El celular de Katherine permaneció en silencio. Royal no respondía, ni siquiera dejaba en visto los mensajes.«No. No puede hacerme esto.» pensó ella, con la ansiedad revolviéndole el estómago.Cerró los ojos con frustración y volvió a intentarlo, mordiéndose las uñas. Marcó de nuevo. Una vez. Dos veces. Tres veces. Finalmente, después de tantos intentos, la llamada se conectó.—¿Qué quieres, Katherine? —la voz de Royal sonó fría e impaciente. Al final, decidió responder porque pensó que quizás la mujer quería hablar de su hija—. Te advierto que solo te escucharé si se trata de Coral, no estoy dispuesto a perder mi tiempo escuchando estupideces.—Solo quiero que me respondas una cosa, Royal —su voz sonó serena, pero en su interior temblaba—. ¿Estás completamente seguro de que entre nosotros ya no hay ninguna posibilidad?Silencio.Katherine tragó saliva antes de continuar.—Dime la verdad. ¿Realmente renuncias a mí? ¿De verdad vas a dejar atrás todo lo que fuimos, todo el amor que nos
Royal ya no había visto los mensajes de Katherine. Su paciencia con ella se había agotado por completo y la única razón por la que no la había bloqueado antes era por el asunto de las visitas a Coral. Pero esa mañana, cuando su teléfono vibró incesantemente con llamadas y mensajes, los había ignorado todos y la bloqueó. Katherine ya no significaba nada en su vida y no pensaba darle más espacio del que ya había tomado.Fue solo hasta el mediodía, cuando Kisa lo llamó, que tuvo un mal presentimiento.—Royal, necesito hablar contigo —expuso ella con un tono de angustia.—Dime, ¿qué pasa?—Katherine estuvo en la mansión —reveló y Royal frunció el ceño de inmediato.—¿Cómo que estuvo en la mansión? ¿Quién la dejó pasar? ¿Y qué hizo esta vez?—Ella... se llevó a Coral.Royal sintió un vacío en el estómago.—¿Qué?—Me lo dijo tu madre —continuó Kisa, sonando inquieta—. Ella le dio permiso para llevarse a Coral.—¿Cómo que mi madre le dio permiso? ¿Por qué?—No lo sé con certeza, pero... Roya
—¿De verdad crees que tienes derecho de llevarte a Coral así como así? —la mirada de Royal se clavó en los ojos de Katherine, sin ocultar su enojo—. Tenías que hablarlo conmigo primero. Yo soy su padre, y soy yo quien debe autorizar algo como esto. No puedes simplemente sacarla de su casa y traerla donde se te antoje, ¿me oíste?Katherine se apoyó en el marco de la puerta con una expresión de fastidio evidente y sus labios se curvaron en una sonrisa irónica antes de responder con un tono de desdén.—Ay, Royal… deja de hacer tanto drama, ¿quieres? —se cruzó de brazos y ladeó la cabeza, como si la escena le pareciera una exageración innecesaria—. En ningún momento dije que no ibas a poder llevártela. Tampoco estoy tratando de secuestrarla.Royal apretó los dientes. Su paciencia se agotaba rápidamente, pero Katherine, con su actitud displicente, parecía disfrutar de provocarlo.—Lo único que quiero —continuó ella, como si no notara la furia en su mirada— es que lleguemos a un acuerdo con
Katherine volvió con el vaso de agua entre las manos, caminando con la calma de alguien que tiene todo bajo control. Royal lo tomó sin dudar, sin imaginarse que en ese instante, sin saberlo, estaba sellando su destino. Bebió el contenido de un solo trago, sintiendo cómo el líquido fresco descendía por su garganta.Mientras él dejaba el vaso vacío sobre la pequeña mesa que se hallaba frente a él, Katherine se sentó a su lado, manteniendo una mirada serena, casi dulce.—La verdad es que me gustaría verla más seguido —manifestó en voz baja, con un deje de nostalgia en sus palabras, a lo que Royal le dirigió una mirada analítica.—¿A Coral?—Sí —asintió Katherine con una leve sonrisa—. Yo la extraño. Me siento plena cuando estoy con ella y ya no quiero alejarme. No quiero irme. No quiero tener que dejarla. Además, odio que siempre esté alguien entre nosotras. Ansío pasar el tiempo a solas con mi hija.Royal suspiró, cruzándose de brazos. Sabía que tarde o temprano esta conversación llegar
El aire en el departamento estaba colmado de un silencio sepulcral, solo interrumpido por el tenue sonido de la respiración irregular de Royal, quien yacía en el sofá, inconsciente. Katherine lo observaba desde arriba, con una combinación de fascinación y ansiedad. Su plan estaba en marcha y no podía permitir que nada saliera mal.Había pasado tiempo planeándolo todo, asegurándose de que cada pieza encajara a la perfección. Desde los paramédicos falsos hasta el acta de defunción, cada detalle había sido meticulosamente calculado. Y ahora, todo dependía de la rapidez con la que ejecutaran cada paso.Katherine respiró hondo y sacó su teléfono, para marcar el número que había memorizado.—Ya pueden venir. Está listo —estableció.Del otro lado, una voz masculina respondió con un tono seco.—Vamos en camino. Cinco minutos.Katherine colgó y se inclinó sobre Royal, acariciándole el rostro con una ternura escalofriante.—No te preocupes, mi amor. Todo estará bien. Pronto estaremos juntos de n
Kisa había contactado a Royal al mediodía para informarle sobre una situación: Katherine se había llevado a Coral con la autorización de Regina, la madre de Royal. En su breve conversación, acordaron que él le avisaría cualquier novedad. Sin embargo, el tiempo pasó y Kisa no recibió ninguna actualización. No hubo llamadas, ni mensajes. Ni siquiera una breve confirmación de que todo marchaba bien.Al cabo de una hora, la incertidumbre comenzó a hacer mella en su tranquilidad. Tomó su teléfono con la intención de llamarlo y preguntarle directamente qué había sucedido, si había logrado hablar con Katherine y si todo estaba en orden. Sin embargo, justo en ese instante, la pantalla de su móvil se iluminó con un mensaje proveniente del número de Royal."Coral está con Katherine. Le he dado mi permiso para que se quede con ella un poco más. Yo mismo te notificaré cualquier cosa."Kisa leyó el mensaje varias veces, sintiendo una inquietud difícil de ignorar. Algo no encajaba. Sabía perfectame
Royal había salido al mediodía, pero nadie lo había vuelto a ver desde entonces. Por ende, la desesperación comenzó a subir por el pecho de Kisa como una ola furiosa.Pero, ¿y si había regresado en algún momento sin que lo notaran?Kisa llamó a la empresa, solicitando hablar con el jefe de seguridad.—Necesito que revises las cámaras de seguridad de la entrada principal —ordenó—. Por favor, mira a qué hora exactamente salió de la empresa y notifícame a qué hora regresó.El hombre accedió y, tras unos minutos de espera insoportable, volvió a responderle.—Señora, acabo de revisar las cámaras. El señor Fankhauser salió del edificio alrededor de las 12:30 p.m. en su auto. Desde entonces, no ha vuelto.No había regresado.Nadie lo había visto.El mundo pareció volverse más pequeño a su alrededor.Kisa tragó saliva con dificultad, sintiéndose abrumada por el peso de la incertidumbre.Royal no estaba en la empresa. No estaba en casa. No contestaba. Pero el último mensaje le llegó alrededor
Pero entonces, cuando Kisa realizó la última llamada, algo cambió.La mujer percibió un sudor frío empapar su cuerpo cuando la voz monótona del empleado de la morgue respondió al otro lado de la línea.—Morgue central, ¿en qué puedo ayudarle?—Buenas noches… estoy buscando a mi esposo. Su nombre es Royal Frankhauser...Después de que mencionara varias de sus características, hubo un silencio. Luego, se oyó el sonido de un teclado al otro lado de la línea.—¿Royal Frankhauser? —repitió el empleado, con un tono extraño.De repente, Kisa sintió que su pecho se contrajo.—Sí…Se escuchó un clic, como si alguien estuviera revisando registros.—Sí, tenemos registros de que estuvo aquí.El mundo de Kisa se detuvo.Tragó saliva, sintiendo cómo sus dedos temblaban alrededor del celular. Se suponía que esto era solo para descartar posibilidades, para tranquilizarse. No esperaba realmente que dijeran que Royal había estado allí.Su respiración se cortó y por un instante sintió que la habitación