso cara de disgusto, mirando por sobre la mesa de la recepción a la niña que no paraba de gritar.Luego miró a la gente que pasaba por el hall con e
-¿Se conocen?- exclamó confundido Adrian. Pero su pregunta se perdió en el aire denso que se había formado entre Emilia y Daniel. El joven castaño no entendía cómo ese empresario tan poderoso conocía a Emilia, simplemente no podía hacer la conexión. -¿Qué haces aquí?- finalmente dijo la azabache, ignorando la pregunta de Adrian y abrazando con fuerza a su niño. Bajo la mirada de desconcierto del joven. Emilia retrocedió como un animal en peligro. Daniel se levantó de golpe del asiento, y automáticamente el CEO también lo hizo. -No ¡Tú qué haces aquí Emilia!- exclamó perdiendo los estribos por un segundo. -¿Qué está pasando aquí?- exclamó Adrian, recuperando la atención de ambos. Daniel miró al CEO, y recordó que estaba en medio de una reunión importante. Una sonrisa amplia de dientes blancos y brillantes se dibujó en su rostro. -Señor Sinclair, ¿Esa es su sobrina?- dijo dulcemente- Hola niña…¿Cómo te llamas?- exclamó agachándose a la altura de Emma, pero la niña no dudó en esc
-Está bien- exclamó Emilia.Adrian se giró hacia ella estupefacto y Daniel sonrió victorioso.-Vamos entonces a la oficina de al lado, cariño.El hombre pasó por al lado del joven CEO, golpeando su hombro con fuerza en el camino. Abrió la puerta de la oficina y esperó a que su esposa saliera.Adrian buscó que su niñera lo mirase, pero la mujer salió rápidamente de la sala de reuniones, sin siquiera mirarlo a la cara.Antes de cerrar la puerta, Daniel le guiñó el ojo a Adrian, como si estuviera burlándose de él.Habían pasado unos 5 minutos para ser exactos, pero Adrian sentía que habían pasado horas. Caminaba de una punta a la otra en la habitación. Necesitaba saber que estaba sucediendo.¡Necesitaba revertir esta locura!Suplicarle a Emilia que no escuchara a ese hombre.Mientras caminaba sintió que algo lo frenaba y lo tironeaba del pantalón. Miró hacia abajo, encontrándose con que su sobrina lo había agarrado y lo miraba a los ojos con tristeza.“Mierda” Pensó “Me había olvidado de
Emilia estaba sentada en el asiento del copiloto del coche de lujo de su ahora nuevamente esposo, tenía a su niño en brazos, que desde que habían salido del edificio de su jefe no dejaba de chuparse el dedo. Emilia no dijo nada desde que subieron al coche, solo miraba por la ventana con su mente muy lejos de ahí, pensando una y otra vez:“¿He tomado una buena decisión?” se preguntó y miró a DanielDaniel desvió su mirada de la ruta y le dirigió una hermosa sonrisa, de esas que tanto la habían enamorado la primera vez que lo había visto a sus tan solo 18 años.Emilia recordó lo sola que se sintió toda su vida, nunca había conocido a sus padres, y la única familia que había llegado a tener, o lo más parecido que tuvo a una, fueron los padres de Rebecca que le dieron todo lo que necesitaba para sobrevivir, comida, ropa, calzado y útiles para estudiar, pero aún así sentía que le faltaba el cariño de unos padres verdaderos y no solo de una familia que eran tutores por un tiempo y que trata
Los cuatro festejaron comiendo los pastelitos y las galletas que Adrian había preparado junto con Emma y ahora los niños estaban jugando en el living con los juguetes que Noah había llevado para compartir con la niña.Ambos adultos miraban en silencio la escena de los niños.-No sabes cuánto te extrañó- finalmente dijo el joven CEO.“Y yo también” Pensó a sus adentros.-Sí, yo también la extrañé mucho, y Noah también, es su primer amiguita- exclamó sonriente- Esto merece una foto- Emilia sacó su celular y enmarcó la foto de la mejor manera, mientras era observada en silencio por el joven, quien sabía que era el momento de hablar con su niñera, ahora que los niños estaban tranquilos.-Emilia, quédate- exclamó sintiendo que las palabras salían de su boca sin control porque había estado guardándolas toda la mañana.La azabache se volteó hacia su jefe.-¿Te refieres a cenar? Puedo dejarles preparada la comida antes de irme…-No- la interrumpió- Quédate aquí, como antes- exclamó tratando d
Emilia llevaba a su pequeño en brazos mientras estaba sentada en el asiento del copiloto. -El niño no debería ir adelante- sentenció el hombre mientras salía de la mansión. Observó por el espejo retrovisor la pequeña silueta de su enemigo observándolos desde lejos en la puerta de su mansión y sintió ira por la intromisión de ese hombre en su vida. -Lo sé, pero no quiere ir detrás solo- exclamó la joven azabache. Daniel apretó con fuerza la mandíbula, odiaba que el niño estuviera todo el maldito día pegado a su esposa como si fuera una sanguijuela. Lo miró de reojo, con sus ojos oscuros y penetrantes y observó que nuevamente se estaba chupando el dedo como un niño pequeño. Noah levantó sus ojos celestes iguales a los de su madre y se encontró con la peligrosa mirada de su padre. Rápidamente se quitó el dedo pulgar de su boca, recordando la advertencia del hombre. Emilia sintió el movimiento de su hijo y volteó su mirada, encontrando que el pequeño había dejado de chuparse el dedo.