Adrian alejó rápidamente sus dedos de su boca cuando escuchó a Valentina gritar detrás suyo.-¡Ahí estas! Te busqué por todo el lugar-Adrian se giró en modo automático hacia la pelirroja, escondiendo sus manos nerviosas detrás de su cuerpo, como si ocultara algo.Bueno, si ocultaba algo, que se había besado con Emilia, o más bien ella lo había besado a él. Pero Valentina no le iba a creer eso.Además, a Adrian le había encantado ese beso, casto, soso y virginal, como si realmente hubiese sido su primer beso.-¿Dónde estabas?- preguntó la pelirroja cuando llegó a donde estaba su pareja.-Yo… bueno, fui a ver a Emma a la guardería- exclamó, porque en parte era cierto, por lo cual lo dijo sin titubeos, ya que no había dicho una mentira que lo pusiera en evidencia.Valentina enarcó una ceja y lo observó como si fuera la detective en un interrogatorio al acusado, como si realmente pudiera ver a través de él y leerle la mente, Adrian rogaba que Valentina no tuviera ese súper poder oculto.
Adrian llevaba a Emma en sus brazos mientras caminaba junto con Valentina hacia el estacionamiento.Por suerte, cuando volvió junto con su sobrina de la guardería, Valentina estaba saludando a los últimos rezagados de la fiesta.“Literal vamos a ser los últimos en irnos de aquí, un poco más y nos quedamos a limpiar el desastre” Pensó con fastidio el joven CEO, viendo en su reloj de muñeca que no faltaba mucho para que amanezca.Antes, el antiguo Adrian, disfrutaba amanecer todos los días y no porque era de esas personas que creían que “Al que madruga Dios lo ayuda” sino porque seguía de largo la fiesta hasta que salía el sol, recién a esa hora se iba a dormir. Pero ese Adrian ya no tenía lugar en su nueva vida, y se sentía cansado de estar despierto hasta tan tarde, rogando acostarse en su cama y dormir hasta el mediodía.“Menos mal que mañana es domingo” Pensó aliviado.-¡No puedo esperar para la próxima fiesta!- exclamó emocionada la pelirroja- Ya que alguien, me hizo perder casi to
Emilia entró a su casa luego de que Daniel abrió la puerta.Se abalanzó hacia adelante, observando todo el panorama que tenía delante con sus ojos de madre protectora.Emilia se encontró en el sillón del living a Jennifer muy cómoda, más de lo que le hubiese gustado ver. La mujer estaba acostada en el sillón con las piernas hacia arriba apoyadas en el respaldo y mirando en el celular una serie a todo volumen.La joven niñera giró su rostro hacia la puerta y bajó rápidamente las piernas del sillón, sentándose de manera correcta, como si Emilia ya no la hubiese atrapado con las manos en la masa.-¡Oh! ¡Ya llegaron! ¿Cómo la pasaron?- dijo sonriente, haciendo irritar a la azabache.Emilia entró pisando fuerte hacia el living y miró hacia alrededor buscando a su hijo que claramente no estaba allí, bajo la supervisión de Jennifer.-¿Dónde está mi hijo Jennifer?- Inquirió, sintiendo que le titilaba el ojo.-Arriba señorita Emilia- respondió señalando escaleras arriba.Emilia la fulminó con
-No te olvides que yo fui la primera, Adrian.- exclamó la pelirroja, dejando la copa en la mesita y levantándose con gracia del sillón. Luego se contoneó hacia el joven CEO, con una pierna delante de la otra, como toda una modelo de pasarela, haciendo lucir su figura y sus caderas en su vestido ajustado que todavía no se había quitado.Adrian la vio acercarse hacia él, como un depredador que ya encontró a su presa en la maleza. No podía dejar de mirar sus ojos celestes ahora oscuros y su larga sonrisa de labios color rouge.Tragó saliva nervioso y apretó fuertemente su pantalón a los costados de su cuerpo.No dijo ni hizo nada, solo se quedó ahí.¿Cómo era posible que esa mirada tan profunda lo descolocara de esa forma?Adrian no sabía qué hechizo habían hecho esas dos mujeres en él, pero apenas lo miraban a los ojos caía rendido a sus pies.Con Valentina, por su fuego interno que arrasaba con todo, hasta con él.Y con Emilia por su ternura y su energía llena de bondad que lo abrazaba
Emilia volvió en sí cuando escuchó que la puerta del jardín se abría de golpe.Entrando en pánico y con los dedos temblorosos bloqueó el celular de Daniel y lo dejó donde lo había visto, mientras escuchaba los pasos pesados de su esposo que se dirigían hacia la cocina, rápidamente la azabache se giró contra la pileta y abrió la canilla, fingiendo que no había escuchado a Daniel entrar a su cocina.Escuchó que la heladera se abría y ahí sí se dio vuelta, encontrándose con el hombre bebiendo del pico de una botella de agua.-Oh… ¿ya terminaste? – exclamó fingiendo que no lo había visto llegar.-No quiero hablar de eso- respondió amargamente.-Está bien…- sentenció la castaña, volviendo su mirada hacia los platos sucios.-¡Es que no entiendo!- Gritó el hombre, haciendo asustar a la joven- No pude encontrar cual es el problema- exclamó frustrado, realmente hablando de aquello.Esta vez Emilia lo escuchó atentamente, por lo menos de esa forma no iba a sospechar lo que había irrumpido en su
Emilia se encontraba acomodando los juguetes de Noah dentro de su baúl en el cuarto del niño. Se arrodilló a levantar los dibujos que el pequeño había hecho y los observó detenidamente, a la joven le encantaba guardar los dibujos de su hijo en una caja que tenía especialmente para ello, el pequeño era muy creativo, su madre sabía que cuando sea grande sería un gran artista.Sonrió al ver un dibujo en el que estaba el pequeño junto con su madre, tomados de la mano y sonrientes en un parque bajo un sol igual de sonriente.-No tengo de estos- pensó doblándolo para guardarlo en su caja.Debajo de ese estaba otro dibujo, muy diferente al anterior, este no tenía colores vivos, solo había usado azul, violeta y negro y en el dibujo estaba Noah junto con Daniel tomados de la mano en el parque, pero ambos tenían expresión triste y la nube que estaba sobre ellos también.La azabache quedó desconcertada ante el claro sentimiento que tenía su niño por su padre, era un fuerte contraste con lo que s
Adrian llegó a su trabajo y al ver a su abogado esperándolo dentro de su oficina supo que quería irse cuanto antes.-¿Qué sucede?- preguntó con fastidio, sentándose en la silla- Estamos bien, no debería verte por estos lados, a menos que suceda algo. ¿Sucede algo malo?- preguntó preocupado.El hombre movió nervioso el papel que llevaba en sus manos.-Señor Sinclair…- comenzó a decir con la voz temblorosa.-Dame eso- ordenó el joven CEO, quitándole de sus manos el papel.Comenzó a leerlo, pero no entendía qué estaba leyendo.-¿Qué significa esto? ¿Es una demanda? - exclamó irritado- ¿Por qué me lo muestras? Soluciónalo.-Es de Daniel Johnson señor…-¿Qué?- exclamó furioso.-¿Por qué?-Bueno…- dijo nervioso el hombre, moviéndose en el asiento- Según lo que dice en la notificación nos está demandando por incumplimiento del contrato.-¿De qué incumplimiento está hablando? Si no cerramos el trato. – comenzó a levantar la voz.-Él declara que ya estaba todo casi cerrado, pero al usted suplan
Adrian salió de la oficina de Daniel hecho una fiera y con ganas de romper todo a su paso. Sentía la mirada curiosa de todos los empleados mientras caminaba por el hall. -¡¿Qué me ven?!- gritó furioso, sintiéndose el payaso de un circo. La gente volteó hacia el lado contrario fingiendo hacer sus tareas y que no lo habían estado mirando como unos malditos chismosos. Adrian salió a la calle, sintiendo que las luces del día y los ruidos lo abrumaron, necesitaba salir de allí cuanto antes. Se sentía humillado, no tendría que haber confrontado a Daniel, ahora se sentía un estúpido y lo peor de todo, es que de todas maneras tendría que ir a juicio con ese hombre. El dinero en sí no le importaba del todo, lo que le molestara es que fuera Johnson, porque si hubiera sido cualquier otra persona, no hubiese hecho el escándalo de recién. Ese hombre era como una piedra en su zapato, como una pestaña dentro de su ojo. ¡Cómo una sanguijuela que le succionaba la sangre y la vitalidad! Aún no le