Emilia estuvo a punto de tocar la puerta del cuarto del motel, pero se detuvo a mitad de camino.“¿Qué estoy haciendo? ¿Acaso quiero darles ventaja?” se dijo así misma, alejando el puño de la puerta y tomando el pomo, girándolo lentamente. Para su suerte, la puerta estaba sin llave.Respiró hondo y exhaló antes de abrir con mucho cuidado la puerta, para que su esposo y su amante no se percataran de su presencia.Quería agarrarlos desprevenidos, quería ver las expresiones de sus rostros y grabarlas en sus retinas como una fotografía.La puerta se abrió y rechinó por lo oxidada que estaba, y tuvo que detenerse a mitad de camino. Contuvo el aire en sus pulmones y cerró fuerte los ojos, rezando que no la hayan escuchado.Pero no, no lo habían hecho, los gemidos aún seguían sin detenerse y cada vez más fuertes, opacando cualquier otro ruido.Terminó de abrir la puerta y entró con sigilo, cerrando detrás de sí con mucho cuidado.Cuando se dio vuelta hacia la cama, la encontró vacía y sin un
Daniel estaba petrificado en el agua, mirando como su esposa amenazaba a su amante, jamás la había visto así, y menos había imaginado que ella podría descubrirlo, había estado tan concentrada en Noah, que la creía incapaz de ver más allá de las necesidades del niño que ocupaba toda su atención. Daniel había pensado que ni siquiera vería su aventura extramatrimonial, aunque la tuviera delante de sus ojos.Que equivocado había estado.Mientras Emilia intimidaba a Jennifer con su mirada mientras su amante levantaba su ropa del suelo, evidencia del deseo y desenfreno de los amantes, Daniel se levantó del agua, tapando su entrepierna con sus manos, completamente desnudo y empapado. Necesitaba llegar a su ropa, no sabía cuál iba a ser el próximo movimiento de Emilia, pero tenía miedo que lo sacara a patadas desnudo de la habitación.Salió del Jacuzzi con mucho cuidado de no resbalarse, justo cuando Jennifer salió de la habitación y su esposa se giró hacia él, mirándolo directamente a los oj
-¡No se vaya! ¡Espere! ¡Por favor!-Mientras Daniel observaba cómo su esposa hacía un escándalo en la calle, persiguiendo en vano al taxista, el hombre aprovechó que le dio la espalda y metió en el asiento trasero de su coche a su hijo, en su silla especial, colocándole el cinturón en cruz para que no se moviera. -Tu quédate aquí ¿Si? Sé un buen niño- ordenó y luego cerró la puerta del coche, dejando a Noah solo dentro. Daniel vio como el taxi desaparecía en la esquina y sonrió. “Más le valía que no intentara llevarse a mi esposa” Pensó satisfecho el hombre, sabiendo que no le importaría molerlo a golpes si se hubiese metido entre él y Emilia. -Vamos Emilia, ya deja de hacer escándalo y entra al coche- ordenó el hombre. Emilia se giró hacia Daniel y se dio cuenta que su niño ya no estaba en sus brazos. Miró a través de la ventana del coche y lo encontró dentro, mirándola a través del vidrio, con su carita asustada. Emilia se abalanzó hacia el coche, pero Daniel la sostuvo de la
-Quizás si fueras un poco más como él, podría realmente preocuparme por tí- sentenció subiendo las escaleras.“¿Cómo se atreve?”“¿De dónde saca el coraje para hablarme así y compararme con ese idiota?” pensó furioso a sus adentros, viendo todo rojo, sintiendo que la ira salía por sus poros.Caminó con paso pesado, casi haciendo agujeros en el suelo por la fuerza de sus pisadas, dirigiéndose escaleras arriba para confrontar a su esposa, obligarla a que se retractara.Justo cuando sonó su celular, haciendo que volviera en sí, que la ira se disipara.Por el momento lo voy a dejar pasar- Murmuró tomando el celular de su bolsillo, miró la pantalla iluminada con la llamada entrante que decía:“Gerente general”“Mierda, la próxima vez voy a tener que ser más astuto con el nombre” Pensó.Miró escaleras arriba, Emilia ya no se veía en el panorama. Se escuchó una puerta cerrarse con fuerza, se había encerrado en una de las habitaciones y el hombre estaba seguro de que no saldría por un largo t
Emilia se levantó por la mañana sintiéndose fatal, como si no hubiese dormido ni un poco en toda la noche.Y es que había tenido sueños vívidos que la abrumaron durante toda la noche y cada vez que se despertaba de golpe y volvía a dormir, un nuevo sueño la torturaba.Primero soñó con Jennifer y Daniel riéndose en su cara con expresiones endemoniadas que deformaron sus rostros, que la hicieron despertar de golpe, toda sudada y respirando agitada.Luego soñó con Adrian, que finalmente estaban juntos como una pareja feliz, pero Valentina aparecía y se llevaba al joven, arrancándolo de sus manos. Emilia se había levantado gritando de ese sueño.En cambio, el último sueño había sido más extraño, algo en lo que hace años no pensaba, una etapa de su vida que había hundido en lo profundo de su mente.Su niñez, su triste y solitaria niñez sin padres, nuevamente era una niña pequeña buscando el afecto de una familia que la quisiera adoptar, que le tuviera compasión.Volvió a sentir la tristeza
Emma se encontraba sentada en su silla de seguridad para niños en el asiento trasero del coche de su tío.Estaba quietecita, con sus piernas rectas y sus manos sobre sus rodillas, mirando al frente, mientras su tío y su nueva pareja, hablaban animosamente.La niña no podía pensar en esa mujer como su tía, solo era una invasora que se había metido en medio de su tío y su niñera.Adrian miró por el espejo retrovisor a la niña y exclamó:-¿Estás emocionada por ir a ver en el cine tu peli favorita?-Emma asintió rápidamente con la cabeza, contentando al joven CEO.Si Adrian pudiera leer la mente de Emma, hubiese sabido que la niña no estaba bien.Aunque la pequeña tuviera tan solo 4 años de edad, ella entendía todo lo que pasaba a su alrededor, que no hablara no significaba que no entendiera lo que estaba sucediendo con su nueva y extraña familia, y también su nueva vida.No podría decir que la muerte de sus padres no le había afectado, la muerte prematura de sus progenitores había sido u
Emilia sentía que comenzaría a caminar por las paredes si Daniel no volvía a su trabajo cuanto antes. No solo había estado rondando la casa toda la m*****a semana, las 24 horas del día, sino que no había salido de las cuatro paredes por nada. Ni siquiera había salido a comprar para comer. Su esposo había pedido delivery para cada comida. Como si realmente pensaba que solucionaría todos sus problemas matrimoniales si su esposa no tenía un respiro de su presencia. Eso solo empeoraba las cosas, hacía que la rutina diaria de la joven fuera más tediosa con él alrededor de ella. La azabache estaba en el living descansando luego de un largo día de tareas del hogar, leyendo nuevamente “Orgullo y prejuicio”, ya que era la única manera de sentirse mejor, mientras Daniel estaba en el sillón de enfrente leyendo el diario en la sección de finanzas. Su niño, estaba durmiendo la siesta en su cuarto. Todo era silencio y paz, justo cuando el teléfono de Daniel sonó rompiendo el ambiente de tranq
Emilia cayó y sintió el fuerte golpe en su pómulo, como si le hubiesen golpeado con un martillo sin piedad su pobre rostro-¡Ah!-gritó de dolor, cuando cayó contra el suelo, sintiendo que su rostro latía de dolor y su cuerpo se tensaba por la conmoción, aun tirada boca abajo en el frío suelo del living.-¡Mierda!- gritó Daniel detrás de ella.Y automáticamente la azabache sintió terror.Jamás, ni en las peores discusiones con Daniel, había sentido miedo por lo que él pudiera hacerle. Nunca había pensado que saldría lastimada luego de una discusión, hasta ahora.-¿Estás bien? Déjame ayudarte- exclamó la voz ahora preocupada y temblorosa de Daniel, que sabía que la había cagado.Rápidamente Emilia se dio vuelta sobre su cuerpo, sentándose en el suelo mirando hacia Daniel, quien se cernía sobre ella haciéndole sombra con su gran y fornido cuerpo que jamás le había parecido intimidante, pero ahora sí.Daniel dio un paso hacia adelante, y Emilia se arrastró hacia atrás como un animal herid