Adrian subió rápidamente las escaleras, alejándose de Valentina, aún no estaba seguro de cómo sentirse con su presencia rondando por su casa, su cuerpo se sentía sonrojado cada vez que lo mirada con esos ojos celestes penetrantes, pero su cerebro le decía que no era una buena idea.Llegó al cuarto de Emma y tocó la puerta solo por costumbre, porque sabía que la niña no iba a contestarte, aún así quería que supiera que respetaba su privacidad.Se asomó por la puerta antes de entrar por completo.-Permiso cariño- exclamó.Vio que la niña ya estaba acostada en la cama, tapada hasta la cabeza. Eso lo desconcertó, era la primera vez que lo hacía sola y aunque eso lo hubiese emocionado fue todo lo contrario.Caminó hasta la cama y se sentó al borde.-Emma ¿Está todo bien?- preguntó con cuidado.- Sé que no estás durmiendo- le indicó, ya que solo habían pasado unos minutos desde que Emilia le pidió que se lavara los dientes.Adrian pudo ver cómo los pequeños deditos de su sobrina tomaban la p
Emilia se mantuvo sentada en el suelo al lado de la ventana, con la mirada fija hacia afuera, esperando el retorno de Daniel con su niño. No dejó de llorar un segundo, imaginando a Noah nervioso y asustado en la fiesta sin la protección de su madre.Aunque Daniel fuera su padre, Emilia no confiaba en que el hombre tuviera las habilidades necesarias para cuidar al niño por más de 4 horas sin que ella estuviera al lado. Porque su hijo era un niño especial, y por lo tanto necesitaba más cuidados que cualquier otro chico de su edad, necesitaba el 100 por ciento de su atención todo el día y la azabache estaba segura de que su esposo estaría más preocupado de lamerle las botas de los empresarios que ocuparse de las necesidades de su niño.Eran más de las 2 de la mañana cuando vio la luz del coche de Daniel alumbrar el camino hasta la caza. Emilia se levantó de golpe del suelo y casi se cae al sentir el entumecimiento de sus piernas por haber estado tantas horas sentada en la misma posición.
-Tú dices que uso a nuestro hijo para cerrar negocios, pero el idiota de tu jefe es el que realmente lo hace con esa niña que ahora tiene- Emilia lavó los platos del desayuno, ignorando a Daniel- ¡La muerte repentina de su hermano fue un regalo del cielo! ¿No te das cuenta?-Ese hombre solo le dejó deudas a Adrian- exclamó dándole la espalda.-Con que Adrian eh…¿Desde cuándo lo llamas por su nombre y no por “Señor Sinclair?- exclamó acercándole su taza de café sucia a la pileta, usándolo de excusa para estar cerca desu esposa y mirarla a los ojos. Como buscara en sus ojos algo que delatara que ese idiota era su amante.Emilia no quitó su mirada de la esponja y del plato que estaba lavando.-Ey… te estoy hablando- exclamó tomando del brazo a Emilia.La azabache se alejó, y el plato de deslizó de sus dedos, estrellándose contra el suelo en un fuerte estruendo.-Mira lo que hiciste- gruñó la joven agachándose y tomando los pedazos rotos sobre su palma.-No has contestado mi pregunta.- ex
Adrian salió del balcón y entró corriendo al cuarto.-¿Qué sucede? ¿Quién es a esta hora?- exclamó con fastidio Valentina, viendo cómo el joven no entraba a la cama.Adrian corrió hacia el armario a tomar un cambio de ropa, ignorando a la pelirroja y al timbre que seguía sonando insistentemente.-Daniel, basta- protestó Emilia con su niño en brazos- Quizás se quedó dormido.-Con más razón entonces Emilia, que se despierte el maldito- exclamó mientras continuaba apretando el timbre.-Espera… voy a llamarlo- exclamó seriamente tomando su celular- Ya me estoy empezando a preocupar, quizás pasó algo con Emma.Adrian se estaba poniendo unos pantalones deportivos cuando su celular sonó.-¿Quién es?- dijo la joven, acercándose al teléfono de Adrian que estaba en la mesa de luz. Pero el joven CEO fue más rápido, quitándoselo de sus manos- ¡Ey!El joven miró la pantalla, obviamente era Emilia. Respiró hondo, caminó hasta el baño y se encerró, rogando que su niñera no escuche la voz de Valentin
Adrian vio cómo Emilia le entregaba a Noah a su esposo, para luego entrar a la casa exclamando un “Permiso” como si fuera la primera vez que estaba allí, como si nunca hubiesen sido cercanos ni hubieran experimentado una conexión de amor que Adrian aún no podía descifrar. La azabache subía cabizbaja los escalones hacia la habitación de Emma para despedirse de ella.El joven CEO no podía creer que esa sería la última vez que vería a su niñera especial y ni siquiera podía despedirse bien de ella, ya que estaba bajo la mirada de esas dos personas que comenzaban a estorbarle.Sintió las manos de Valentina rodear su brazo y aferrarse a él con fuerza, como tironeando hacia atrás posesivamente, como si la joven supiera sus intenciones. Adrian se giró hacia la pelirroja encontrándose con una amplia sonrisa de satisfacción. El joven CEO sabía que su ex novia y vieja amiga nunca había sido muy amigable con otras mujeres, no recordaba haber conocido a ninguna de sus amigas, pero realmente le
Adrian presenció en todo momento el abrazo de despedida de Emma y Emilia, se sintió el espectador de una película dramática de esas que te hacen llorar a cántaros.Finalmente, la niñera soltó el abrazo y arropó a la niña en la cama, cubriendo su cuerpecito hasta el cuello, luego besó su frente con cariño, como si fuera una madre despidiendo a su niña hasta el día de mañana, y se levantó del suelo, caminando hacia la salida, mientras con disimulo y mirando hacia el suelo, se limpiaba unas lágrimas traicioneras.Adrian retrocedió unos pasos y aguardó a su llegada en el pasillo.Vio salir a la azabache del cuarto y cerrar con cuidado la puerta.-¿Cómo está ella?- Se animó a preguntar el joven CEO.Emilia se colocó frente a él y finalmente levantó su mirada de orbes celestes como el cielo hacia él, solo que ahora el color de sus pupilas parecía el de un cielo tormentoso.-Va a estar bien… - Atinó a decir.Adrian asintió con la cabeza, incómodo.-Emilia yo…-Voy a decir una sola cosa, seño
-Nos vemos a la noche cariño- exclamó Daniel besando en los labios a su esposa y besando la frente de su niño- Hoy podemos pedir sushi y ver una peli en el living, la que tú quieras.-Está bien- respondió Emilia, sin prestarle mucha atención, porque la azabache sabía que su esposo estaba feliz porque ella ya no tenía trabajo e iba a estar todo el día en casa, donde él podía vigilarla, lejos de Adrian, claro.Daniel cerró la puerta de la casa, dejando a dentro a la madre y al niño.-Bueno Noah, estamos en casa de nuevo- exclamó dejando al niño sobre la alfombra del living- Voy a traerte tus colores, quédate aquí ¿Si?Emilia subió las escaleras desganada, dándose cuenta que a esa misma hora estaría junto a su niño divirtiéndose en el parque con Emma y Adrian, mientras ambos miraban sonrientes a los niños jugar, como si fueran una familia feliz.Ahora estaba en esa fría casa, gris y sin vida, que la sentía muy grande para ellos dos solos.Dejó los colores nuevamente en la caja y volvió a
-Señor Sinclair--¿Qué?- exclamó el joven CEO con fastidio.Sus empleados habían notado que últimamente su jefe estaba más irritable que nunca, tenían la sospecha de que algo estaba sucediendo en su vida privada.¿Cómo habían llegado a esa conclusión?Pues porque si se tratara de temas de la empresa debería estar saltando de la alegría, ya que desde que la mujer empresaria que había llegado como un regalo del cielo, pagó todas las deudas, la empresa de Adrian había remontado exponencialmente. Por eso no entendían porque el joven CEO estaba con cara de perro todo el día.Nadie se animaba a preguntarle qué era lo que estaba pasando por su cabeza, ya que ninguno de sus empleados tenía afinidad con él. Para todos, ese joven castaño de muy poca edad, era un desconocido, todos aún extrañaban a su carismático hermano mayor, aunque supieran que por culpa de él todo se había ido a la ruina.El contador se frotó las manos nervioso.-Señor… s-solo venía a decirle que este mes los ingresos se han