Capítulo 54:

A la mañana siguiente, Aegan ya no estaba por ningún lugar. Cuando Lyra abrió los ojos, ella estaba completamente sola en la cama, bien arropada y calentita, pero la ausencia del príncipe dorado le pesaba, le hacia falta.

Con pasos cansados, ella se puso de pie y salió del resguardo que las sabanas ofrecían para ella, mientras observaba todo a su alrededor. No estaba en su cuarto, sino que se encontraba en el de Aegon.

Sin poder evitarlo ella esbozo una delicada sonrisa que corono sus labios, mientras deslizaba su mirada a través de la habitacion. Ciertamente eso no era lo que imaginaba cuando pensaba en el cuarto de aquel hombre.

Todo estaba en orden, el tenia varios libros clásicos apilados en repisas cercanas. Un escritorio de madera oscura se encontraba en la pared opuesta con un cuaderno cerrado encima de este. Hechizada, Lyra avanzo hasta este, con los labios crispados hacia un lado antes de tomarlo entre sus manos y comprender de lo que se trataba.

Era un diario… o mejor dich
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