Emilia estaba sentada en el asiento del copiloto del coche de lujo de su ahora nuevamente esposo, tenía a su niño en brazos, que desde que habían salido del edificio de su jefe no dejaba de chuparse el dedo. Emilia no dijo nada desde que subieron al coche, solo miraba por la ventana con su mente muy lejos de ahí, pensando una y otra vez:“¿He tomado una buena decisión?” se preguntó y miró a DanielDaniel desvió su mirada de la ruta y le dirigió una hermosa sonrisa, de esas que tanto la habían enamorado la primera vez que lo había visto a sus tan solo 18 años.Emilia recordó lo sola que se sintió toda su vida, nunca había conocido a sus padres, y la única familia que había llegado a tener, o lo más parecido que tuvo a una, fueron los padres de Rebecca que le dieron todo lo que necesitaba para sobrevivir, comida, ropa, calzado y útiles para estudiar, pero aún así sentía que le faltaba el cariño de unos padres verdaderos y no solo de una familia que eran tutores por un tiempo y que trata
Los cuatro festejaron comiendo los pastelitos y las galletas que Adrian había preparado junto con Emma y ahora los niños estaban jugando en el living con los juguetes que Noah había llevado para compartir con la niña.Ambos adultos miraban en silencio la escena de los niños.-No sabes cuánto te extrañó- finalmente dijo el joven CEO.“Y yo también” Pensó a sus adentros.-Sí, yo también la extrañé mucho, y Noah también, es su primer amiguita- exclamó sonriente- Esto merece una foto- Emilia sacó su celular y enmarcó la foto de la mejor manera, mientras era observada en silencio por el joven, quien sabía que era el momento de hablar con su niñera, ahora que los niños estaban tranquilos.-Emilia, quédate- exclamó sintiendo que las palabras salían de su boca sin control porque había estado guardándolas toda la mañana.La azabache se volteó hacia su jefe.-¿Te refieres a cenar? Puedo dejarles preparada la comida antes de irme…-No- la interrumpió- Quédate aquí, como antes- exclamó tratando d
Emilia llevaba a su pequeño en brazos mientras estaba sentada en el asiento del copiloto. -El niño no debería ir adelante- sentenció el hombre mientras salía de la mansión. Observó por el espejo retrovisor la pequeña silueta de su enemigo observándolos desde lejos en la puerta de su mansión y sintió ira por la intromisión de ese hombre en su vida. -Lo sé, pero no quiere ir detrás solo- exclamó la joven azabache. Daniel apretó con fuerza la mandíbula, odiaba que el niño estuviera todo el maldito día pegado a su esposa como si fuera una sanguijuela. Lo miró de reojo, con sus ojos oscuros y penetrantes y observó que nuevamente se estaba chupando el dedo como un niño pequeño. Noah levantó sus ojos celestes iguales a los de su madre y se encontró con la peligrosa mirada de su padre. Rápidamente se quitó el dedo pulgar de su boca, recordando la advertencia del hombre. Emilia sintió el movimiento de su hijo y volteó su mirada, encontrando que el pequeño había dejado de chuparse el dedo.
Adrian estiró su mano para que la azabache la tomara y así llevarla hasta la guardería, una sonrisa encantadora estaba dibujada en su rostro, que hipnotizó a la joven como si fuera un hechizo de amor.Emilia estiró la mano, para entrelazarla con la del joven CEO y dejarse llevar, iría a donde sea con él, pero sus dedos no llegaron a tocar los suyos, porque la mano de Daniel rodeo su muñeca y la bajó con brusquedad.-Nos vamos Emilia, Noah ya quiere irse- sentenció alejándose de ambos, sabiendo que su esposa no se quedaría en la fiesta sabiendo que su niño no estaba ahí.Emilia miró hacia atrás, confirmando que Daniel se estaba alejando entre la gente, llevando consigo a su hijo.Adrian bajó desilusionado su mano y la escondió con vergüenza en su bolsillo.-Ve con él.-¿Eh?- exclamó Emilia, volteandose hacia Adrian.-Ve con Noah Emilia, está bien- exclamó tratando de no sonar roto.Emilia lo miró a los ojos y asintió con desilusión.-¿Nos vemos mañana?- preguntó el joven, tratando de n
-No necesito que me lleves, David- exclamó Emilia mientras preparaba a su niño para ir a la casa de su jefe.- Ya deberías estar en la oficina a esta hora.-Le voy a decir a uno de mis hombres que te lleve entonces- sentenció ignorando a su esposa, mientras enviaba un mensaje a unos de sus empleados.La joven azabache puso los ojos en blanco y no protestó más, era como discutir con una pared, su esposo podía ser cabeza dura si se lo proponía.Emilia esperó a que su coche con chofer privado llegara a la entrada de su casa.Subió junto a su niño en la parte trasera, le colocó el cinturón de seguridad, Daniel se asomó por la ventanilla baja y besó los labios de su esposa.-Cuídate ¿Si? - exclamó con dulzura.A veces su esposo dejaba su máscara de tipo duro y gruñón y decía cosas como esas que a Emilia tanto le gustaban.La joven sonrió y le devolvió el beso.-Cualquier cosa llámame.-Está bien- exclamó más tranquila, pensando que las cosas serían más fáciles entre ellos si el hombre fuera
-¿V-Valentina?-Hola Adrian, tanto tiempo sin verte.El joven CEO se quedó congelado en su lugar, observando a la mujer que lo miraba sonriente a unos metros.-¿Qué sucede? Tienes cara de que hubieses visto un fantasma.- dijo divertida.“Es que estoy viendo un fantasma, un fantasma de mi pasado, con el que creí no cruzarme nunca más”Adrian observó a la mujer sonriente, ahora que volvía a encontrarse con su antiguo amor, luego de muchos años, el parecido con Emilia era realmente desconcertante.La mujer que tenía en frente, a diferencia de su niñera, tenía el cabello rojo como el fuego, que caía a los costado de su rostro hasta su cintura en bucles perfectamente formados, su piel también era blanquecina como la de Emilia, pero de un tono más dorado, como si hubiese viajado a lugares caribeños y exóticos. Su mirada era celeste como la de su joven empleada, pero su expresión era muy diferente, sus ojos como el cielo distaban mucho de ese aura tierno e inocente que tenía la mirada de Emi
-No me digas que te olvidaste de mí.-Jamás podría.Adrian estaba hipnotizado por esa mirada que lo hechizaba de una manera oscura.La mujer curvó hacia arriba sus labios pintados de rojo y se levantó de su asiento caminando en un vaivén de caderas hasta su petrificado ex novio.Se paró en frente de él, se levantó en puntas de pie y besó su mejilla muy cerca de sus labios, justamente en la comisura, de una manera muy peligrosa y dejando el rouge carmesí en la piel bronceada del joven CEO.El beso fue como fuego para el joven, quien volvió a la realidad y sintió su cuerpo arder por esa fuerte presencia, deseando que no se notara. Se movió incómodo en su lugar, pasando su peso de un pie al otro.-No entiendo- comenzó a decir, aun confundido por la presencia fantasmal de Victoria en su vida, luego de tantos años sin saber nada de ella.-¿Qué no entiendes? ¿No puede una chica extrañar a su primer amor y venir a visitarlo?- exclamó fingiendo estar ofendida.-Es que… ¿Realmente es verdad? ¿
Adrian se encontraba manejando su coche en piloto automático, pero no el auto, sino él, porque su mente estaba en otro lado, muy lejos de allí. Cada tanto miraba a la mujer que estaba sentada en el asiento del copiloto, como si necesitara confirmar y reconfirmar que realmente estaba allí y no era un delirio de su mente cansada. Valentina le sonrió, con esa hermosa sonrisa que tan tonto lo había tenido mucho tiempo atrás y Adrian alejó la mirada hacia el frente, sin ser capaz de mantener sus ojos sobre los de ella. -Dime Adrian, ¿Acaso ahora estás tomando el lugar de tu hermano? Tanto que odiabas las responsabilidades- se burló divertida. “No me quedó otra” Pensó recordando el día que se había enterado que su hermano había hecho un testamento que sintió como una mochila en su espalda y que ahora estaba muy alejado de serlo, recordando a su sobrina que todos los días esperaba con ansias su llegada del trabajo. No pudo evitar sonreír al recordar su linda sonrisa que iluminaba su día a