Lyra trago duro, mientras clavaba su mirada en ambos, de uno en uno. No tenia muchas opciones mas allá de responder. Ellos le habían cortado el paso y sin lugar a dudas la alcanzarían rápido si deseaba escapar… pero ¿Con que motivo escaparia de ellos?La verdad que habitaba en su interior no se podía negar ni ignorar.—Sonare como una maldita zorra… pero ambos me atraen del mismo modo—respondio ella, mientras mordisqueaba nerviosa su labio inferior.Por algún motivo que desconocio, el rostro de ambos se volvió condenadamente triste, mientras recibían el impacto brutal de aquellas palabras.>—Se que suena mal que ambos me gusten, pero…—Tranquila, Lyra, no es eso lo que nos afecta—se apresuro a decir Damino con una sonrisa tirando de sus comisuras, mientras sostenia su mirada con calma y afecto, sin embargo ahí se encontraba la semilla de la tristeza plantada en su mirada.Ella abrió la boca, necesitando con gran presura encontrar una respuesta a lo que estaba ocurriendo, pero fue Aega
Lyra escucho aquellas palabras como si fueran totalmente ajenas a ella. Miles de pensamientos pasaron por su mente, mientras que solo uno de ellos parecía triunfar sobre el resto. Ella estaba desnuda en su totalidad, solo la débil cortina de la ducha tapaba la visión de Damino. Aquello le parecía demasiado, pero la idea del príncipe cruel era deslizarse junto a ella. Lyra abrió la boca, preparada para quejarse, gritarle que saliera del cuarto. Si Diana la iba a encontrar y matar aquel dia, al menos quería marcharse de ese mundo con algo de dignidad. Sin embargo, justo cuando sus labios se separaron, preparados para atacar al hermoso hombre ante ella; este se movio con gran velocidad, deslizándose al interior de la ducha mientras colocaba una mano sobre la boca de ella y la apoyaba de espaldas contra su pecho. Lyra le mordio los dedos mientras se revolvía rabiosa contra el, intentando liberarse de su agarre. Damino gruño y juro, sin apartar la mano de sus labios. Aun asi, el se inc
Las manos de Damino la rodearon con una suavidad y delicadeza descomunal. Sus labios, puertas del aliento, sellaron el anhelo que habitaba en ambas almas con un beso; uno que no parecía tener otra procedencia que no fuera el corazón.Lyra cerro los ojos, entregándose totalmente al manojo de emociones que parecian estar anidando debajo de su ombligo, aumentando la intensidad con la que sentía todo… con la que deseaba todo.—Damino—susurro ella contra sus labios. No en un pedido para detenerse, sino para implorarle que fuera mas allá, que la besara con mas pasión y la reclamara como suya.El lazo, ese vinculo que los unia, parecio aumentar su brillo e intensidad, haciendo que finalmente ambos lo sintieran. Se asemejaba a una especie de soga brillante, una especie de puente que conectaba sus corazones y almas.—Lyra—dijo el apartando los labios ligeramente de los de ella para mirarla a los ojos.El primer instinto que habia tenido el príncipe cruel, era el de apartarse totalmente de ella
Aegan:El no lo iba a admitir. No pensaba hacerlo ni aunque lo torturasen. Sin embargo, la verdad era que cuando vio a Lyra y Damino juntos, en el baño, besándose de aquella manera, su corazón habia dejado de latir.Uno podría creer que para un compañero, ver a su compañera con otro hombre, despertaría los instintos mas destructivos dentro de este. Pero en el caso del príncipe dorado la historia era diferente. Todo aquel calor, y pasión destructivamente peligrosa, simplemente se habia esfumado. Desvanecido en el aire.Todos sus pensamientos se habían drenado durante algunos instantes mientras contemplaba como seria la existencia de su vida sin Lyra a su lado. El debió recomponerse lo mejor posible dde manera rápida, para continuar con la actuación.Si habia logrado convencer a Diana aquella noche o no, era algo que descubrirían pronto.Aegan habia ingresado a su habitacion, con pasos cansados y peresosos, para buscar la ropa que utilizaría esa misma noche.Mas rápido que tarde, el apr
Si podía llegar a existir algún viaje incomodo, era ese. Damino se sento detrás del volante y Aegan junto a este. Estaba negado a permitir que Lyra y Damino se sentaran delante… juntos.Con la cabeza elevada y los brazos cruzados sobre su pecho, el viajo todo el camino con la boca cerrada. Su único argumento fue no poner música ya que les dificultaría escuchar algún posible ataque enemigo. Por lo tanto, el viaje fue extremadamente incomodo y en silencio.Si Lyra tragaba duro, ellos lo sabían, incluso si sus pensaminetos eran… poco puros, Damino y Aegan también lo sabrían. Con eso muy claro en mente, ella viajo con su mente en blanco.—¿Falta mucho?—pregunto Damino luego de un rato de viajar por una carretera oscura.—Solo un par de kilómetros mas—respondio Aegan con la vista clavada en el frente.El silencio volvió a caer en el pequeño habitáculo y la incomodidad volvía a hacerse presente. Por eso, Lyra hablo.—¿Y si es una trampa?—al instante se arrepintió.La mirada dorada de Aegan
Lyra trago duro, incapaz de creer lo que estaba escuchando. Pero por la reacción de Damino y Aegan comprendio que era verdad. Ellos iban a matar a alguien o serian ello los que acabarían muertos.Sin pensarlo dos veces, Aegan, guiando aquella carabana desesperada, salió del lugar, intentando captar con su olfato algún rastro de las personas. Damino, junto a el, realizaba el mismo intento. Mientras tanto, Lyra se limitaba a mover las piernas con notable dificultad, sintiendo como su corazón latia desbocado en el centro de su pecho.—Tranquila, Lyra, todo va a salir muy bien—susurro Damino, tomándola de la mano al oir el latir de su corazón—… te lo prometo.—No hagas promesas que no puedes cumplir—respondio con tono aspero Aegan, caminando por delante de ellos con pasos apresurados.Estaba nervioso. Aegan estaba nervioso. Lyra lo podía notar en cada parte de su cuerpo. Eso era algo que realmente aterraba a la princesa. Damino podía fingir seguridad, ella lo habia visto hacer eso durante
Los dientes de Damino se apretaron con tanta violencia que estuvieron a punto de estallar, mientras sujetaba a Aegan por ambos lados de su chaqueta, obligándolo a incorporarse y sostenerse con firmeza ante el. La mirada oscura del príncipe cruel se habia endurecido como el granito, mientras ese enfoque mortal se volvía totalmente contra su hermano.—¡¿Cómo pudiste dejar que eso pasara?!—exclamo el príncipe cruel, de un modo aterrador.Aegan trago duro, la culpa lo abrumaba desde el momento en que habia sido noqueado por Diana en combate. No habia tenido muchas oportunidades, a fin de cuentas, todo se habia volcado en su contra.—Intente salvarla… hubiera dado mi vida por protegerla—susurro el príncipe dorado con un nudo atado en su garganta. Cada palabra que surgia de el era verdad. Todo era real. El habría entregado su propia alma si con eso garantizaba la seguridad de Lyra.Pero aquella oportunidad de intercambio jamás se dio. Diana simplemente se la habia arrebatado ante sus ojos,
Aegan fue el primero en captar el rastro del aroma de Lyra, lo cual no fue para nada difícil, en especial porque nadie se habia molestado en ocultarlo siquiera. Aquello era una trampa, estaba cantado a viva voz.Pero el no podía marcharse sin mas, ignorando a la mujer que amaba.Damino no tardo en llegar hasta el, guiado por el mismo aroma a jazmin que parecía impregnar la piel de ella.—Esta en el interior—advirtió con tono seco el príncipe cruel, Aegan simplemente asintió—. Es una trampa.—Tenemos que encontrar el modo de entrar y salvarla—respondio Aegan, mientras pasaba una mano nerviosa por su cabello dorado.De todos sus planes, de cada uno de los pensamientos que lo habían guiado hasta ese momento, lo que estaba ocurriendo era lo peor que habia cruzado por su mente. La mera idea de perder a Lyra, de que esta desapareciera de su vida de aquella manera, lo desesperaba. Aegan no tenia planeado dejar que las cosas ocurrieran de aquella maldita manera.El lucharía hasta el cansancio