El francés no podía ni siquiera creer lo que estaba escuchando, sabía que él tal Alexander era de la peor calaña, él como abogado se había encontrado con muchos tipos como ese y desde el principio pensó que lo mejor que podía hacer Jeremy era eliminarlo.Pero a pesar de ser un hombre muy rico, su mejor amigo, también era alguien a quien le gustaba ser siempre legal en todo y jamás salirse del buen camino, por mucho que Diddier le había intentado hacer entender más de una vez que tendría que hacer cosas que no le gustarían porque era un hombre poderoso, él se negaba y ahí estaba el resultado, el muy hijo de puta se atrevió a meterse con su mujer y amenazarla de la peor manera.— ¿Me estás diciendo que Alexander se atrevió, no solo a colarse sin ser invitado en este evento, sino a increparte en el baño?— preguntó Diddier muy molesto al escuchar todo lo que Eva estaba relatando.Eva asintió, aunque no estaba segura si el Alexander se había colado, parecía tener acceso al evento por la cr
Diddier era consciente de que en la fiesta varias chicas habían dado a entender que tuvieron una aventura con él, y que la interrupción de Amanda no fue algo que supiera controlar cómo debía.Lupe se encontraba en ese momento sobresaturada, por un lado, la preocupación que tenía por Genaro volviendo a aparecer, tratando de afectar a su amiga, casi su hermana Eva y lo que sentía por el abogado, por eso tras subirse al auto ella le había dicho.—Me mudaré, creo que es lo mejor para nosotros y para que recuperes la libertad de estar con tus novias— decir eso le había costado la mitad de su voluntad, por no decir que toda.Pero Lupe opinaba que debía hacerlo, solo eso le quedaba hacer. No podía permitir que sus sentimientos siguieran creciendo, no podía permitirse soñar con algo que no era para ella y aunque tenía un precedente en Eva de que esa clase de milagros existen.Ella no era su amiga y las excepciones de ese tipo de la vida no eran para ella.Ambos estuvieron todo el camino de vu
Diddier no era un nombre acostumbrado a contenerse cuando alguien le atraía, pero esta vez el miedo lo había hecho hacerlo hasta que ese sentimiento que tenía por Lupe le abrasaba tanto el corazón que le fue imposible contenerse.— Lupe, quédate conmigo, déjame descubrirlo— exigió para luego llevar las manos a su trasero y alzarla, obligándola a sujetarse a él con las piernas mientras caminaba en dirección a su habitación.Esa en la que se había masturbado tantas veces pensando que la persona con la que quería estar estaba pared con pared con él, fantaseando en que tal vez ella estaría haciendo lo mismo en ese instante y corriéndose tantas veces con su nombre en los labios y cada día un poco más frustrado que el anterior.—Yo realmente no puedo irme, realmente no deseo hacerlo — reconoció ella aferrándose con sus piernas a las caderas afiladas y escurridas del abogado.Estaba por cumplir sus fantasías, si el abogado supiera cuántas veces había estado en su habitación tocándose en su c
— Lupe… Joder Lupe— buscó su boca ante todo ese placer que lo invadía e iba mucho más allá de lo carnal, sus de sensaciones eran que, no solo se sacaba su polla, su corazón parecía albergar algo distinto, algo que se nutría en cada embestida que le daba.Lupe lo sintió tan adentro de ella que se encontró totalmente plena, como jamás se había sentido con nadie, no solo eso, todos esos sentimientos que el abogado despertaba hicieron que todo se intensifica, no solo el doble sino por una cantidad infinita.Sus miradas se cruzaron por unos segundos, se encontraban tan cerca el uno del otro, que Lupe casi podía jurar que sus latidos, al igual que los latidos del corazón de Diddier se había sincronizado, pero ella ya no pudo seguir apreciando eso, no cuando sus cuerpos exigían más acción de parte de ambos.—Diddier no pares, por favor… — le pidió ella. Moviendo sus caderas.— No podría parar — aseguró él bajando por su cuello hasta esos senos que lo habían estado tentando tanto todos esos d
A primera hora de la mañana de aquel lunes ya estaba Diddier en la oficina de Jeremy, tal y como él le había pedido, si algo tenía claro Jeremy era que él podía ser muy bueno, pero no cuando se trataba de su familia y pensaba arrancar el maldito problema de raíz.—¿Dime que investigaste sobre el tal Genaro?— preguntó.A pesar de haberse mostrado tranquilo con Eva durante todo el fin de semana después de la fiesta, lo estaba solo en apariencia porque no dejaría que ese hombre desmontara su vida ni la imagen de pareja perfecta de cuento de hadas que los medios entraban mostrando, no era que la necesitara para ser feliz pero, ya que estaba ahí pensaba aprovecharla para sus negocios, un CEO siempre aseguraba su posición cuando tenía una vida familiar intachable.Por otro lado, tenía muy claro lo que quería que sucediera con Alexander poco le importaba que fuera o no primo de su exmujer había cruzado una línea que él no le permitiría volver a cruzar, estaba firmemente sentenciado.—Ese hij
Jeremy no podía ni siquiera creerse lo que esa mujer estaba diciendo, era cierto que cuando recordaba lo sucedido no podía evitar pensar que él había sido muy brusco con ella, que había abusado de una mujer, pero después de confirmar los tóxicos que encontraron en su organismo y es que varios médicos le aseguraran que él sería incapaz siquiera de defenderse, que posiblemente estaría dormido o en un estado de sumisión total aunque tal vez si con capacidad de funcionar a causa del estimulante de pastilla azul que le habían dado.Jeremy enfureció, la maldita tipa tenía el morro como para ir a reclamarle por ello, a pesar de que él le había dado un finiquito más que importante, casi tres veces lo que debía pagarle, solo porque en ese momento se sentía culpable.— ¿Qué yo te violé, Anahí?— se levantó de su asiento apretando los puños y cuando iba a decirle que sabía que lo había drogado se quedó completamente blanco al escucharla—Y no estaría hoy aquí si de esa maldita violación no hubier
Xavier Miller, el médico forense del hospital de Nueva York, observaba caminar al nuevo chico en prácticas de un lado a otro, mientras pensaba en lo poco que le gustaba estar acompañado en su trabajo, sobre todo de alguien inexperto que todavía estaba cursando su último año de universidad.¿Pero qué podía decir cuando así se lo habían impuesto?— Doctor Miller, su teléfono está sonando— le dijo el joven levantando la vista de las pruebas que en ese momento estaba analizando.Morgan se sonrojó por la forma en que ese hombre lo observó con esa mirada severa, como si se hubiera atrevido a interrumpirlo y desvío la vista rápidamente, la verdad era que se le hacía imposible concentrarse con ese teléfono sonando que parecía que su jefe no había escuchado.Miller cogió el teléfono, lo había estado evitando la mayor parte del tiempo, contestar, implicaba dejar de analizar aquello que le llamaba la atención del cuerpo sin vida tendido en la fría mesa de la morgue, dónde esperaba pacientemente
Lupe parecía realmente feliz, pero era mucho más que eso, por lo que Eva sonrió y dejó los papeles a un lado.— ¿Y tú por qué estás tan contenta, no creo que sea solo por esto?Lupe se sonrojó ante la mirada y la pregunta directa que le había hecho su amiga, la latina mordió sus labios, no podía no contarle a su amiga aquello que la hacía tan feliz,—Bueno, es que verás…Fue verla tartamudear para que todo le quedara claro a Eva, sobre el motivo de esa sonrisa en sus labios, tenía que ver con Diddier, llevaba tiempo viendo lo mucho que esos dos se gustaban, pero no daban el paso.—El abogado y tú…—Shhhhh— le pidió Lupe completamente roja como un tomate, inclinándose hacia su amiga y taparle la boca, mirando a los lados como si alguien realmente pudiera escucharlas.—Sí, fue después de la fiesta, bueno él y yo… estuvimos todo el fin de semana metidos en la cama — Lupe suspiró, pero se ligó a poner los pies sobre la tierra y cambió un poco su semblante a uno más serio — estamos viendo