Capítulo 35:

Si podía llegar a existir algún viaje incomodo, era ese. Damino se sento detrás del volante y Aegan junto a este. Estaba negado a permitir que Lyra y Damino se sentaran delante… juntos.

Con la cabeza elevada y los brazos cruzados sobre su pecho, el viajo todo el camino con la boca cerrada. Su único argumento fue no poner música ya que les dificultaría escuchar algún posible ataque enemigo. Por lo tanto, el viaje fue extremadamente incomodo y en silencio.

Si Lyra tragaba duro, ellos lo sabían, incluso si sus pensaminetos eran… poco puros, Damino y Aegan también lo sabrían. Con eso muy claro en mente, ella viajo con su mente en blanco.

—¿Falta mucho?—pregunto Damino luego de un rato de viajar por una carretera oscura.

—Solo un par de kilómetros mas—respondio Aegan con la vista clavada en el frente.

El silencio volvió a caer en el pequeño habitáculo y la incomodidad volvía a hacerse presente. Por eso, Lyra hablo.

—¿Y si es una trampa?—al instante se arrepintió.

La mirada dorada de Aegan
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