—Pero, Coral... —Katherine intentó hacer recordar a Royal que la habían amenazado usando a su hija.—Coral estará bien, no te preocupes por ella —aseguró el CEO—. Como ya te he dicho, el que se atreva a ponerle la mano encima a mi hija, la pagará caro. Cualquiera que tenga el descaro de pensar siquiera en separarla de mí, tendrá que pasar primero sobre mi cadá-ver para lograr tal cosa. Tendrá que lidiar conmigo, y eso no será nada fácil. Por lo tanto, enfréntate a tus padres sin miedo, que mi hija está a salvo a mi lado.—A decir verdad, yo... necesito algo más —esclareció—. Vine porque necesito un lugar seguro.—¿Un lugar seguro? —la miró extrañado.—Quiero que me dejes quedarme en la mansión por un tiempo —soltó Katherine de golpe.—¿Qué? —todo el rostro de Royal se distorsionó.—Por favor, Royal. Solo será por un tiempo, hasta que mis padres me dejen en paz. Ellos no se atreverán a molestarme si saben que estoy contigo.—Esa es una pésima idea. Si tus padres creen que volverás conm
—¿Qué? —soltó Kisa, parpadeando repetidamente debido a su perplejidad.—Sí. Katherine dijo que estaba pasando por una situación difícil y que necesitaba un lugar donde quedarse, así que me pidió mudarse a la mansión por una temporada.—¿Quería... mudarse? ¿Te pidió... vivir contigo?Royal asintió lentamente, aunque la incomodidad era evidente en su expresión.—Algo así, podría considerarse de esa manera.Kisa se quedó callada por un rato, mirando a un costado, tratando de asimilar lo que había escuchado recientemente. Luego, volvió a escrutar a Royal.—¿Y tú... aceptaste? —No, por supuesto que no. No puedo llevarla a nuestro hogar por respeto a ti, la mansión en donde tú eres la señora de la casa. Sé que solo te hará pasar incomodidades, y ya tienes suficiente con tener que tolerar a mi madre. Aunque, si sigue molestándote, tendré que pedirle que se mude.—No, Royal, ¿cómo crees? —agregó Kisa, espantada—. No puedes echar a tu madre a la calle.—No la echaré a la calle. Mi madre tiene
Kisa movió la cabeza de arriba a abajo con lentitud, pero antes de expresar su perspectiva, tomó un momento para ordenar sus pensamientos. —Entiendo lo que dices, Royal. Y estoy de acuerdo en que mantener distancia con Katherine puede ser lo mejor para nuestra tranquilidad y nuestra relación. Sin embargo, quiero recalcar que, si en algún momento ella estuviera en peligro real, no me molestaría si decides ayudarla.—Katherine no ha sido una buena persona, con ninguno de nosotros —aseveró Royal.—Lo sé, pero... Katherine no es solo Katherine. Es la mujer que trajo al mundo a Coral. Y si alguna vez tienes que tenderle la mano, entenderé que no será por ella, sino por Coral. Adoro a tu hija, la quiero como si fuera mía, y por eso mismo, sería capaz de mirar más allá del daño que Katherine les ha hecho. Royal dejó escapar un suspiro pesado, rascándose ligeramente la barbilla mientras asimilaba lo que ella decía.—Entiendo tu punto. Pero, Kisa... no puedo negar que Katherine nos ha lastim
Kisa respiró hondo, procurando permanecer serena.—Katherine, entiendo que quieras hablar con él, pero necesito saber qué está pasando. ¿Te hiciste daño? ¿Estás herida?—¡Dile que me hable, que me hable de una vez! —vociferó en el micrófono. Su desesperación era evidente incluso a través del teléfono.Kisa entrecerró los ojos, esforzándose por conservar la paciencia.—Katherine, no puedo ayudarte si no me dices qué está pasando. ¿Alguien te está haciendo daño? ¿Por qué estás tan alterada?Hubo un ruido al otro lado de la línea, como si Katherine estuviera caminando nerviosamente de un lado a otro. Finalmente, su voz volvió a escucharse, esta vez más llena de urgencia.—Mi padre… creo que mi padre mandó a alguien para hacerme daño. Me están persiguiendo, me están acosando. No sé qué hacer, no puedo defenderme sola. Si entran a mi casa… por favor, dile a Royal que me ayude. ¡Lo necesito ahora mismo!Kisa cerró los párpados por un instante, dejando escapar un leve suspiro antes de girars
Kisa mostró su aprobación, aunque sus manos se entrelazaron con fuerza frente a ella. No quería que sus palabras sonaran desesperadas, pero no podía evitar sentirse un poco desplazada.—¿Quieres que te acompañe? —ofreció con cierta incertidumbre.Royal, por un breve instante, consideró aceptar. Tenerla cerca sería ideal para evitar cualquier malentendido, pero pronto desechó esa idea. ¿Y si realmente había alguien peligroso rondando a Katherine? Pensar en poner a Kisa en riesgo lo hizo decidirse.—Preferiría que te quedaras aquí —dijo finalmente, acercándose un poco más a ella. La miró directamente a los ojos, tratando de transmitirle calma—. Si hay un hombre peligroso siguiendo a Katherine, quiero que estés a salvo. Prometo informarte de todo después. ¿Está bien? No quiero que te preocupes.Kisa no dijo nada al principio, solo bajó ligeramente la vista. Aunque comprendía sus razones, no pudo evitar sentir una pequeña punzada de desilusión.—Está bien, de acuerdo —murmuró.Royal notó
La declaración hizo que Royal apretara la mandíbula. —¿Estás segura de que no fue alguna broma? Alguien que conoces podría estar haciendo esto para asustarte.Katherine negó con la cabeza vehementemente.—No, no creo que sea una broma. Estoy segura de que es cosa de mis padres. Ellos no quieren que yo esté aquí sola, ya me lo han dicho varias veces. Royal, por favor… llévame contigo. No puedo seguir aquí.Royal la observó con detenimiento, intentando encontrar alguna lógica en lo que decía. —Primero, tengo que hablar con recepción. Ellos tienen cámaras de seguridad, debe haber algo grabado.—Hablé con ellos. Les dije que alguien había venido a mi puerta, pero me dijeron que no vieron a nadie entrar por la entrada principal con esas características.Royal frunció el ceño aún más, pero no dejó de lado su postura.—Eso es extraño. Pero, por esa misma razón, tengo que hablarles y pedirles que me dejen mirar las cámaras. Si alguien estuvo aquí, tiene que haber alguna prueba.—Sí, tal vez
—Esto es inaceptable. Quiero que revisen nuevamente cada cámara y me den un informe detallado —reclamó Royal.—Por supuesto, señor. También podríamos implementar medidas adicionales de seguridad, como reforzar el control de acceso.—No quiero que esto se convierta en algo más grande —Katherine entró a la conversación—. No es necesario involucrar a la policía ni alarmar a los demás residentes.Royal giró hacia ella, claramente molesto.—Katherine, este hombre logró entrar al edificio, subir hasta tu puerta y luego desaparecer. Esto no es algo menor.—Lo sé —respondió ella, bajando la vista—. Pero no quiero que esto escale. Tampoco quiero que la gente de este edificio salga perjudicada.—Podemos reforzar la vigilancia en los accesos y mantener un ojo más atento a cualquier actividad sospechosa —agregó Marcus—. También sugeriría que revisemos los registros de entrada de visitantes.—¿Por qué no quieres tomar medidas más serias? —refunfuñó Royal—. Hay que llamar a la policía. ¿Es que no t
—Gracias, Royal. Gracias de verdad —murmuró Katherine con un alivio que se reflejaba en sus ojos.Subieron juntos hasta la habitación, observando que el hotel era un edificio grande y elegante. Al llegar al cuarto, notaron que la estancia era espaciosa, decorada con un gusto refinado. Había una cama grande cubierta con sábanas blancas, un sofá amplio cerca de la ventana y, en una esquina, una pequeña cocineta equipada con lo básico. La luz cálida del techo creaba un ambiente acogedor, aunque Royal no podía ignorar la sensación de incomodidad que lo invadía.—Es un lugar bonito —comentó Katherine mientras cerraba la puerta detrás de ellos—. Aunque, claro, no es lo que solíamos frecuentar...Royal no respondió. Caminó hasta el sofá y se dejó caer con un suspiro. Sabía que no debería estar ahí, pero ahora que había accedido, no quedaba más que esperar.—¿Te gustaría tomar algo? —preguntó Katherine, dirigiéndose a la cocineta—. Un té, un café...—No quiero nada —aseveró Royal sin vacilar.