-No te olvides que yo fui la primera, Adrian.- exclamó la pelirroja, dejando la copa en la mesita y levantándose con gracia del sillón. Luego se contoneó hacia el joven CEO, con una pierna delante de la otra, como toda una modelo de pasarela, haciendo lucir su figura y sus caderas en su vestido ajustado que todavía no se había quitado.Adrian la vio acercarse hacia él, como un depredador que ya encontró a su presa en la maleza. No podía dejar de mirar sus ojos celestes ahora oscuros y su larga sonrisa de labios color rouge.Tragó saliva nervioso y apretó fuertemente su pantalón a los costados de su cuerpo.No dijo ni hizo nada, solo se quedó ahí.¿Cómo era posible que esa mirada tan profunda lo descolocara de esa forma?Adrian no sabía qué hechizo habían hecho esas dos mujeres en él, pero apenas lo miraban a los ojos caía rendido a sus pies.Con Valentina, por su fuego interno que arrasaba con todo, hasta con él.Y con Emilia por su ternura y su energía llena de bondad que lo abrazaba
Emilia volvió en sí cuando escuchó que la puerta del jardín se abría de golpe.Entrando en pánico y con los dedos temblorosos bloqueó el celular de Daniel y lo dejó donde lo había visto, mientras escuchaba los pasos pesados de su esposo que se dirigían hacia la cocina, rápidamente la azabache se giró contra la pileta y abrió la canilla, fingiendo que no había escuchado a Daniel entrar a su cocina.Escuchó que la heladera se abría y ahí sí se dio vuelta, encontrándose con el hombre bebiendo del pico de una botella de agua.-Oh… ¿ya terminaste? – exclamó fingiendo que no lo había visto llegar.-No quiero hablar de eso- respondió amargamente.-Está bien…- sentenció la castaña, volviendo su mirada hacia los platos sucios.-¡Es que no entiendo!- Gritó el hombre, haciendo asustar a la joven- No pude encontrar cual es el problema- exclamó frustrado, realmente hablando de aquello.Esta vez Emilia lo escuchó atentamente, por lo menos de esa forma no iba a sospechar lo que había irrumpido en su
Emilia se encontraba acomodando los juguetes de Noah dentro de su baúl en el cuarto del niño. Se arrodilló a levantar los dibujos que el pequeño había hecho y los observó detenidamente, a la joven le encantaba guardar los dibujos de su hijo en una caja que tenía especialmente para ello, el pequeño era muy creativo, su madre sabía que cuando sea grande sería un gran artista.Sonrió al ver un dibujo en el que estaba el pequeño junto con su madre, tomados de la mano y sonrientes en un parque bajo un sol igual de sonriente.-No tengo de estos- pensó doblándolo para guardarlo en su caja.Debajo de ese estaba otro dibujo, muy diferente al anterior, este no tenía colores vivos, solo había usado azul, violeta y negro y en el dibujo estaba Noah junto con Daniel tomados de la mano en el parque, pero ambos tenían expresión triste y la nube que estaba sobre ellos también.La azabache quedó desconcertada ante el claro sentimiento que tenía su niño por su padre, era un fuerte contraste con lo que s
Adrian llegó a su trabajo y al ver a su abogado esperándolo dentro de su oficina supo que quería irse cuanto antes.-¿Qué sucede?- preguntó con fastidio, sentándose en la silla- Estamos bien, no debería verte por estos lados, a menos que suceda algo. ¿Sucede algo malo?- preguntó preocupado.El hombre movió nervioso el papel que llevaba en sus manos.-Señor Sinclair…- comenzó a decir con la voz temblorosa.-Dame eso- ordenó el joven CEO, quitándole de sus manos el papel.Comenzó a leerlo, pero no entendía qué estaba leyendo.-¿Qué significa esto? ¿Es una demanda? - exclamó irritado- ¿Por qué me lo muestras? Soluciónalo.-Es de Daniel Johnson señor…-¿Qué?- exclamó furioso.-¿Por qué?-Bueno…- dijo nervioso el hombre, moviéndose en el asiento- Según lo que dice en la notificación nos está demandando por incumplimiento del contrato.-¿De qué incumplimiento está hablando? Si no cerramos el trato. – comenzó a levantar la voz.-Él declara que ya estaba todo casi cerrado, pero al usted suplan
Adrian salió de la oficina de Daniel hecho una fiera y con ganas de romper todo a su paso. Sentía la mirada curiosa de todos los empleados mientras caminaba por el hall. -¡¿Qué me ven?!- gritó furioso, sintiéndose el payaso de un circo. La gente volteó hacia el lado contrario fingiendo hacer sus tareas y que no lo habían estado mirando como unos malditos chismosos. Adrian salió a la calle, sintiendo que las luces del día y los ruidos lo abrumaron, necesitaba salir de allí cuanto antes. Se sentía humillado, no tendría que haber confrontado a Daniel, ahora se sentía un estúpido y lo peor de todo, es que de todas maneras tendría que ir a juicio con ese hombre. El dinero en sí no le importaba del todo, lo que le molestara es que fuera Johnson, porque si hubiera sido cualquier otra persona, no hubiese hecho el escándalo de recién. Ese hombre era como una piedra en su zapato, como una pestaña dentro de su ojo. ¡Cómo una sanguijuela que le succionaba la sangre y la vitalidad! Aún no le
-¡¿Pero qué mierda?!- gritó Emilia desconcertada, sin percatarse que había dicho una mala palabra frente a su niño. Pero es que estaba en shock, no podía creer lo que estaba viendo frente a sus ojos- ¿Jennifer?- dijo con la quijada hasta el suelo.La mujer joven, quien había sido niñera de su hijo, en quien no había confiado, porque su intuición se lo había gritado, pero ella no había sido capaz de escucharla y de ver la verdad, caminaba contoneándose como toda una diva hacia el coche de Daniel.Daniel, quien le había dicho con mucha seguridad, que esa mujer había sido niñera de compañeros suyos y que era toda una profesional, bajó la ventanilla del lado del copiloto.“En realidad es una maldita zorra” Pensó en su mente, sintiendo las náuseas subir hasta su garganta, al recordar cómo Daniel la había convencido de que se quede con su niño.De cómo esa mujer se había quedado en su casa. ¡Donde vivía con su familia!“Maldita descarada” Pensó sin poder creer que se hubiera animado a llega
Daniel entró con el coche dentro del hotel, estacionando en la playa de estacionamiento del mismo.-Hace un rato me llamó mi esposa ¿Puedes creerlo?- exclamó riendo divertido, restándole importancia.Jennifer se giró hacia su amante con expresión de terror en su rostro.-¿Qué?- preguntó indiferente el hombre, al ver el rostro de su amante- No te preocupes no le dije de lo nuestro.-Es obvio que tu esposa sospecha algo, ¿No te das cuenta?- dijo poniendo los ojos en blanco y sin poder creer que Daniel no se diera cuenta.-¿Quién? ¿Emilia?- rió divertido- Mi esposa no se da cuenta de nada, solo piensa en el niño.-Aun así… es mujer, nosotras tenemos un sexto sentido con estas cosas- exclamó cruzándose de brazos.-¿Qué estás insinuando Jenni? ¿Qué ya no quieres seguir más con esto?- preguntó ahora sí preocupado.-No es eso, es solo que deberías ser más precavido, no quiero una esposa resentida siguiéndome los pasos para matarme.-Tranquila mi amor, entremos, que te he extrañado todos esto
Emilia estuvo a punto de tocar la puerta del cuarto del motel, pero se detuvo a mitad de camino.“¿Qué estoy haciendo? ¿Acaso quiero darles ventaja?” se dijo así misma, alejando el puño de la puerta y tomando el pomo, girándolo lentamente. Para su suerte, la puerta estaba sin llave.Respiró hondo y exhaló antes de abrir con mucho cuidado la puerta, para que su esposo y su amante no se percataran de su presencia.Quería agarrarlos desprevenidos, quería ver las expresiones de sus rostros y grabarlas en sus retinas como una fotografía.La puerta se abrió y rechinó por lo oxidada que estaba, y tuvo que detenerse a mitad de camino. Contuvo el aire en sus pulmones y cerró fuerte los ojos, rezando que no la hayan escuchado.Pero no, no lo habían hecho, los gemidos aún seguían sin detenerse y cada vez más fuertes, opacando cualquier otro ruido.Terminó de abrir la puerta y entró con sigilo, cerrando detrás de sí con mucho cuidado.Cuando se dio vuelta hacia la cama, la encontró vacía y sin un