Desde aquel domingo en que Royal estuvo a punto de terminar la relación, Magalí asumió lo ocurrido como un ultimátum. Para ella, había quedado claro que si no lograba conquistar el corazón de Coral, perdería inevitablemente a Royal. Esa posibilidad la llenaba de temor y la impulsó a adoptar una actitud mucho más insistente y persistente en su intento por acercarse a la hija de su amado.Magalí empezó a redoblar sus esfuerzos, adoptando un enfoque más meticuloso y casi obsesivo. Cada interacción con Coral era planeada y medida. Comenzó a traerle obsequios constantemente, desde pequeños detalles hasta regalos más elaborados que creía podrían agradarle. Intentaba elogiarla en todo momento, buscando siempre algo positivo que destacar, ya fuera en su apariencia, su inteligencia o incluso en las cosas más simples como la forma en que hacía alguna actividad. A la hora de las comidas, Magalí insistía en sentarse cerca de Coral, tratando de integrarse en cualquier conversación que pudiera surgi
Esa noche, Magalí insistió en ser quien leyera el cuento antes de dormir. Coral, que no estaba acostumbrada a su presencia en este ritual, miró a Kisa en busca de aprobación antes de aceptar.Magalí tomó un libro infantil y empezó a leer, exagerando las voces de los personajes para captar la atención de Coral. Pero Coral, en lugar de interesarse, parecía distraída, mirando hacia la ventana.—Coral, ¿estás escuchando? —cuestionó Magalí, dejando escapar un tono impaciente.Coral asintió rápidamente, pero no dijo nada. Magalí trató de continuar, pero al ver que Coral seguía sin reaccionar a la historia, cerró el libro con un golpe seco.—¿Sabes qué? Tal vez deberíamos leer algo más emocionante mañana —dijo, intentando disimular su frustración.Kisa, sentada cerca, se levantó lentamente y tomó el libro de las manos de Magalí.—Yo me encargo. Le agradecemos la intención, señorita, pero Coral necesita algo más tranquilo ahora —dijo con una sonrisa fingida.Magalí se quedó en silencio, sinti
Kisa salió del baño, caminando con calma hacia el salón y llegando en el momento exacto en que vio a Magalí abofetear a Coral. El golpe había sido tan fuerte que la niña cayó al suelo, rompiendo en llanto en cuestión de segundos.El corazón de Kisa se quebró en ese instante, y más al oír el ruido del choque entre la palma de la mano de Magalí y la mejilla de Coral. No pensó que terminaría arrepintiéndose por ir tan solo unos minutos al baño.El cuerpo de Kisa se llenó de una rabia incontrolable y se aproximó rápidamente a la escena.—¡¿Qué demonios hiciste?! —gritó Kisa, olvidándose de las formalidades y cruzando el salón en dos zancadas para llegar junto a Coral. Se arrodilló para ayudarla a levantarla y luego la abrazó, a lo que la niña se aferró a Kisa, llorando desconsoladamente.—¡Yo no quería! —comenzó a balbucear Magalí, dando un paso hacia atrás—. ¡Es que no me escuchaba! Perdí el control, pero…Kisa se incorporó y la miró con las pupilas en llamas. —¿Perdiste el control? ¿Es
Kisa y Magalí se quedaron en silencio por un momento, respirando agitadamente, y se miraron entre ellas antes de que Magalí rompiera el silencio.—Nada, señora Regina —respondió ella con voz fría, mientras se soltaba del agarre de los empleados —. Es solo que esta empleada no aprende cuál es su lugar, pero yo me encargaré de que lo haga.Kisa, sin embargo, no estaba dispuesta a quedarse callada.—¿Por qué no le dices la verdad a la señora? —dijo con un tono desafiante—. Dile lo que le hiciste a Coral.Regina frunció el ceño, confundida y molesta.—¿De qué estás hablando, señorita Maidana? —preguntó, para luego fijar su mirada en Magalí—. ¿Qué es lo que quiere decir?—Nada, señora Regina, por favor, no le haga caso —replicó la rubia—. Ella solo quiere que todos en esta casa se pongan en mi contra. La verdad es que estoy harta de sus intentos de sabotearme. Esta mujer debería irse de aquí.—Señora Regina —articuló Kisa sin dejarse intimidar. Luego, bajó a Coral de sus brazos—. Magalí gol
Marfil, quien había estado escuchando todo desde la distancia, sintió que la situación se estaba saliendo de control y todo iba mal para su hermana. Con el corazón latiendo a toda velocidad, sacó su teléfono y marcó el número de Royal.El recuerdo de cuando el CEO le dio su número personal cruzó por su mente por un instante."Si sucede algo con tu hermana, contigo o con Coral, llámame de inmediato".Era la primera vez que usaba ese número, por lo que Royal no respondió al primer intento tras ver que se trataba de un número desconocido. Pero Marfil insistió, llamando de nuevo.Finalmente, después de la tercera llamada, Royal atendió con cierta impaciencia, aunque invadido por la curiosidad.—¿Quién habla? —preguntó con un tono serio.—Soy Marfil, señor Fankhauser —respondió ella rápidamente, hablando con un volumen bajo pero demostrando urgencia.Royal frunció el ceño al reconocer el nombre.—¿Marfil? ¿Qué ocurre?—Tiene que venir a la mansión ahora mismo —expuso Marfil, susurrando par
Kisa permaneció callada, completamente aturdida por lo que acababa de escuchar. No podía dar crédito a lo que estaba sucediendo. Su mente intentaba procesar las palabras de Regina, pero la incredulidad y la indignación la mantenían congelada en el lugar. Regina, al ver que Kisa no respondía ni se movía, chasqueó los dedos con desprecio, como si intentara ahuyentar a un animal.—¿No me oíste, chiquilla? ¡Lárgate de esta casa! —ordenó con autoridad y arrogancia.Kisa, aunque todavía confundida, dio un paso hacia adelante, adoptando una postura inquebrantable.—No me voy a ir.Regina arqueó una ceja, sorprendida por la audacia de la joven.—¿Cómo te atreves? —reprochó Regina, con los ojos entrecerrados.Kisa respiró hondo y continuó, con la mirada incrustada en la mujer frente a ella.—Fui contratada por el señor Fankhauser —expuso con seguridad—. Él mismo me trajo a esta casa y me dio este empleo. Por lo tanto, él es el único que puede despedirme. No me iré a menos que él me lo diga pe
—¿Me quitarás autoridad delante de los empleados, Royal? —cuestionó Regina antes de que Kisa pudiera articular alguna palabra.—Madre, deja que Maidana hable —indicó Royal, a lo que Regina hizo una mueca de disgusto.Kisa dio un paso hacia adelante, manteniendo la mirada fija en el CEO, como si necesitara transmitirle la gravedad de lo que estaba a punto de decir.—Magalí golpeó a Coral —reveló sin titubear, aunque su voz parecía desgarrarse por dentro—. Lo vi con mis propios ojos. La abofeteó en la cara y lo hizo tan fuerte que Coral cayó al suelo.El silencio que siguió a su declaración fue insoportable. Royal se quedó completamente inmóvil, como si el tiempo se hubiera detenido para él. Sus ojos se abrieron un poco más, reflejando el shock que lo dejó paralizado.Era como si su cerebro se negara a procesar lo que acababa de escuchar. Su corazón latió con fuerza y un calor abrasador comenzó a recorrer su cuerpo en lo que su mirada se clavó en Kisa, buscando desesperadamente alguna s
Royal dio unos pasos, dispuesto a acercarse a Coral para inspeccionar la supuesta marca en su mejilla, pero Magalí lo detuvo apresuradamente, colocándose frente a él.—¡Royal, espera! —exclamó, para luego acercarse a él y colocar sus manos en su torso como obstaculizando su camino—. Coral tiene una marca en el rostro, sí, pero porque estábamos jugando y ocurrió un accidente, nada más. Ella se cayó y se golpeó la mejilla, pero yo no le hice eso.La insistencia en su voz era desesperada, casi implorante. Magalí miró a Royal con los ojos empañados de lágrimas, tratando de convencerlo.—Por favor, no le creas. Está aprovechando la situación para dejarme mal contigo, para que tú me dejes. Royal, por favor… tú me conoces.Por otro lado, Regina vio una oportunidad para intervenir con su tono autoritario.—Ya no hay nada que ver ni que explicar. Esta empleada es una mentirosa. Coral la estima, y por eso ella está manipulándola, orillándola a que mienta, a que invente cosas como esta, diciendo