REGRESO A ITALIA

Alexandre Carluccio

Han pasado veinte años desde que mis padres nos llevaron a México, en todo este tiempo nunca volvimos a pisar Italia, en parte porque a mamá le daba miedo que alguien nos hiciera daño en cuanto se enterasen de nuestro regreso y por otro lado el abuelo también nos lo prohibió con el mismo argumento de mamá, de cierta forma él siempre la apoyo tanto en Italia como en México.

Cuando se es niño uno no sabe bien este tipo de cosas, recuerdo que ya que tuvimos una edad considerable mis padres nos contaron la verdad sobre el pasado de papá, el gran Massimo Carluccio un mafioso bastante temido en Italia y mamá mejor conocida como La reina de la mafia (en realidad así es como el abuelo la apodo y a lo largo de los años el nombre de mamá también se hizo respetar debido a que fue gracias a su plan de venganza lo que acabo con los Salvatore, un nombre al que aún muchos le temen) y era debido a esto que no podíamos regresar a mi país de origen.

Durante todos estos años el abuelo era quien siempre nos visitaba en México, cada que podía se escapaba y pasaba alguna temporada allá y cuando se le dificultaba simplemente nos hacía una videollamada, Rachel, Brianna y yo podemos decir que nunca nos faltó el amor de nuestros abuelos, aunque Giuseppe y Marion no llevan nuestra sangre siempre los hemos considerado como si lo fuesen, por lo que al enterarnos del accidente del abuelo nuestros corazones se estrujaron en nuestro pecho sin saber si volveremos a verlo, los lazos que forjamos con él en todos estos años son más fuertes de lo que cualquiera podría imaginar por lo que no puedo dejarlo a su suerte.

Llego al aeropuerto y bajo rápidamente del avión en el hangar privado del abuelo donde ya me esperan al menos una docena de hombres, preparados para defenderme en caso de que ya se sepa que Alexandre Carluccio El hijo de la reina de la mafia está en Italia para cobrar venganza contra aquellos que intentaron acabar con la vida de mi abuelo.

—¡Joven Alexandre!, me alegra que haya llegado sin ningún inconveniente. —Me saluda Bellini el hombre de confianza de mi abuelo, él fue quien nos informó de lo sucedido.

—Gracias por salvar a mi abuelo Bellini. —Le tiendo la mano y nos encaminamos a las camionetas que ya nos esperan.

—Sabe que es mi trabajo cuidar de su abuelo y no solo porque sea un empleado es porque es mi deber, yo le debo demasiado a su abuelo. —Le da indicaciones al chofer y nos dirigimos al hospital donde se encuentra internado.

—¿Cómo fue que sucedió? Necesito todos los detalles

Flashback dos días antes

Constantino Bellini

—No me parece que el tal Nicolai Vólkov sea de fiar, tiene algo que no me agrada. —Le comento a Giuseppe, mientras revisamos la lista del cargamento que nos llegó hace unos días.

—Lo mismo decías de Lilibeth Carluccio, que esa pequeña mujer no te daba buena espina y mira sin siquiera ser mi hija me ha dado tres nietos. —Me remuevo incómodo en mi lugar, ya que sé que sus palabras son ciertas en un primer momento no me fiaba de esa mujer, sin embargo, demostró ser una gran persona la cual ayudó a que mi jefe saliera de esa tristeza en la que estaba sumido después de la muerte de Renzo, sin contar que gracias a su ayuda pudo vengarse de los verdaderos asesinos de éste.

—Sé que te lo dije y me equivoqué, pero con este tipo hay algo que no me cuadra ¿Por qué dejar Rusia para hacer negocios con nosotros? Ambos sabemos que los rusos también son buenos en este tipo de negocios. —Me mira unos instantes y deja lo que está leyendo para responderme.

—Tú siempre ves cosas que no son Constantino, me parece que este negocio será muy beneficioso para los dos o ¿Me estás diciendo que ya soy demasiado viejo para seguir mis instintos?

—Yo nunca he dicho que ya seas viejo, aunque si deberías pensar en ya retirarte, siempre has dicho que te gustaría irte a vivir tus últimos años de vida con tu familia y estoy seguro de que tus nietos serían felices de tenerte a su lado.

—¿Y a quién le dejaría todo mi imperio? —Pregunta molesto.

—Obvio a Alexandre es el más apto para esto, sabes que tus nietas ni de chiste se harían cargo. —Me tuerce los ojos y veo como intenta controlarse antes de responder.

—Sabes perfectamente que Lilibeth se opondrá a eso, ella me entrego todo justamente para que sus hijos no tuviesen nada que ver con este tipo de vida, creo que es capaz de sacarme los ojos si le sugiero algo así. —Comienzo a reír ya que es verdad, hace años cuando lo acompañe a visitarlos yo discretamente sugerí que Alexandre se hiciera cargo de esto y la mirada que me lanzo era como de un millón de dagas, sólo porque no tenía una arma a la mano sino hubiese sido capaz de pegarme un tiro entre ceja y ceja.

—Lo sé, es bastante fiera con respecto a ese tema. —Damos por zanjada la discusión y subimos a la camioneta que ya nos está esperando para llevarnos a las bodegas que se encuentran en Porto Venere, después de unas cuantas horas de viaje llegamos a nuestro destino, donde nuestros hombres bajan y hacen su recorrido habitual antes de dejar que Giuseppe baje.

Después de algunos minutos de espera llega el ruso en compañía de varios hombres, cuando se baja noto que discretamente mira de un lado para el otro, mientras que yo tomo mi arma inconscientemente por si es que a este tipo le da por hacer algo en el último momento.

—¡Señor Lombardi!, como lo acordamos hace unos días, aquí están los nuevos prototipos de armas que está por usar el servicio de inteligencia ruso, es de lo mejor que hay en el mercado. —Sus hombres bajan varias cajas y nos muestran el nuevo armamento, cuando Giuseppe se acerca un poco más a tomar una de las armas de la caja escucho el inconfundible silbido de un disparo, me giro rápidamente y disparó a todo aquel que sea enemigo, nuestros hombres por su parte hacen lo mismo cuando me doy cuenta Giuseppe yace en el piso con una enorme mancha de sangre que recorre toda su espalda.

Corro hasta él y me doy cuenta de que aún respira, aunque con un poco de dificultad, busco de un lado al otro y veo que tanto el ruso como sus hombres están muertos.

—¡Rápido ayúdenme!, Giuseppe está herido. —Varios de nuestros hombres se acercan y lo protegen mientras los demás siguen con sus armas levantadas por si aún hay algún maldito traidor.

—Quiero que se deshagan de todos esos bastardos, limpien el lugar, también quiero que busquen por si en los alrededores hay más de estos infelices y los demás me acompañarán hasta el hospital quiero que dobleguen la seguridad. —Doy órdenes antes de subir a la camioneta y dirigirnos al hospital, por suerte en el camino no nos encontramos con nadie, le hablo a Giovanni Rinaldi el doctor de Giuseppe informándole lo que ha sucedido y en cuanto llegamos ya nos está esperando con una camilla y un quirófano listo para ingresarlo lo antes posible.

Fin de flashback

Alexandre

—Eso fue lo que sucedió, no quise decírselo por teléfono, pero su abuelo está grave la bala perforó su pulmón y las noticias no son tan alentadoras como me gustaría, además como sabe ya no es tan joven como antes. —Yo solo asiento y me preparo para lo que voy a ver, sin embargo, aunque deseo evitarlo siento que mis piernas me fallan en cuanto entramos a cuidados intensivos (la cual está resguardada hasta el más mínimo rincón por los hombres de mi abuelo) y lo veo tendido en la cama con varias máquinas conectadas a su cuerpo, así como un respirador que le sirve de soporte.

Me acerco hasta donde se encuentra y tomó su mano entre las mías nunca me imaginé verlo así, él ese hombre imponente que hacía temblar a cualquiera de sus enemigos con su sola presencia ahora yace en una cama de hospital luchando por su vida.

—Te juro que haré que todos esos bastardos que te hicieron esto paguen con sangre, así sea lo último que haga. —Las máquinas comienzan a emitir un pitido bastante fuerte lo cual me asusta, ya que en cuestión de segundos entra un médico al que reconozco como Giovanni seguido de varias enfermeras los cuales me sacan de la habitación, mientras tratan de reanimar a mi abuelo.

Permanezco afuera de está dando vueltas de un lado al otro esperando a que me den informes, hasta que después de lo que me parece una eternidad se abre la puerta y sale un Giovanni bastante aliviado.

—¡Alexandre! —Estrecha mi mano y trata de sonreír, aunque esto parece costarle un gran esfuerzo—. Llegamos a tiempo, está bien por el momento, pero te comento que su situación es crítica, esa bala perforó el pulmón derecho y por suerte no comprometió el corazón.

—Si no comprometió su corazón ¿Por qué no ha despertado?

—Fue una cirugía mayor y como comprenderás su edad también influye en cuanto a su recuperación, además de que el otro impacto de bala se alojó en su abdomen y debido a que fue a una distancia corta el daño fue mayor, destruyó parte de su intestino y grandes vasos sanguíneos por eso mismo hemos optado por mantenerlo sedado hasta que su condición mejore.

—Bellini no me comentó nada sobre la perforación de su intestino. —Rebato molesto.

—Yo le pedí que no lo hiciera. —Toma mi hombro y lo aprieta en un intento por calmarme—. Como comprenderás si les dábamos una noticia así Lilibeth se pondría mal, sé cuánto quiere a Giuseppe. —En cuanto me dice esto entiendo perfectamente porque ocultaron las cosas no querían que se preocupara más de lo que ya está.

—Entiendo, gracias por pensar en mamá.

—Le tengo mucho aprecio a tu madre, nos ayudó bastante cuando ya dábamos todo por perdido. Creo que deberías de ir a descansar acabas de llegar de viaje, no te preocupes yo estoy de guardia así que está en buenas manos y como podrás darte cuenta ningún alma puede entrar o salir sin que Bellini lo sepa. —Asiento ante sus palabras y aunque no quiera hacerlo me retiro, ya mañana podré visitar nuevamente a mi abuelo.

Ya en el auto cuando vamos de regreso a una de las casas de seguridad del abuelo, Bellini me pone al tanto de lo que ha sucedido desde que se supo la condición de mi abuelo.

—En cuanto los altos capos se enteraron del atentado de tu abuelo han comenzado a querer autoproclamarse el siguiente Il grande capo, obviamente es algo que he tratado de evitar en estas pocas horas, ya que muchos lo han dado por muerto y como se supone que no tiene descendencia, es cuestión de tiempo que alguien tome todo el poder. —Me mira esperanzado y sé perfectamente lo que significan sus palabras, desea que yo sea el sucesor de mi abuelo.

—¿Sabes que han estado planeando? —Inquiero ignorando completamente su clara indirecta, suspira profundamente abatido por el cambio de tema.

—Algunos se han estado reuniendo en El bajo mundo a decir verdad son capos de poca monta, aunque según mis hombres hay uno que dice ser la mente maestra detrás del atentado a tu abuelo, por mi parte no le creo absolutamente nada, pero creo que sería bueno hacerle una visita tal vez sepa algo; pero por el momento es mejor que descanses, el viaje fue bastante largo y por la noche podremos encararlo. —Asiento ante sus palabras y mientras cierro los ojos me recuesto en el asiento tratando de asimilar todo lo sucedido.

—Lo que no entiendo es ¿Por qué esperaron tanto tiempo para quitar del poder a mi abuelo? —Le cometo a Bellini.

—Es muy sencillo tu abuelo es alguien mayor y como te he dicho, todos saben que no tiene un heredero, ni a ti ni a tus hermanas se les ha visto con él, era de esperarse que hicieran algo como esto ahora que se ve más acabado, tú no sabes cómo funciona la mente de esas personas, pero yo sí, tengo toda mi vida metido en este estilo de vida, ellos siempre esperan el momento adecuado para actuar.

—Debo descansar, ya más tarde veremos qué hacemos con esos traidores.

Después de alrededor de media hora llegamos a nuestro destino, la cual es una casa bastante hermosa, aunque para ser exactos es más una mansión, totalmente del estilo del abuelo dado que se le ve el lujo por donde quiera que se le mire, pero también es tan sobrio que concuerda con su personalidad.

—Ya hay una habitación lista. —Asiento y subo hasta donde me indica la ama de llaves, me tumbo en la cama totalmente agotado por el viaje y también por ver las condiciones en las cuales se encuentra mi abuelo; cuando despierto me doy cuenta de que el sol se comienza a filtrar a través de las finas cortinas doradas, tomo mi celular y me doy cuenta que ya son las 7 de la mañana, me levanto y decido tomar una ducha antes de bajar a desayunar; en cuanto estoy listo salgo y para mi sorpresa me encuentro con un hombre custodiando mi habitación.

—Lo siento joven, el señor Bellini me pidió que cuidase de usted mientras dormía, no podemos permitir que algo le suceda. —Solo asiento y continúo mi camino hasta el comedor con este hombre detrás de mí.

—¿Cuál es tú nombre?

—Flavio Caruso.

—Bien Flavio, puedes llamarme Alexandre. —Este solo asiente, y después de unos segundos nos encontramos en el comedor donde ya está listo mi desayuno y de pie esperándome se encuentra Bellini—. Por favor, Bellini, siéntate a desayunar conmigo, sé que mi abuelo te tiene un gran aprecio. Dime ¿Qué planes tenemos para hoy? Tú también Flavio supongo que no pasaste una buena noche. —Este solo asiente y toma asiento donde le indico.

—He pensado que debemos ir al antro El bajo mundo, todos están comenzando a inquietarse sin saber que sucederá ahora que Giuseppe se encuentra entre la vida y la muerte, tenemos a favor que ese lugar es nuestro, por lo que nuestros hombres nos cubrirán la espalda.

—Me parece bien, pero quiero encargarme del tipo que alardea de ser el responsable del estado de mi abuelo. —Comenzamos a trazar nuestro plan junto con Flavio quien desde este momento se ha convertido en mi guardaespaldas, después de algunas horas poniéndome al tanto de los negocios de mi abuelo, por fin debemos salir hasta El bajo mundo y comenzar nuestro plan de venganza.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo