Emilia llevaba a su pequeño en brazos mientras estaba sentada en el asiento del copiloto. -El niño no debería ir adelante- sentenció el hombre mientras salía de la mansión. Observó por el espejo retrovisor la pequeña silueta de su enemigo observándolos desde lejos en la puerta de su mansión y sintió ira por la intromisión de ese hombre en su vida. -Lo sé, pero no quiere ir detrás solo- exclamó la joven azabache. Daniel apretó con fuerza la mandíbula, odiaba que el niño estuviera todo el maldito día pegado a su esposa como si fuera una sanguijuela. Lo miró de reojo, con sus ojos oscuros y penetrantes y observó que nuevamente se estaba chupando el dedo como un niño pequeño. Noah levantó sus ojos celestes iguales a los de su madre y se encontró con la peligrosa mirada de su padre. Rápidamente se quitó el dedo pulgar de su boca, recordando la advertencia del hombre. Emilia sintió el movimiento de su hijo y volteó su mirada, encontrando que el pequeño había dejado de chuparse el dedo.
Adrian estiró su mano para que la azabache la tomara y así llevarla hasta la guardería, una sonrisa encantadora estaba dibujada en su rostro, que hipnotizó a la joven como si fuera un hechizo de amor.Emilia estiró la mano, para entrelazarla con la del joven CEO y dejarse llevar, iría a donde sea con él, pero sus dedos no llegaron a tocar los suyos, porque la mano de Daniel rodeo su muñeca y la bajó con brusquedad.-Nos vamos Emilia, Noah ya quiere irse- sentenció alejándose de ambos, sabiendo que su esposa no se quedaría en la fiesta sabiendo que su niño no estaba ahí.Emilia miró hacia atrás, confirmando que Daniel se estaba alejando entre la gente, llevando consigo a su hijo.Adrian bajó desilusionado su mano y la escondió con vergüenza en su bolsillo.-Ve con él.-¿Eh?- exclamó Emilia, volteandose hacia Adrian.-Ve con Noah Emilia, está bien- exclamó tratando de no sonar roto.Emilia lo miró a los ojos y asintió con desilusión.-¿Nos vemos mañana?- preguntó el joven, tratando de n
-No necesito que me lleves, David- exclamó Emilia mientras preparaba a su niño para ir a la casa de su jefe.- Ya deberías estar en la oficina a esta hora.-Le voy a decir a uno de mis hombres que te lleve entonces- sentenció ignorando a su esposa, mientras enviaba un mensaje a unos de sus empleados.La joven azabache puso los ojos en blanco y no protestó más, era como discutir con una pared, su esposo podía ser cabeza dura si se lo proponía.Emilia esperó a que su coche con chofer privado llegara a la entrada de su casa.Subió junto a su niño en la parte trasera, le colocó el cinturón de seguridad, Daniel se asomó por la ventanilla baja y besó los labios de su esposa.-Cuídate ¿Si? - exclamó con dulzura.A veces su esposo dejaba su máscara de tipo duro y gruñón y decía cosas como esas que a Emilia tanto le gustaban.La joven sonrió y le devolvió el beso.-Cualquier cosa llámame.-Está bien- exclamó más tranquila, pensando que las cosas serían más fáciles entre ellos si el hombre fuera
-¿V-Valentina?-Hola Adrian, tanto tiempo sin verte.El joven CEO se quedó congelado en su lugar, observando a la mujer que lo miraba sonriente a unos metros.-¿Qué sucede? Tienes cara de que hubieses visto un fantasma.- dijo divertida.“Es que estoy viendo un fantasma, un fantasma de mi pasado, con el que creí no cruzarme nunca más”Adrian observó a la mujer sonriente, ahora que volvía a encontrarse con su antiguo amor, luego de muchos años, el parecido con Emilia era realmente desconcertante.La mujer que tenía en frente, a diferencia de su niñera, tenía el cabello rojo como el fuego, que caía a los costado de su rostro hasta su cintura en bucles perfectamente formados, su piel también era blanquecina como la de Emilia, pero de un tono más dorado, como si hubiese viajado a lugares caribeños y exóticos. Su mirada era celeste como la de su joven empleada, pero su expresión era muy diferente, sus ojos como el cielo distaban mucho de ese aura tierno e inocente que tenía la mirada de Emi
-No me digas que te olvidaste de mí.-Jamás podría.Adrian estaba hipnotizado por esa mirada que lo hechizaba de una manera oscura.La mujer curvó hacia arriba sus labios pintados de rojo y se levantó de su asiento caminando en un vaivén de caderas hasta su petrificado ex novio.Se paró en frente de él, se levantó en puntas de pie y besó su mejilla muy cerca de sus labios, justamente en la comisura, de una manera muy peligrosa y dejando el rouge carmesí en la piel bronceada del joven CEO.El beso fue como fuego para el joven, quien volvió a la realidad y sintió su cuerpo arder por esa fuerte presencia, deseando que no se notara. Se movió incómodo en su lugar, pasando su peso de un pie al otro.-No entiendo- comenzó a decir, aun confundido por la presencia fantasmal de Victoria en su vida, luego de tantos años sin saber nada de ella.-¿Qué no entiendes? ¿No puede una chica extrañar a su primer amor y venir a visitarlo?- exclamó fingiendo estar ofendida.-Es que… ¿Realmente es verdad? ¿
Adrian se encontraba manejando su coche en piloto automático, pero no el auto, sino él, porque su mente estaba en otro lado, muy lejos de allí. Cada tanto miraba a la mujer que estaba sentada en el asiento del copiloto, como si necesitara confirmar y reconfirmar que realmente estaba allí y no era un delirio de su mente cansada. Valentina le sonrió, con esa hermosa sonrisa que tan tonto lo había tenido mucho tiempo atrás y Adrian alejó la mirada hacia el frente, sin ser capaz de mantener sus ojos sobre los de ella. -Dime Adrian, ¿Acaso ahora estás tomando el lugar de tu hermano? Tanto que odiabas las responsabilidades- se burló divertida. “No me quedó otra” Pensó recordando el día que se había enterado que su hermano había hecho un testamento que sintió como una mochila en su espalda y que ahora estaba muy alejado de serlo, recordando a su sobrina que todos los días esperaba con ansias su llegada del trabajo. No pudo evitar sonreír al recordar su linda sonrisa que iluminaba su día a
Mientras Emilia y su niño viajaban en el asiento trasero de un taxi con dirección a su hogar, el rostro sonriente de esa mujer que apareció abruptamente en su vida no dejaba de dar vueltas en la cabeza.“Supongo que debo tener una imagen equivocada de Adrian, porque si sale con una mujer así, no debe ser muy diferente a ella” Pensó recordando lo maleducada que había sido frente a los niños.Emilia suspiró y abrazó con fuerza a Noah.Tenía un mal presentimiento de todo eso, si esa mujer iba a formar parte a partir de ahora de su rutina con los niños, no sabía cuánto iba a soportarlo.No es que Emilia realmente le afectara la presencia de la pelirroja mientras hacía su trabajo, ella era una buena profesional como para soportar mucho más que eso, Valentina no le llegaba ni a los talones a su hermanastra Rebecca.Lo que realmente angustiaba a la azabache era el comportamiento de Adrian.¿A partir de ahora iba a esquivarle la mirada y tratarla solo como “La niñera de mi sobrina”?Estaba ta
Adrian subió rápidamente las escaleras, alejándose de Valentina, aún no estaba seguro de cómo sentirse con su presencia rondando por su casa, su cuerpo se sentía sonrojado cada vez que lo mirada con esos ojos celestes penetrantes, pero su cerebro le decía que no era una buena idea.Llegó al cuarto de Emma y tocó la puerta solo por costumbre, porque sabía que la niña no iba a contestarte, aún así quería que supiera que respetaba su privacidad.Se asomó por la puerta antes de entrar por completo.-Permiso cariño- exclamó.Vio que la niña ya estaba acostada en la cama, tapada hasta la cabeza. Eso lo desconcertó, era la primera vez que lo hacía sola y aunque eso lo hubiese emocionado fue todo lo contrario.Caminó hasta la cama y se sentó al borde.-Emma ¿Está todo bien?- preguntó con cuidado.- Sé que no estás durmiendo- le indicó, ya que solo habían pasado unos minutos desde que Emilia le pidió que se lavara los dientes.Adrian pudo ver cómo los pequeños deditos de su sobrina tomaban la p