Halima y Abir, habían estado de viaje y tenían algunos meses sin ver a sus nietos, a Hafid y a Sylvia, ese fin de semana irían a visitarlos y llevar regalos que les habían comprado en el último viaje. Mientras en casa de Sylvia se sentían nerviosos por la presencia intimidante de cuatro hombres que no se movían del interior de la casa. Sylvia les hablaba y los mantenía ocupados, para qué no se concentren en aquellos invasores de su hogar, ya había pasado un día desde que Ahmed los tenía retenidos en su propia casa. Ella no sabía donde éste hombre tenía a Hafid, pero les había grabado un vídeo, ella imaginaba que era para intimidar o sobornar a su esposo. Ese día no pudo enviarlos a la escuela, la maestra si se preocupaba, quizás llamaría, intentó usar esa estrategia para mover las fibras compasivas de Ahmed, pero no había ido en toda la mañana. Cuanto tiempo estarían aislados, quizás así la maestra se ocuparía en averiguar qué estaba sucediendo, sería ese día y el siguiente qu
— ¡Ven Ahmed, necesito que antes de firmar cualquier documento, verte la cara para partirtela a golpes! — dijo Hafid enojado. Se apagó la pantalla, una noche más empezaba para Hafid, sería difícil conciliar el sueño, teniendo a su familia en riesgo.Iba a ser un fin de semana largo para todos, el estrés era alto, ya Ahmed se sentía un poco confundido con la versión de su amigo y de la esposa, aunque aparentemente podían haberse confabulado en la versión. Necesitaba pensar un poco, Hafid estaba enojado, pero él también se sentía muy decepcionado, aunque quién había vivido con Rachel era su amigo, pero la última vez se veía tan segura y feliz. ¿Cómo descendió tan profundo hasta deprimirse, al punto de suicidarse? Eso era lo que le molestaba, necesitaba pensar antes de enfrentarse nuevamente a Hafid. La madre de Hafid, Halima había estado llamando a su hijo y no contestaba la llamada, Sylvia tampoco, ésto era extraño, ¿estarían de viaje y querían aislarse? Ya Hafid lo había hecho
Los hombres, que vigilaban a Sylvia en su casa, al recibir la llamada de alerta de que dos visitantes estaban haciendo averiguaciones, llamaron a los hombres que custodiaban a Hafid y éstos salieron de allí de inmediato, abandonando a su suerte al hombre, solo y encerrado. La casa estaba lejos de la ciudad, y de las vías principales, así que si alguien pasaba por allí, era muy remota la posibilidad, así que estaba ruda la situación para Hafid. Él, mientras esperaba a Ahmed, había dicho en la última comunicación que estaría allí con los documentos para que él firmara, lo haría, pero antes le iba a dar tantos golpes que no caminaría en una semana. Pasó ese día y nada sucedió, caminaba de un lado a otro sin saber qué hacer, aquella habitación no tenía una ventana, solo era la puerta y ya, aparentemente había sido adaptado para mantenerlo. encerrarlo allí. El baño tenía una ventana muy pequeña, tendría que ver cómo salía por allí, o enfrentarse a los que lo vigilaban, no sabía cuánto
Al terminar de comer el poco alimento que llevaba, reinició la caminata, los pies le dolían, llevaba más de cuatro horas caminando y no se veía un pueblo ni por asomo, ¿en dónde lo habían botado éstos desgraciados secuaces de Ahmed? Cuando llevaba una hora más caminando, vió que a lo lejos, venía un auto, se paró a esperar y pidió el aventón, ojalá se detuvieran, rogó Hafid. Así fué, dos personas venían a bordo del auto, un hombre mayor y una chica de unos treinta años, se detuvieron y preguntó el hombre:—¿A dónde se dirige el caballero? — Al pueblo más cercano, estoy perdido, no sé dónde estoy— dijo Hafid— estoy caminando desde ésta mañana y estoy agotado, ¿me puede llevar un trecho? Los dos se quedaron mirando unos instantes con recelo y Hafid dijo:— Le aseguro que no les haré daño, solo deseo descansar un poco y llamar a mi familia. La chica cabeceó afirmativamente y el hombre tomó la decisión. — Suba— dijo el hombre— lo dejaremos en el pueblo, vamos hacia allá. — Soy H
Sylvia empezó a decirle cómo Halima llegó hasta la casa, Hafid la escuchó con atención y luego de oír todo dijo:— Que bueno que todo terminó bien, le pedí a Dios que pudiera encontrar una salida, era tan desesperante estar allí encerrado sin saber nada de ustedes. — También para nosotros fue muy preocupante no saber de tí, Ahmed no ha querido hablar, está callado y aún sabiendo que estabas allí abandonado,—dijo Sylvia— es un hombre muy cruel. — Ahmed, solo es un hombre equivocado, está siendo manipulado y se siente asustado y lleno de confusión— dijo Hafid— apenas llegue iré a verlo y hablaré con él. — Tú sabes lo que haces, — dijo ella— le suplique que me dijera donde te encontrabas, los niños querían saber— y él no abrió su boca para nada. — Hoy vamos a descansar, mañana me ocuparé de solucionar todo, después nos iremos de viaje— quiero cambiar de aire, darme un tiempo de relax. — Está bien, los niños estarán felices de verte— dijo Sylvia— afortunadamente no estabas tan lejos,
A la mañana siguiente estaban ya listos para desayunar y salir, los niños estaban aún durmiendo, era lunes, él tenía que ir hasta donde tenían a Ahmed, pero antes Hafid quería ir hasta la casa de los padres de Rachel. Salió rumbo a enfrentar a este par de malvivientes y avaros, Hafid tenía que controlar su mal genio para no decirles todo lo que se merecíanNo quiso que Sylvia lo acompañara, era su vida pasada y quería cortar definitivamente con ésta historia, que Rachel y su familia estuvieran fuera de su presencia. Cuando ellos vieron a Hafid al frente de la puerta de su casa, se sintieron bastante contrariados y no podían disimular que se sentían atemorizados de verlo allí. — Hola, que sorpresa tenerte por aquí— dijo el padre de Rachel. Hafid los vió como si se, trataran de cucarachas asquerosas y les dijo:— No deberían sorprenderse, ustedes se han puesto de acuerdo para arruinar mi vida como arruinaron la de su propia hija— dijo él conteniendo el enojo. — Hafid, si viniste a
Los padres de Rachel se sintieron con mucha aprehensión ante la mirada de Hafid, se sentían entre la espada y la pared, cada uno miraba, como buscando una salida o decir algo que los convenciera . — Realmente nosotros sabemos poco de la vida en pareja entre Rachel y Hafid— dijo al fin, la madre de Rachel.— Estábamos preocupados por nuestra hija— dijo el padre de Rachel— tenía ojeras, estaba estresada. — Y nunca pensaron que era por ustedes, quienes vivían como sanguijuelas chupando cada centavo de dólar que ella ganaba— dijo Hafid— tu eras su agente y le exigiste demasiado— dijo esto señalando con el dedo a la mujer. — Me dijiste, que estabas al tanto de cada detalle de la vida de Hafid y de Rachel,porque ella hablaba contigo a diario— dijo Ahmed. La madre de Rachel abrió los ojos por el temor y dijo:— ¡Te lo dije, porque era así! — dijo ella mintiendo de nuevo porque su actitud demostraba lo contrario. — ¡Ya dejen de mentir! — gritó Ahmed— hablen con la verdad aunque sea una
— Me pregunté lo mismo mientras estuve encerrado— dijo él— pero no doctora, me enamoré de ella, de Sylvia, la amo como jamás he amado a más nadie. — Imagino que aún tampoco le has dicho nada— dijo la psicóloga. — No, aun no le he dicho, pero estuvimos juntos— dijo él— ¡Fue maravilloso doctora! Además hay algo que necesita saber, el porqué, me casé con ella— dijo Hafid. — Soy todo oídos— dijo ella. —Cuándo Rachel murió yo quedé devastado, dure semanas sin salir de la habitación,— dijo Hafid— no quería comer quería morir, me sentía tan culpable, no sabía que iba a hacer, con dos niños tan pequeños. — ¿Quién atendía a los niños?— preguntó la terapeuta. — Tenía una niñera que había sido la alcahueta de Rachael.— dijo él— ella quedó al cuidado de los niños, yo la detestaba, porque descubrí que más de una vez llamé a casa para saber cómo estaba Rachel, siempre decía que no estaba, ella me ocultaba las salidas de mujer con su amante. — Que feo es el engaño, es mejor hablar claro,