Royal permaneció inmóvil por un momento, como si estuviera procesando las palabras de Kisa. —¿Magalí la agarró del brazo? ¿Quiso obligarla a sentarse? —repitió, como asegurándose de que había oído bien.—Sí —confirmó Kisa, sin titubear—. Prácticamente trató de forzarla a quedarse ahí.—¿Estás completamente segura de lo que estás diciendo? ¿No estarás exagerando? —preguntó Royal—. Esto es serio, Maidana. No quiero malentendidos ni acusaciones injustas.Kisa asintió de inmediato.—Entiendo lo que me está diciendo y le aseguro que no tengo ninguna intención de mentir o exagerar las cosas. Lo que le estoy diciendo es exactamente lo que vi. De hecho... —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. Creo... que Magalí podría ser también la persona que causó esos moretones en Coral.Royal se quedó en silencio, con el rostro completamente serio. Kisa sabía que acababa de cruzar un límite importante, pero también sabía que era necesario decirlo.—¿Los moretones? —resaltó él—. ¿Tú crees qu
En el restaurante, las cosas no mejoraron mucho. Magalí se esforzaba por mantener la conversación ligera, pero cada vez que intentaba involucrar a Coral, la niña respondía con monosílabos o simplemente bajaba la mirada.En un momento dado, cuando Magalí intentó cortar la carne de Coral, la niña apartó el plato con un movimiento rápido, claramente molesta.—¿Qué estás haciendo? Solo quiero ayudarte, no seas grosera —dijo Magalí, con una sonrisa que no llegó a sus ojos.—Magalí, déjala, puede hacerlo sola —intervino Royal nuevamente, esta vez con un tono más firme.Coral miró a su padre con gratitud, mientras Magalí suspiraba exageradamente.—Está bien, lo siento, solo quería ser amable.Sin embargo, Royal comenzaba a ver un patrón. Aunque Magalí siempre mantenía una fachada dulce frente a él, había algo en sus interacciones con Coral que no cuadraba. Era como si la dulzura de Magalí fuera un acto cuidadosamente calculado, más para impresionar a Royal que para conectar realmente con su h
Magalí soltó una risa nerviosa y fragmentada, mientras procuraba encontrar sentido a lo que estaba escuchando.—¿Qué no puedes ignorar? ¿Qué es lo que ha cambiado?Royal desvió la mirada por un momento, como si necesitara armarse de valor antes de responder. Luego, volvió a incrustar sus ojos en ella.—Magalí, tú sabes perfectamente que mi prioridad es Coral...—Por supuesto que lo sé —interrumpió Magalí, quebrándose de manera inevitable—. Me lo dijiste desde un principio y estuve de acuerdo con eso. Siempre lo he estado.Royal negó lentamente con la cabeza.—No es suficiente. Coral y tú no se llevan para nada.Magalí apretó las manos sobre su regazo, sintiendo cómo la ansiedad crecía con cada palabra que Royal pronunciaba.—Esto no es justo, Royal. Yo lo he intentado y tú lo sabes. Lo he intentado todo. Me he esforzado en acercarme a ella, en que me acepte, en que me quiera. Pero... no lo he logrado.Royal asintió, y su expresión, aunque serena, mostraba cierto agobio.—Sí, lo sé. Pe
Desde aquel domingo en que Royal estuvo a punto de terminar la relación, Magalí asumió lo ocurrido como un ultimátum. Para ella, había quedado claro que si no lograba conquistar el corazón de Coral, perdería inevitablemente a Royal. Esa posibilidad la llenaba de temor y la impulsó a adoptar una actitud mucho más insistente y persistente en su intento por acercarse a la hija de su amado.Magalí empezó a redoblar sus esfuerzos, adoptando un enfoque más meticuloso y casi obsesivo. Cada interacción con Coral era planeada y medida. Comenzó a traerle obsequios constantemente, desde pequeños detalles hasta regalos más elaborados que creía podrían agradarle. Intentaba elogiarla en todo momento, buscando siempre algo positivo que destacar, ya fuera en su apariencia, su inteligencia o incluso en las cosas más simples como la forma en que hacía alguna actividad. A la hora de las comidas, Magalí insistía en sentarse cerca de Coral, tratando de integrarse en cualquier conversación que pudiera surgi
Esa noche, Magalí insistió en ser quien leyera el cuento antes de dormir. Coral, que no estaba acostumbrada a su presencia en este ritual, miró a Kisa en busca de aprobación antes de aceptar.Magalí tomó un libro infantil y empezó a leer, exagerando las voces de los personajes para captar la atención de Coral. Pero Coral, en lugar de interesarse, parecía distraída, mirando hacia la ventana.—Coral, ¿estás escuchando? —cuestionó Magalí, dejando escapar un tono impaciente.Coral asintió rápidamente, pero no dijo nada. Magalí trató de continuar, pero al ver que Coral seguía sin reaccionar a la historia, cerró el libro con un golpe seco.—¿Sabes qué? Tal vez deberíamos leer algo más emocionante mañana —dijo, intentando disimular su frustración.Kisa, sentada cerca, se levantó lentamente y tomó el libro de las manos de Magalí.—Yo me encargo. Le agradecemos la intención, señorita, pero Coral necesita algo más tranquilo ahora —dijo con una sonrisa fingida.Magalí se quedó en silencio, sinti
Kisa salió del baño, caminando con calma hacia el salón y llegando en el momento exacto en que vio a Magalí abofetear a Coral. El golpe había sido tan fuerte que la niña cayó al suelo, rompiendo en llanto en cuestión de segundos.El corazón de Kisa se quebró en ese instante, y más al oír el ruido del choque entre la palma de la mano de Magalí y la mejilla de Coral. No pensó que terminaría arrepintiéndose por ir tan solo unos minutos al baño.El cuerpo de Kisa se llenó de una rabia incontrolable y se aproximó rápidamente a la escena.—¡¿Qué demonios hiciste?! —gritó Kisa, olvidándose de las formalidades y cruzando el salón en dos zancadas para llegar junto a Coral. Se arrodilló para ayudarla a levantarla y luego la abrazó, a lo que la niña se aferró a Kisa, llorando desconsoladamente.—¡Yo no quería! —comenzó a balbucear Magalí, dando un paso hacia atrás—. ¡Es que no me escuchaba! Perdí el control, pero…Kisa se incorporó y la miró con las pupilas en llamas. —¿Perdiste el control? ¿Es
Kisa y Magalí se quedaron en silencio por un momento, respirando agitadamente, y se miraron entre ellas antes de que Magalí rompiera el silencio.—Nada, señora Regina —respondió ella con voz fría, mientras se soltaba del agarre de los empleados —. Es solo que esta empleada no aprende cuál es su lugar, pero yo me encargaré de que lo haga.Kisa, sin embargo, no estaba dispuesta a quedarse callada.—¿Por qué no le dices la verdad a la señora? —dijo con un tono desafiante—. Dile lo que le hiciste a Coral.Regina frunció el ceño, confundida y molesta.—¿De qué estás hablando, señorita Maidana? —preguntó, para luego fijar su mirada en Magalí—. ¿Qué es lo que quiere decir?—Nada, señora Regina, por favor, no le haga caso —replicó la rubia—. Ella solo quiere que todos en esta casa se pongan en mi contra. La verdad es que estoy harta de sus intentos de sabotearme. Esta mujer debería irse de aquí.—Señora Regina —articuló Kisa sin dejarse intimidar. Luego, bajó a Coral de sus brazos—. Magalí gol
Marfil, quien había estado escuchando todo desde la distancia, sintió que la situación se estaba saliendo de control y todo iba mal para su hermana. Con el corazón latiendo a toda velocidad, sacó su teléfono y marcó el número de Royal.El recuerdo de cuando el CEO le dio su número personal cruzó por su mente por un instante."Si sucede algo con tu hermana, contigo o con Coral, llámame de inmediato".Era la primera vez que usaba ese número, por lo que Royal no respondió al primer intento tras ver que se trataba de un número desconocido. Pero Marfil insistió, llamando de nuevo.Finalmente, después de la tercera llamada, Royal atendió con cierta impaciencia, aunque invadido por la curiosidad.—¿Quién habla? —preguntó con un tono serio.—Soy Marfil, señor Fankhauser —respondió ella rápidamente, hablando con un volumen bajo pero demostrando urgencia.Royal frunció el ceño al reconocer el nombre.—¿Marfil? ¿Qué ocurre?—Tiene que venir a la mansión ahora mismo —expuso Marfil, susurrando par