La noche era oscura y fría, cubierta de niebla, el viento soplaba entre los árboles del negro bosque, susurros que parecían llevar consigo un mensaje oculto a través de las hojas danzantes en el aire. En medio de aquel paisaje, un grupo de hombres lobos de la manada oscura, se reunía en un claro, tomando decisiones acerca del paso que darían tras esconderse el satélite lunar entre las montañas... su aliento formaba nubes de vapor en el aire.El líder de la manada, el imponente lobo de pelaje negro Golnet Black, observaba a su manada con ojos penetrantes, extremadamente amarillos. A su lado, se encontraba una anciana con ropas raídas, de mirada sabia, conocida en la oscuridad como la Vidente Alas Negras, quien mantenía su atención en una bola de cristal, a través de la cual, veía a una pequeña niña de cabellos rubios que yacía en la habitación de la nana Dorys, en compañía de Ian, su hermano y algunos espíritus alrededor de ella. —Hermanos lobos, ha llegado el momento de cumplir la p
Pasaron los días y la pequeña Sarah, no aparecía, nadie sabía que había sido de su paradero. Sin embargo, el viejo Rey, seguía teniendo sus dudas respecto a la extraña desaparición de la niña.—Dorys, es muy extraña la desaparición de la Luna, nadie que no estuviera al tanto de la profecía, pudiera tener la idea de llevársela. Solo Golnet, ese desgraciado siempre ha querido que su hijo cumpliera los designios de la Diosa, pero lo que él no sabe es que aunque secuestre a la Luna destinada, nunca su hijo podrá hacer cumplir los mandatos de los ancestros. Nunca, Dorys. —expresa con mucha rabia el viejo Rey, golpeando la mesa de su despacho.En ese ínterin, los niños están merodeando el despacho, y alcanzan a escuchar que hay probabilidades de que, quien la tenga secuestrada sea un fulano Golnet, a quién Lyam, susurra:—Es mi tío, ese señor malvado es mi tío.—¿De qué hablas Lyam?, ¿Cómo que ese señor del que habla tu padre, es tu tío?—Sí, está peleado con mi padre desde hace muchos años
Resbalaba la tarde en el horizonte. El sol se ocultaba lentamente detrás de las montañas, tiñendo el cielo de tonos anaranjados, rojizos y dorados. Un paisaje poético e inspirador. En el corazón del bosque oscuro, los dos reyes alfas lobos se encontraban frente a frente. Sus miradas eran intensas y llenas de un pasado doloroso. El Viejo Rey, había sido el responsable de arrebatarle, quizás sin mala intencion su mate a su hermano, Golnet, quien perdió al amor de su vida, pero en el corazón no se manda, y fue Lidia, quien decidió que su vida la compartiría con Demetry, el hermano de este. Golnet tenía el pelaje oscuro y brillante, sus ojos azules reflejaban la tristeza y el resentimiento guardado, que había llevado durante años, martillándole la conciencia. Demetry, por otro lado, era más grande y musculoso, con un pelaje gris plateado y ojos ámbar llenos de dolor y arrepentimiento por todo lo que habían experimentado en el pasado, así como la tristeza de saber que su hermano y él, ha
El viejo Alfa estaba convencido de que su hermano, el Rey Golnet, devolvería a la pequeña Luna, para que la profecía se cumpliera a tiempo, tal y como estaba previsto, pero esos, no eran precisamente los planes de aquel malvado Alfa.Mientras estos regresaban cada uno a sus respectivas manadas y reinos, la pequeña Luna se encontraba cautiva en una cueva oscura y llena de bichos. Se sentía sola y desprotegida, pero sabía que aún así, alguien la estaría buscando. Cada vez que sentía que no podía más, recordaba aquellos mensajes recibidos a través de las pesadilas que de niña tenía y que ahora, como un futuro incierto, le aguardaban.—Si alguien pudiera venir por mí. ¡Ian! ¿Dónde estás? ¿Por qué no has venido a buscarme? ¡Prometiste que siempre me cuidarías! ¡Auxilio! ¡Ian! ¡Lyam! ¡Señora Dorys! Alguien venga a rescatarme por favor —pensaba la jovencita y a su vez, hablaba en voz alta —¡Sáquenme de aquí! ¡Por favor! La pequeña Sarah, cautiva en algún lugar del Bosque Oscuro, pedía a gri
El hermano de Sarah, Ian, en compañía del príncipe alfa caminaban por el bosque, en busca de la pequeña Luna, gritaban su nombre tras cada paso, con la esperanza de encontrarla pero sus intentos, han sido fallidos. Lyam, con el corazón lleno de tristeza y el conocimiento de que aquel señor es un ser malvado y sin alma, lo desbordaba de preocupación, sin saber si su princesa destinada seguiría o no con vida. Había estado buscando a su amada princesa Luna durante días, pero no había logrado encontrarla, ni siquiera con la ayuda de los hombres que trabajan para su padre. Por su parte, la luna llena brillaba en lo alto del oscuro cielo, iluminando el camino del príncipe mientras continuaba su búsqueda.—¡Sarah! ¡Sarah! —gritaba una y otra vez, Ian, quien no desistiría hasta encontrarla.—¡Sarah, ¿me escuchas? —preguntaba Lyam, con esperanza de escuchar su voz melodiosa.Los muchachos intentaron varias veces llamar a la pequeña Sarah, quien no respondía y a quien los lobos de la manada Lun
Los jovencitos volvieron a la aldea, un tanto decepcionados, tal vez, por no alcanzar el objetivo, por no haber encontrado a la pequeña Sarah, a pesar de su intuición, o lo que ellos veían como tal. Ian, al llegar, entró rápidamente con dirección a su habitación, necesitaba estar solo y así pensar, qué podría hacer para hallar a su hermana, pero antes... necesitaba descargar toda esa rabia y esa tristeza que llevaba a cuestas. Su vida había dado un vuelco muy fuerte, algo que no se esperaba. En cuestión de solo días, había perdido su felicidad, a sus padres, su hogar, su vida y, por si fuera poco, a su hermana, su pequeña hermana a quien había prometido cuidar y proteger del mundo entero, si así fuera necesario. No era fácil, la verdad, no lo era. —¡Esta no es la vida que yo quería vivir! ¡Me siento muy mal, muy mal! ¡Mamita, ¿por qué no nos llevaste contigo? Tal vez, en el cielo... seríamos felices como lo fuimos aqui en la tierra. —susurraba Ian entre sollozos, acostado boca abajo
De un verano feliz a un invierno de pérdida y dolor.(12 años atrás)La familia Gold Myerston estaba de vacaciones de verano en las playas de Brighton, habían alquilado una cabaña pequeña pero muy cálida y acogedora, para pasar una semana diferente a las que acostumbraban cada vez que podían echarse una escapada con los niños, de manera que compartían y disfrutaban de ese mágico espacio. Por las mañanas tomaban el sol, los niños jugaban en la arena y a la orilla de la playa, recibiendo la energía de las palmeras, contemplando la inmensidad del mar y las bellezas que ofrecía aquel hermoso lugar.Sarah era una niña de cinco años, mientras que su hermano Ian, era un poco más grande, ambos eran muy apegados a sus padres, quienes siempre les profesaban su amor y sus cuidados a cada momento, así como fomentar los valores para ser siempre unos buenos niños. La última noche que pernoctarían en la cabaña que alquilaron durante las vacaciones, mientras los padres estaban en la sala de estar,
A la mañana siguiente, luego de haber pasado unos días mágicos y felices, había llegado el momento de volver a casa para continuar con la rutina de escuela y trabajo.La noche fue un poco larga, por lo que entre el cansancio y las pesadillas de Sarah, no lograron levantarse temprano para terminar de acomodar el equipaje, desayunar y finiquitar algunas cosas para emprender el viaje. Ya el reloj marcaba un poco más de mediodía.―Sarah es hora de levantarse, ―le dice su mamá mientras abre las cortinas ―¿Cómo dormiste mi pequeña? ―pregunta al ver que la niña se estira un poco y abre los ojos.Enseguida, recuerda las imágenes de los destellos de la luz de la luna, pero pensando que fue solo un sueño, no le dio mucha importancia y no le cuenta a su mamá.―Bien mamita, pero tengo mucha hambre.―Bueno ve a asearte y bajas a desayunar, que en un rato partimos a casa, ¿de acuerdo?―Está bien mami.La niña se levanta de la cama, se dirige al baño, recordando el susto de la noche anterior y aquel