-¿Te falta mucho cariño?- Exclamó Daniel desde el piso de abajo, aguardando a que su esposa bajara para ir a la fiesta.-Que si me falta mucho, solo me diste una hora…- murmuró con fastidio, mientras le daba los últimos retoques a su peinado de coleta alta.Se colocó un par de aros de plata colgantes y un collar de plata con una piedra azul, del mismo color que sus ojos.Emilia bajó las escaleras, viendo que su esposo aguardaba al final con una amplia sonrisa. Extendió su mano para tomar la de la azabache y ayudarla a bajar el último escalón.Emilia tomó de mala gana la mano de Daniel.-Se ve preciosa señorita Emilia- exclamó la mujer, que había olvidado por completo que estaba ahí.“Si, lo que sea” Pensó en su cabeza.-Gracias- respondió y caminó hasta donde estaba la joven mujer, que al ver que la madre del niño se acercaba con paso firme hacia ella se vio notablemente nerviosa, sin ser capaz de mantener su mirada. -Escucha, Jennifer- exclamó con pocas pulgas- El niño ya se bañó, l
Adrian estaba volviendo de la guardería.Luego de las amenazas de Daniel, necesitaba salir de allí para no matarlo, pero ir a ver a Emma no había sido solo una excusa, realmente necesitaba comprobar que la niña estuviera bien, si llegaba a notar algún indicio que le dijera que su sobrina no estaba disfrutando de su estadía en la guardería, automáticamente la tomaría en brazos y se iría de la fiesta con o sin Valentina.Pero cuando se asomó por la puerta y vio que Emma estaba muy concentraba jugando con otros niños a encajar las formas en los agujeros de la misma figura, Adrian supo que no debía interrumpir su momento intelectual y de concentración, verla tan tranquila mientras estaba rodeada de ruidos, gritos de otros niños y muchas manitos que intentaban jugar con ella, supo que lo mejor sería dejarla divertirse sin él, aunque eso le daba un poco de celos.No pudo evitar imaginar a la niña ya grande, yéndose de casa para salir de noche con amigos e ignorando a quien la había criado p
Adrian alejó rápidamente sus dedos de su boca cuando escuchó a Valentina gritar detrás suyo.-¡Ahí estas! Te busqué por todo el lugar-Adrian se giró en modo automático hacia la pelirroja, escondiendo sus manos nerviosas detrás de su cuerpo, como si ocultara algo.Bueno, si ocultaba algo, que se había besado con Emilia, o más bien ella lo había besado a él. Pero Valentina no le iba a creer eso.Además, a Adrian le había encantado ese beso, casto, soso y virginal, como si realmente hubiese sido su primer beso.-¿Dónde estabas?- preguntó la pelirroja cuando llegó a donde estaba su pareja.-Yo… bueno, fui a ver a Emma a la guardería- exclamó, porque en parte era cierto, por lo cual lo dijo sin titubeos, ya que no había dicho una mentira que lo pusiera en evidencia.Valentina enarcó una ceja y lo observó como si fuera la detective en un interrogatorio al acusado, como si realmente pudiera ver a través de él y leerle la mente, Adrian rogaba que Valentina no tuviera ese súper poder oculto.
Adrian llevaba a Emma en sus brazos mientras caminaba junto con Valentina hacia el estacionamiento.Por suerte, cuando volvió junto con su sobrina de la guardería, Valentina estaba saludando a los últimos rezagados de la fiesta.“Literal vamos a ser los últimos en irnos de aquí, un poco más y nos quedamos a limpiar el desastre” Pensó con fastidio el joven CEO, viendo en su reloj de muñeca que no faltaba mucho para que amanezca.Antes, el antiguo Adrian, disfrutaba amanecer todos los días y no porque era de esas personas que creían que “Al que madruga Dios lo ayuda” sino porque seguía de largo la fiesta hasta que salía el sol, recién a esa hora se iba a dormir. Pero ese Adrian ya no tenía lugar en su nueva vida, y se sentía cansado de estar despierto hasta tan tarde, rogando acostarse en su cama y dormir hasta el mediodía.“Menos mal que mañana es domingo” Pensó aliviado.-¡No puedo esperar para la próxima fiesta!- exclamó emocionada la pelirroja- Ya que alguien, me hizo perder casi to
Emilia entró a su casa luego de que Daniel abrió la puerta.Se abalanzó hacia adelante, observando todo el panorama que tenía delante con sus ojos de madre protectora.Emilia se encontró en el sillón del living a Jennifer muy cómoda, más de lo que le hubiese gustado ver. La mujer estaba acostada en el sillón con las piernas hacia arriba apoyadas en el respaldo y mirando en el celular una serie a todo volumen.La joven niñera giró su rostro hacia la puerta y bajó rápidamente las piernas del sillón, sentándose de manera correcta, como si Emilia ya no la hubiese atrapado con las manos en la masa.-¡Oh! ¡Ya llegaron! ¿Cómo la pasaron?- dijo sonriente, haciendo irritar a la azabache.Emilia entró pisando fuerte hacia el living y miró hacia alrededor buscando a su hijo que claramente no estaba allí, bajo la supervisión de Jennifer.-¿Dónde está mi hijo Jennifer?- Inquirió, sintiendo que le titilaba el ojo.-Arriba señorita Emilia- respondió señalando escaleras arriba.Emilia la fulminó con
-No te olvides que yo fui la primera, Adrian.- exclamó la pelirroja, dejando la copa en la mesita y levantándose con gracia del sillón. Luego se contoneó hacia el joven CEO, con una pierna delante de la otra, como toda una modelo de pasarela, haciendo lucir su figura y sus caderas en su vestido ajustado que todavía no se había quitado.Adrian la vio acercarse hacia él, como un depredador que ya encontró a su presa en la maleza. No podía dejar de mirar sus ojos celestes ahora oscuros y su larga sonrisa de labios color rouge.Tragó saliva nervioso y apretó fuertemente su pantalón a los costados de su cuerpo.No dijo ni hizo nada, solo se quedó ahí.¿Cómo era posible que esa mirada tan profunda lo descolocara de esa forma?Adrian no sabía qué hechizo habían hecho esas dos mujeres en él, pero apenas lo miraban a los ojos caía rendido a sus pies.Con Valentina, por su fuego interno que arrasaba con todo, hasta con él.Y con Emilia por su ternura y su energía llena de bondad que lo abrazaba
Emilia volvió en sí cuando escuchó que la puerta del jardín se abría de golpe.Entrando en pánico y con los dedos temblorosos bloqueó el celular de Daniel y lo dejó donde lo había visto, mientras escuchaba los pasos pesados de su esposo que se dirigían hacia la cocina, rápidamente la azabache se giró contra la pileta y abrió la canilla, fingiendo que no había escuchado a Daniel entrar a su cocina.Escuchó que la heladera se abría y ahí sí se dio vuelta, encontrándose con el hombre bebiendo del pico de una botella de agua.-Oh… ¿ya terminaste? – exclamó fingiendo que no lo había visto llegar.-No quiero hablar de eso- respondió amargamente.-Está bien…- sentenció la castaña, volviendo su mirada hacia los platos sucios.-¡Es que no entiendo!- Gritó el hombre, haciendo asustar a la joven- No pude encontrar cual es el problema- exclamó frustrado, realmente hablando de aquello.Esta vez Emilia lo escuchó atentamente, por lo menos de esa forma no iba a sospechar lo que había irrumpido en su
Emilia se encontraba acomodando los juguetes de Noah dentro de su baúl en el cuarto del niño. Se arrodilló a levantar los dibujos que el pequeño había hecho y los observó detenidamente, a la joven le encantaba guardar los dibujos de su hijo en una caja que tenía especialmente para ello, el pequeño era muy creativo, su madre sabía que cuando sea grande sería un gran artista.Sonrió al ver un dibujo en el que estaba el pequeño junto con su madre, tomados de la mano y sonrientes en un parque bajo un sol igual de sonriente.-No tengo de estos- pensó doblándolo para guardarlo en su caja.Debajo de ese estaba otro dibujo, muy diferente al anterior, este no tenía colores vivos, solo había usado azul, violeta y negro y en el dibujo estaba Noah junto con Daniel tomados de la mano en el parque, pero ambos tenían expresión triste y la nube que estaba sobre ellos también.La azabache quedó desconcertada ante el claro sentimiento que tenía su niño por su padre, era un fuerte contraste con lo que s