Las palabras de Charlotte, eran verdad. Aunque estaba molesto con él por cómo había actuado, no podía menospreciar la ayuda que hasta ahora le había brindado, incluso cuando no sabía si ella lo iba a rechazar.Sin embargo, tampoco podía olvidar que le había mentido y aunque sus razones de alguna forma la conmovían, no podía fingir que no le habían molestado. Por lo que, rápidamente, lo alejó de su cuerpo.— ¿Qué haces? Aun necesito consuelo. — dice Curthwulf intentando abrazar a Charlotte, otra vez, pero, ella ya camina de regreso a casa, ignorando completamente al hombre que intentó aprovecharse de la situación.— No cambias. Te da uno la mano y tomas todo el brazo abusivamente. — dice Charlotte continuando con su caminata. — Espera un momento, lo siento. — dice Curthwulf colocándose frente a Charlotte — No lo volveré a hacer. Pero, por favor, cariño, hablemos un poco, ¿sí?— Tengo que entrenar.— No, esto es muy importante, cariño, quiero que arreglemos las cosas. Esto va a matarme
Sabía que debía convencerla y para ello, no podía usar otra cosa que no fuera su cuerpo. Por lo que, profundizó el beso de tal forma que Charlotte gimió y llevo sus manos al cuello de él.Fue en ese momento que Curthwulf la tomo de sus piernas y llevándola a su cintura, se adentra al mar, mientras toca el cuerpo de ella a su antojo y en un momento de desesperación y ansiedad, se arrodilla y deja que el agua cubra hasta los pechos de Charlotte.Donde se centra de inmediato, succionando y tocando los mismos, con tanta maestría que era imposible no gemir para Charlotte. Los toques eran rudos y ello no le importaba a ninguno de los dos, porque la ansiedad los llevaba al mismo objetivo; ser saciados.— Espera un momento, Curthwulf. — susurra Charlotte en un hilo de voz, mientras su cuerpo se calentaba por los toques del hombre que ama.— No creo que sea eso lo que quieras decirme. — dice Curthwulf, llevando su mano al interior de las bragas de Charlotte.— Te dije que nada de sexo.— Qué b
Charlotte, se detuvo ante la propuesta. Había escuchado de muchas propuestas, pero, ninguna de estas se relacionaba a la orilla del mar mientras follaban con la luna de testigo. Pero, allí estaba, completamente penetrada por su miembro, mientras el hombre con labios hinchados y ojos claros, le pregunta una vez más.— ¿Puedo ser tu esposo?— Curthwulf…— Déjame ser tu esposo, por favor. Te aseguro que será una buena decisión. — dice Curthwulf mientras su respiración agitada y su corazón galopando como loco, le decía a Charlotte que hablaba demasiado en serio para tomarlo a la liguera.— Curthwulf, te amo también, pero, ser tu esposa, es una responsabilidad grande.— Asume tu responsabilidad por quitarme la virginidad, Charlotte. Se responsable de mí. — dice Curthwulf cambiando su táctica y Charlotte sonríe.— Cariño…— No hay nada que nos detenga. Por favor, se mi esposa. Casémonos aquí, cariño. Por favor.— Yo…Curthwulf no pierde más el tiempo y gira su cuerpo, quedando sobre ella si
Curthwulf estaba demasiado complacido por la mujer que estaba frente a él, parecía tan poderosa con el cabello revuelto, la blusa pegada a su cuerpo por lo húmeda que esta y ella con el cuchillo grande en sus manos.— No necesitas preocuparte, es el idiota de Carlos que ignoró la prohibición de estar aquí y viene.— ¿Carlos?— El gato callejero que es todo un señor, está a más de quinientos metros, pero, me satisface que lo hayas escuchado. — dice Curthwulf acercándose a Charlotte.Justo cuando esta por besarla, un nuevo ruido aparece moviéndose rápido y de inmediato, Curthwulf se transforma en lobo. Estando en cuatro patas, era más alto que Charlotte, pero, al estar en dos patas siendo un lobo, era tanto su altura, que parecía todo un gigante peludo. Su altura, su cuerpo musculoso que se veía incluso con su pelaje de lobo, lo mostraba terrorífico, pero, más lo hacia su mirada rojo brillante, su gruñido salido de lo más profundo de su garganta, sus garras monstruosas y todo su pelaje
Es en ese momento, que Charlotte recuerda como respirar y acercándose al hombre, confirma que ha disparado justamente en medio de las cejas y a juzgar por la flecha que queda fuera, casi la mitad entró en el duro cráneo del hombre.— Lo he matado. Realmente lo he matado. — dice Charlotte sorprendida.— Jefa, eres la mejor. Que tiro tan bueno. Jefe, la señora puede ser una francotiradora increíble. — dice uno de los chicos y Retmus niega disimuladamente.— ¿Estas loca? — pregunta Curthwulf saliendo de su asombro.— Corre, si la señora lanza otra flecha, no quiero ver el destino. — dice uno de los chicos beta que huyen del lugar.— ¿Qué acabas de decirme? — pregunta Charlotte, incrédula por lo que recién le había dicho.— Lo que has escuchado, solo puedo decir que estas loca al ver que te has quedado.— Curthwulf, no he estado entrenando en casa solo como pasatiempo.— Pero, esto fue muy riesgoso. Apenas llevas dos meses en esto.— ¿Y viste lo bueno que fue ese tiro?— ¿Qué hubiese pasa
Todo queda en absoluto silencio, mientras todos miran a Charlotte y Curthwulf buscando algún indicio de broma. Pero, cuando Charlotte, asiente, todos aplauden emocionados por las buenas noticias.Uno a uno, son felicitados por toda la manada que suspiran aliviados por tener al fin una fecha de boda. Sin embargo, un pequeño miraba con tristeza en el segundo piso la celebración.— Creo que a Zaid no le ha agradado la noticia. — murmura Curthwulf.— Iré a hablar con él.— Puedo ir yo si lo deseas.— No. Es algo que debo hablar con él. — dice Charlotte caminando hacia el segundo piso, donde la celebración empieza.Apenas llega al segundo piso, Lowell abraza a Charlotte, con tantas fuerzas, que su rostro se esconde por completo en el vientre de Charlotte, mientras su cálido abrazo comienza a resultar asfixiante.— Oye, cariño, ¿Qué sucede?— Papá te va a hacer feliz, ¿verdad? — pregunta Lowell en un hilo de voz.— No siempre podemos estar felices. Pero, al aceptar casarnos, hemos prometido
Dios, el corazón de Lowell es tan grande que sabe conmover a las personas.— Dios, que recompensa tan grande me has dado con mis bebés — dice Charlotte abrazando a los niños y ellos corresponden al abrazo, para después Zaid alejarse.— ¿De verdad soy parte de tu nueva familia?— De esta y todas las que cree, mi amor. Eres mi bebé. — dice Charlotte, besando al pequeño Zaid en la frente.El reloj marca las doce y una sola canción se escucha, llamando la atención de Zaid. La canción de feliz cumpleaños, hace que Zaid abra sus ojos sorprendido y Charlotte, sonríe al ver como la tristeza del pequeño es reemplazada por una sonrisa.— ¿Qué es eso, mamá?— Bueno, no te he dado nada como tu segundo padre. Así que, ordené que hicieran algo que te gustara. — dice Curthwulf desde la puerta.— ¿Algo que me guste? ¿Qué es?— ¿Por qué no vas y compruebas si me he equivocado en escoger el regalo?Zaid, de inmediato, sale corriendo y Charlotte, mira hacia el hombre que se encoje de hombros, cuando ve
Cinco días después Aunque todos pensarían que el jefe frío y millonario que no perdía su tiempo en cosas como una boda, sería igual que en su primer matrimonio o que por lo menos, la futura esposa estaría demasiado emocionada con los preparativos. Pero, en esta boda, Curthwulf era quien ultimaba detalles, mientras Charlotte buscaba la manera de escaparse de los mismos, para seguir entrenando. Por lo que, constantemente, Curthwulf estaba buscando a la mujer que sabía cómo esconderse de todo lobo en la isla.— ¡Charlotte! ¡¿Dónde demonios estás?! — grita Curthwulf, mientras Charlotte esta trepada en un árbol buscando que cazar. Al saber que podía leer el pensamiento de todos los hombres lobos, siempre se escondía de todos, para que no tuviera un solo rastro de ella que seguir. Sin embargo, el aroma de Charlotte, era algo que él sabía seguir a la perfección y por ello, con sólo una hora buscándola, siempre la encontraba. — Aquí esta, mi pequeña simia. — dice Curthwulf con ambas manos