-Nos vemos a la noche cariño- exclamó Daniel besando en los labios a su esposa y besando la frente de su niño- Hoy podemos pedir sushi y ver una peli en el living, la que tú quieras.-Está bien- respondió Emilia, sin prestarle mucha atención, porque la azabache sabía que su esposo estaba feliz porque ella ya no tenía trabajo e iba a estar todo el día en casa, donde él podía vigilarla, lejos de Adrian, claro.Daniel cerró la puerta de la casa, dejando a dentro a la madre y al niño.-Bueno Noah, estamos en casa de nuevo- exclamó dejando al niño sobre la alfombra del living- Voy a traerte tus colores, quédate aquí ¿Si?Emilia subió las escaleras desganada, dándose cuenta que a esa misma hora estaría junto a su niño divirtiéndose en el parque con Emma y Adrian, mientras ambos miraban sonrientes a los niños jugar, como si fueran una familia feliz.Ahora estaba en esa fría casa, gris y sin vida, que la sentía muy grande para ellos dos solos.Dejó los colores nuevamente en la caja y volvió a
-Señor Sinclair--¿Qué?- exclamó el joven CEO con fastidio.Sus empleados habían notado que últimamente su jefe estaba más irritable que nunca, tenían la sospecha de que algo estaba sucediendo en su vida privada.¿Cómo habían llegado a esa conclusión?Pues porque si se tratara de temas de la empresa debería estar saltando de la alegría, ya que desde que la mujer empresaria que había llegado como un regalo del cielo, pagó todas las deudas, la empresa de Adrian había remontado exponencialmente. Por eso no entendían porque el joven CEO estaba con cara de perro todo el día.Nadie se animaba a preguntarle qué era lo que estaba pasando por su cabeza, ya que ninguno de sus empleados tenía afinidad con él. Para todos, ese joven castaño de muy poca edad, era un desconocido, todos aún extrañaban a su carismático hermano mayor, aunque supieran que por culpa de él todo se había ido a la ruina.El contador se frotó las manos nervioso.-Señor… s-solo venía a decirle que este mes los ingresos se han
Adrian llegó a su casa un poco más tarde del mediodía.El último tiempo no había estado fuera de casa más de cuatro horas. Además, antes de irse al trabajo, había bañado a Emma, hecho que se cepillara los dientes, peinarla, que se vistiera, desayunara y la había dejado lista para jugar y nada más.Eso había hecho todos los días como parte de su rutina de mañana, ya se estaba convirtiendo en un hábil padre.Pero cuando llegó a la casa se encontró con una Valentina impaciente que arremetió contra él apenas abrió la puerta.-¡Cariño!- gritó abrazándolo con fuerza sobre él.-¿Qué sucede Valen?- preguntó preocupado, mirando hacia todos lados- ¿Emma está bien?- exclamó temiendo lo peor.-Oh sí, ella está bien, es solo que han sido horas horrorosas para mí- sollozó.-¿Y eso porque?- exclamó quitándose el abrigo.-Porque no ha dejado de llorar- bufó frustrada- No quiere comer fruta, no quiere jugar conmigo, no quiere ver la televisión…-Valen, ya te dije que la televisión no es una buena idea
Daniel cumplió.Si llegó antes del trabajo para sorpresa de Emilia, quien se encontraba merendando junto con Noah cuando su esposo entró a la cocina.-Hola familia- exclamó más sonriente que nunca. Besando en los labios a una estupefacta Emilia y besando a su niño en la cabeza.-Si pudiste salir antes- recalcó la azabache.-Te lo prometí ¿o no?- exclamó sonriente, haciendo sonreír a joven.-Bueno supongo que si tú estás aquí puedo tomar un baño relajante mientras cuidas a Noah- dijo emocionada de por fin tener un momento a solas de autocuidado como hace mucho no lo hacía. Las bombas para la bañera, las velas aromáticas y sus cremas de reparación la esperaban en el estante juntando polvo.-Pues claro que sí cariño, tú ve y relájate mientras nos divertimos con Noah, ¿No campeón?El niño no contestó, como siempre, aunque si hubiese podido hablar tampoco hubiese dicho nada.Emilia asintió con la cabeza y se levantó de la mesa.-También puedes lavar los platos ya que estás- exclamó aprovec
-¿Te falta mucho cariño?- Exclamó Daniel desde el piso de abajo, aguardando a que su esposa bajara para ir a la fiesta.-Que si me falta mucho, solo me diste una hora…- murmuró con fastidio, mientras le daba los últimos retoques a su peinado de coleta alta.Se colocó un par de aros de plata colgantes y un collar de plata con una piedra azul, del mismo color que sus ojos.Emilia bajó las escaleras, viendo que su esposo aguardaba al final con una amplia sonrisa. Extendió su mano para tomar la de la azabache y ayudarla a bajar el último escalón.Emilia tomó de mala gana la mano de Daniel.-Se ve preciosa señorita Emilia- exclamó la mujer, que había olvidado por completo que estaba ahí.“Si, lo que sea” Pensó en su cabeza.-Gracias- respondió y caminó hasta donde estaba la joven mujer, que al ver que la madre del niño se acercaba con paso firme hacia ella se vio notablemente nerviosa, sin ser capaz de mantener su mirada. -Escucha, Jennifer- exclamó con pocas pulgas- El niño ya se bañó, l
Adrian estaba volviendo de la guardería.Luego de las amenazas de Daniel, necesitaba salir de allí para no matarlo, pero ir a ver a Emma no había sido solo una excusa, realmente necesitaba comprobar que la niña estuviera bien, si llegaba a notar algún indicio que le dijera que su sobrina no estaba disfrutando de su estadía en la guardería, automáticamente la tomaría en brazos y se iría de la fiesta con o sin Valentina.Pero cuando se asomó por la puerta y vio que Emma estaba muy concentraba jugando con otros niños a encajar las formas en los agujeros de la misma figura, Adrian supo que no debía interrumpir su momento intelectual y de concentración, verla tan tranquila mientras estaba rodeada de ruidos, gritos de otros niños y muchas manitos que intentaban jugar con ella, supo que lo mejor sería dejarla divertirse sin él, aunque eso le daba un poco de celos.No pudo evitar imaginar a la niña ya grande, yéndose de casa para salir de noche con amigos e ignorando a quien la había criado p
Adrian alejó rápidamente sus dedos de su boca cuando escuchó a Valentina gritar detrás suyo.-¡Ahí estas! Te busqué por todo el lugar-Adrian se giró en modo automático hacia la pelirroja, escondiendo sus manos nerviosas detrás de su cuerpo, como si ocultara algo.Bueno, si ocultaba algo, que se había besado con Emilia, o más bien ella lo había besado a él. Pero Valentina no le iba a creer eso.Además, a Adrian le había encantado ese beso, casto, soso y virginal, como si realmente hubiese sido su primer beso.-¿Dónde estabas?- preguntó la pelirroja cuando llegó a donde estaba su pareja.-Yo… bueno, fui a ver a Emma a la guardería- exclamó, porque en parte era cierto, por lo cual lo dijo sin titubeos, ya que no había dicho una mentira que lo pusiera en evidencia.Valentina enarcó una ceja y lo observó como si fuera la detective en un interrogatorio al acusado, como si realmente pudiera ver a través de él y leerle la mente, Adrian rogaba que Valentina no tuviera ese súper poder oculto.
Adrian llevaba a Emma en sus brazos mientras caminaba junto con Valentina hacia el estacionamiento.Por suerte, cuando volvió junto con su sobrina de la guardería, Valentina estaba saludando a los últimos rezagados de la fiesta.“Literal vamos a ser los últimos en irnos de aquí, un poco más y nos quedamos a limpiar el desastre” Pensó con fastidio el joven CEO, viendo en su reloj de muñeca que no faltaba mucho para que amanezca.Antes, el antiguo Adrian, disfrutaba amanecer todos los días y no porque era de esas personas que creían que “Al que madruga Dios lo ayuda” sino porque seguía de largo la fiesta hasta que salía el sol, recién a esa hora se iba a dormir. Pero ese Adrian ya no tenía lugar en su nueva vida, y se sentía cansado de estar despierto hasta tan tarde, rogando acostarse en su cama y dormir hasta el mediodía.“Menos mal que mañana es domingo” Pensó aliviado.-¡No puedo esperar para la próxima fiesta!- exclamó emocionada la pelirroja- Ya que alguien, me hizo perder casi to