-Quizás si fueras un poco más como él, podría realmente preocuparme por tí- sentenció subiendo las escaleras.“¿Cómo se atreve?”“¿De dónde saca el coraje para hablarme así y compararme con ese idiota?” pensó furioso a sus adentros, viendo todo rojo, sintiendo que la ira salía por sus poros.Caminó con paso pesado, casi haciendo agujeros en el suelo por la fuerza de sus pisadas, dirigiéndose escaleras arriba para confrontar a su esposa, obligarla a que se retractara.Justo cuando sonó su celular, haciendo que volviera en sí, que la ira se disipara.Por el momento lo voy a dejar pasar- Murmuró tomando el celular de su bolsillo, miró la pantalla iluminada con la llamada entrante que decía:“Gerente general”“Mierda, la próxima vez voy a tener que ser más astuto con el nombre” Pensó.Miró escaleras arriba, Emilia ya no se veía en el panorama. Se escuchó una puerta cerrarse con fuerza, se había encerrado en una de las habitaciones y el hombre estaba seguro de que no saldría por un largo t
Emilia se levantó por la mañana sintiéndose fatal, como si no hubiese dormido ni un poco en toda la noche.Y es que había tenido sueños vívidos que la abrumaron durante toda la noche y cada vez que se despertaba de golpe y volvía a dormir, un nuevo sueño la torturaba.Primero soñó con Jennifer y Daniel riéndose en su cara con expresiones endemoniadas que deformaron sus rostros, que la hicieron despertar de golpe, toda sudada y respirando agitada.Luego soñó con Adrian, que finalmente estaban juntos como una pareja feliz, pero Valentina aparecía y se llevaba al joven, arrancándolo de sus manos. Emilia se había levantado gritando de ese sueño.En cambio, el último sueño había sido más extraño, algo en lo que hace años no pensaba, una etapa de su vida que había hundido en lo profundo de su mente.Su niñez, su triste y solitaria niñez sin padres, nuevamente era una niña pequeña buscando el afecto de una familia que la quisiera adoptar, que le tuviera compasión.Volvió a sentir la tristeza
Emma se encontraba sentada en su silla de seguridad para niños en el asiento trasero del coche de su tío.Estaba quietecita, con sus piernas rectas y sus manos sobre sus rodillas, mirando al frente, mientras su tío y su nueva pareja, hablaban animosamente.La niña no podía pensar en esa mujer como su tía, solo era una invasora que se había metido en medio de su tío y su niñera.Adrian miró por el espejo retrovisor a la niña y exclamó:-¿Estás emocionada por ir a ver en el cine tu peli favorita?-Emma asintió rápidamente con la cabeza, contentando al joven CEO.Si Adrian pudiera leer la mente de Emma, hubiese sabido que la niña no estaba bien.Aunque la pequeña tuviera tan solo 4 años de edad, ella entendía todo lo que pasaba a su alrededor, que no hablara no significaba que no entendiera lo que estaba sucediendo con su nueva y extraña familia, y también su nueva vida.No podría decir que la muerte de sus padres no le había afectado, la muerte prematura de sus progenitores había sido u
Emilia sentía que comenzaría a caminar por las paredes si Daniel no volvía a su trabajo cuanto antes. No solo había estado rondando la casa toda la m*****a semana, las 24 horas del día, sino que no había salido de las cuatro paredes por nada. Ni siquiera había salido a comprar para comer. Su esposo había pedido delivery para cada comida. Como si realmente pensaba que solucionaría todos sus problemas matrimoniales si su esposa no tenía un respiro de su presencia. Eso solo empeoraba las cosas, hacía que la rutina diaria de la joven fuera más tediosa con él alrededor de ella. La azabache estaba en el living descansando luego de un largo día de tareas del hogar, leyendo nuevamente “Orgullo y prejuicio”, ya que era la única manera de sentirse mejor, mientras Daniel estaba en el sillón de enfrente leyendo el diario en la sección de finanzas. Su niño, estaba durmiendo la siesta en su cuarto. Todo era silencio y paz, justo cuando el teléfono de Daniel sonó rompiendo el ambiente de tranq
Emilia cayó y sintió el fuerte golpe en su pómulo, como si le hubiesen golpeado con un martillo sin piedad su pobre rostro-¡Ah!-gritó de dolor, cuando cayó contra el suelo, sintiendo que su rostro latía de dolor y su cuerpo se tensaba por la conmoción, aun tirada boca abajo en el frío suelo del living.-¡Mierda!- gritó Daniel detrás de ella.Y automáticamente la azabache sintió terror.Jamás, ni en las peores discusiones con Daniel, había sentido miedo por lo que él pudiera hacerle. Nunca había pensado que saldría lastimada luego de una discusión, hasta ahora.-¿Estás bien? Déjame ayudarte- exclamó la voz ahora preocupada y temblorosa de Daniel, que sabía que la había cagado.Rápidamente Emilia se dio vuelta sobre su cuerpo, sentándose en el suelo mirando hacia Daniel, quien se cernía sobre ella haciéndole sombra con su gran y fornido cuerpo que jamás le había parecido intimidante, pero ahora sí.Daniel dio un paso hacia adelante, y Emilia se arrastró hacia atrás como un animal herid
-¡Querida! ¡Ya llegó la revista y estamos en la portada!- exclamó Daniel entrando a la casa agitando la revista enroscada que el cartero había dejado en la entrada, y que su esposo había estado esperando con ansias desde el día en que habían hecho la sesión de fotos.Emilia no contestó, casi que había hecho un voto de silencio durante toda la semana, ateniéndose solamente a cocinar y limpiar, como si fuera una empleada doméstica y nada más. Hablando solo cuando era justo y necesario.“Ya está la cena” “Ya está el almuerzo” y cosas así.Solo hablaba con Noah, cuando ambos estaban lejos de la presencia de Daniel.Daniel tampoco se había esforzado más en arreglar nuevamente las cosas, y la azabache lo agradeció en silencio, simplemente no tenía energías para escucharlo mentir otra vez.Aún le dolía el rostro, el cabello y su corazón.Su esposo entró a la cocina, donde Emilia estaba lavando los platos en silencio, sin darse cuenta de que había estado fregando por más de media hora una y o
-¡Dios miooo!Lo primero que hizo Adrian al salir de su despacho casi cayendo con todo en el pasillo, fue correr hacia el cuarto de Emma, como un instinto paterno que había adquirido con el tiempo.Necesitaba confirmar que la niña aún estuviera allí, donde él la había dejado, jugando pacíficamente sobre la alfombra con sus juguetes favoritos.Con el corazón en la garganta y los pulmones al rojo vivo sin poder respirar, abrió la puerta de par en par, descubriendo que Emma no estaba allí.Estaban todos sus juguetes, pero ella no.-¡AHHHHH!- El grito de su pareja lo hizo girarse hacia el pasillo y correr a través del largo camino de habitaciones, buscando a donde estaba Valentina, abriendo puerta por puerta, sin encontrarla en ninguna de ellas.-¡¿Dónde estás?!- gritó sintiendo que le estallaría la cabeza, y que se doblaría por la mitad por el terror que lo estaba superando por la sola idea de imaginar que estaba pasando algo terrible.-¡En mi vestidor!- gritó la pelirroja, con una voz
-E-E-Emilia-Adrian no podía creer lo que habían escuchado sus oídos.Para él, fue como si un bebé dijera sus primeras palabras y hubiese nombrado a su madre, así lo sintió el joven CEO en ese momento.Que la palabra “Emilia” significaba “Mamá”Emma lo miraba ahora en silencio, cerrando otra vez su garganta hasta la próxima vez que ella quisiera hablar nuevamente. Porque había sido clara y concisa, había dicho lo que quería que su tío supiera y ni una palabra más.Adrian se sentó en el suelo, dejándose caer hacia atrás, resignado, sabiendo que tenía que tomar una decisión, o más bien Emma la había tomado y él tenía que decidir si hacerle caso o no.Miró con sus ojos verdes los de su sobrina.“¿Acaso sería capaz de decirle que no a su claro pedido?”Adrian sabía que no, con el pasar del tiempo esa pequeña niña, que hace tan solo unos meses ni sabía que existía, se había convertido en su debilidad, en su mundo.“Si ella quiere a Emilia pues la va a tener”-Emma… ¿Quieres devuelta a Emil