Debido a la amenaza de Maritza decido abstenerme de ir al casino donde me encuentro con Lucrecia, no quiero que nada malo le suceda, pero después de otra semana sin verla la desesperación es mayor y esta noche decido buscarla. Cuando llego al lugar me quedo un momento en la barra tomando una bebida cuando un tipo se acerca a mí y comienza a platicar conmigo como si fuésemos amigos de apuestas, esto por supuesto me toma por sorpresa, pero decido seguirle el juego. —¡Luciano! Qué maravilla tenerte hoy de nuevo por aquí, ¿qué te parece si continuamos con esa apuesta que quedo pendiente hace unos días? —Pone una mano sobre mi hombro, lo miro un instante y después asiento. —Me parece perfecto, espero ganarte esta vez. —Tomamos el ascensor y nos dirigimos al quinto piso una vez ahí nos bajamos y el tipo me lleva a una sala de juegos VIP donde solamente unos cuantos tienen acceso. —Lo siento señor, era la única forma en que no sospecharan de que está esperando por mi jefa —lo miro un poco
Lilibeth En cuanto Massimo sale de la suite subo un piso más para reunirme con Giuseppe, según lo que Palmieri me ha comentado ha encontrado algo referente con la muerte de Pietro, por lo que bajo rápidamente del elevador en espera de buenas noticias. —¡Buenas noches, señor Lombardi! —Me indica que tome asiento, mientras revisa unos documentos en su computador, después de un breve momento levanta la vista. —¡Buenas noches, señora!, como le informo Palmieri tengo información importante sobre el accidente que sufrió su marido hace más de un año, según testimonios que he recabado al señor Pietro nunca se le vio salir de la camioneta, por lo que es de suponer que él sí murió en el accidente, pero no podemos dar todo por hecho, un claro ejemplo es su esposo quien logró sobrevivir. —Claro entiendo. —Suprimo un sollozo, si bien no tenía una relación muy estrecha con Pietro en el fondo me duele su muerte. —Aun así, me gustaría que mañana visitemos ese lugar e investiguemos por nuestra pr
Cuando me recupero de la conmoción de volver a ver a Pietro con vida, me acerco rápidamente hasta él y sin dudarlo ni un segundo lo abrazo y comienzo a llorar como una niña pequeña, después tomo su cara entre mis manos y le doy un beso en la mejilla, él por su parte se ha quedado estático en su lugar y sin habla por la sorpresa, que a decir verdad debe de ser porque ni él me reconoce, de repente escucho un sonoro carraspeo detrás de Pietro y sin soltarlo ni un solo momento dirijo mi vista a la persona que acaba de llegar. —Ese hombre al que estas besando y abrazando es mi prometido —declara una Adanary bastante molesta, a lo cual me dan ganas de responderle sobre qué se siente que alguien este toqueteando al hombre que uno ama, pero prefiero morderme la lengua y solo me limito a soltar a Pietro. »Disculpe, pero ¿quién se supone que es usted? Al señor Lombardi lo conozco, pero a usted no —comenta Adanary con un tono bastante hosco, acto seguido me retiro los lentes para dejar al descu
—Ese día cuando salimos de la mansión, el jefe me contó todo lo que sus abogados descubrieron, tanto los desvíos de dinero como quien era la verdadera asesina de la señora Katherina, dado que no quería preocuparla decidió guardar silencio y no comentarle nada al respecto. Cuando estábamos a una distancia considerable de la mansión aparecieron varias camionetas, de las cuales descendieron los Salvatore, tal parecía que nos estaban esperando; el señor Massimo los enfrentó por todo lo que habían hecho, sobre todo discutió con la señorita Maritza, le cuestionó el porqué de sus actos, esto debido a que ella era íntima amiga de la señora Katherina —en cuanto me confiesa esto mi mandíbula cae por la sorpresa, nunca me espere que ellas fuesen amigas. »El jefe regreso a nuestra camioneta dado que no contábamos con los suficientes hombres para enfrentarlos, pero la señorita Maritza mencionó algo que le preocupo demasiado, dio a entender que algo le sucedería a usted, fue cuando le pidió a Franc
—Muchas gracias por todo señor Lombardi, no sabe cuánto significa lo que está haciendo por mí en este momento —me despido de él con un pequeño apretón de manos y bajo de su camioneta. Subo las escaleras de la mansión y me dirijo a mi habitación, ya es muy tarde y me encuentro bastante cansada por el viaje, el cual, si bien me ha servido para conocer ciertos detalles de lo sucedido, también hace que el dolor invada mi cuerpo al recordar todo lo que hemos sufrido mis hijos y yo con la pérdida de Massimo y no poder estar juntos como la familia que somos. Me doy una ducha y bajo a cenar algo junto a mis hijos, a quienes abrazo tan fuerte como puedo para poder seguir adelante ante lo que estoy por hacer. Días después Hace días que no voy al casino debido a que tengo muchos pendientes que arreglar, tanto cosas que seguir investigando aquí, como hacerme cargo de mi restaurante en México, aunque deje encargada a Mia y Anely junto a otros de nuestros hombres hay cosas que yo debo resolver,
—Ayer Palmieri me conto algo rápidamente sobre sus invitados, pero no me dio más detalles, aunque creo suponer que por eso estoy aquí y usted me lo explicará —comenta Giuseppe después de darle un trago a su café. —Así es señor Lombardi, como ya sabe la señora Rinaldi me proporciono pruebas sobre la culpabilidad de los Salvatore y gracias a que me permitió que sus hombres cuidaran de ellos hoy siguen vivos, ayer sufrieron un atentado por parte de los Salvatore; pero hay otro tema que me gustaría tratar primero con usted y que en su tiempo olvide comentarlo, me gustaría que me hiciera un favor —éste me mira expectante ante lo que estoy por pedirle. —Adelante señora, si está en mis manos haré todo lo posible por ayudarla —responde sin preámbulos. —La señora Antonella me conto que los Salvatore les arrebataron todo lo que les pertenecía, por lo que me gustaría que cuando acabemos con ellos usted les devuelva lo que les corresponde, ¿cree que podría ser posible? —pregunto y cruzo los ded
Salgo del despacho junto a Antonella y veo que sus hijos están jugando con los míos, los cuales parecen estarla pasando de lo mejor ya que sus risas de escuchan por toda la sala, me acerco hasta ellos y beso a mis hijos. —Mami Giovanni me cargo hace un momento sobre sus hombros, fue muy divertido él dice que su papá hacía eso con ellos, ¿por qué nosotros no tenemos un papá? —no sé qué responderle a mi hijo ya que es la primera vez que me pregunta algo como eso, a lo que Antonella se apresura a contestar. —Ustedes también tienen un papá, lo que sucede es que él está un poco enfermo y no pueden visitarlo hasta que él mejoré. —Mi hijo se queda meditando sus palabras, luego asiente y sigue jugando con Giovanni. —Gracias —susurro y le dedico una tímida sonrisa. Me pasó la tarde jugando con mis hijos y platicando con la señora Antonella, es una mujer muy agradable al igual que sus hijos los cuales están encantados con los míos y puedo ver un cambio significativo en sus rostros a como lo
Al día siguiente me levanto tan temprano como de costumbre y después de bañar a mis hijos y cambiarlos, bajamos a desayunar donde acaban de sentarse a desayunar los Rinaldi, platicamos sobre lo que harán una vez que tengan que marcharse de aquí y Antonella ha acordado con sus hijos que hasta que no sea seguro estos tendrán que quedarse en su nuevo hogar. —¿Ha hablado con el señor Lombardi? —por la forma en que pregunta sé que una parte de ella duda de Giuseppe. —No, a menos que debamos tratar algún asunto urgente él me manda llamar o viene hasta aquí, no debe preocuparse señora Antonella créame que puede confiar plenamente en el señor Lombardi, gracias a él es que he descubierto muchas cosas, aunque no lo parezca es un hombre leal. —Parece tranquilizarse un poco con mis palabras y luego asiente. Justo cuando estamos terminando de hablar sobre Giuseppe entra Palmieri bastante apresurado. —Señora tenemos información muy importante del señor Grimaldi, él estuvo detrás del atentado que