—Ni he podido tomarme un café antes de esto —sollozó Beth entre los brazos de su mejor amiga—. Es demasiado temprano para este drama.Beth ya había contado todo a la pelirroja, a tropezones y llanto, pero lo hizo.—Eso te pasa por bonita —bromeó Gianna.Beth levantó la cabeza y entrecerró los ojos.—Es que me ves con ojos de amor.—No, es que en serio eres bonita y no es tu culpa que esos dos no se puedan controlar cerca de ti —insistió Gia—. Tranquila, Beth, yo sé que estás inquieta por todo lo que ha pasado con Harry y Aleksi, pero no estás obligada a corresponder a ninguno si no quieres…—Es que no estoy lista, Gia, ¿cómo podría estar con uno de ellos si encuentro al otro… encantador?Gianna suspiró y colocó un mechón rubia de su amiga detrás de la oreja.—Tu ruptura con Oliver es reciente.—Él hasta se va a casar…—Porque sabemos que no está muy bien de allá arriba —Gia señaló su propia cabeza—, pero no debes sentirte presionada por eso.Gia había dado en la herida. Beth se sentía
—No pueden ordenarnos escapar —negó Harry—. Ninguno aceptará.Aleksi sabía aquello. Ya le había dicho a Darragh que era una locura, que algunos de ellos eran tan leales que preferirían morir antes de escapar.»Lo sé, yo trabajo con ellos todos los días, no se marcharán… Pelearán y morirán ahí si es necesario, pero jamás los dejarán.Aleksi tragó duro. Nunca pensó que querría que su manada fuera menos leal, pero quería salvarlos. No quería que todos murieran por su culpa.—La orden será esa y… esperamos que la cumplan… —continuó Aleksi—. Al menos tú tienes que cumplirla, porque tendrás que salvar a Beth.—¿Qué…?—Yo no podré, Harry, creemos que atacarán durante la boda y me quedaré hasta el final sin importar el resultado, pero debes salvar a Beth.—Aleksi, yo…—Tal vez no sea necesario, quizá somos alarmistas y sobrevivamos, pero si todo sale mal tienes que salvarla, ¿entiendes?Harry dudó unos segundos, luego asintió.—Me encargaré de ponerla a salvo…—Bien… —Aleksi respiró hondo—. P
—Es probable que ataquen en la boda, ¿no es así? —retomó la conversación Darragh dirigiéndose al vampiro.—Sí, es lo que me han dicho mis informantes.El lobo asintió.—Si todo sale mal, ordenaré que rescaten a Gianna y a mi madre y escapen todos los que puedan, nosotros nos quedaremos.—Qué mártires —bromeó Willian, pero entendió el punto—. ¿Quieres que rescate a Gianna?—Sí —coincidió él—. Si ella es herida, si ella… El lobo enmudeció.—¿Muere? —completó William.—Sí… Si la conviertes… —Darragh respiró hondo. No quería ni imaginar ese escenario—. ¿No hay otra forma de sobrevivir como vampiro que no sea asesinar?—No, lobo, y morir de hambre es terriblemente doloroso.Darragh golpeó la mesa de la barra; hizo un pequeño agujero con uno de los nudillos. William ni se inmutó, sino que continuó con su whisky. Era la verdad, Gianna odiaría ser como él.—No puede morir —dijo Darragh.—No sé si esto se puede llamar «vida», lobo —suspiró William—. Yo nunca fui muy… «humano» y mi creador me
Las piernas de Gianna flaquearon, una repentina debilidad la embargó. Ambos hombres aparecieron a su lado —es decir, corrieron, pero fue tan rápido que ella sólo los vio aparecer—.Darragh la sostuvo por la cintura. William sólo se mantuvo a su lado con las manos cerca de su brazo, pero sin tocarla. —¿Estás bien? —preguntó Darragh.Gianna asintió, mas no podía hablar. La sangre recorría su cuerpo, podía sentir el líquido diluyéndose en las venas. La debilidad se marchó. Su cuerpo comenzó a adaptarse y todo malestar se fue, incluso la irritación en la garganta. Era raro que los licántropos enfermaran, sus cuerpos se defendían bien, pero el estrés y el cansancio los afectaba tanto como a los humanos. —Sí, estoy bien… Tal vez las inyecciones cambiaron algo, no lo sé, nunca me había pasado con la sangre eterna —musitó Gianna.William y Darragh intercambiaron una mirada, era una posibilidad. Las investigaciones continuaban, pero el lobo y el vampiro sospechaban que las inyecciones podrí
Gianna sujetó contra su pecho la bolsita de regalo que contenía la ropita para el hijo de Kilian mientras iba en el asiento del copiloto en la camioneta de Darragh.Apenas la noche anterior fueron avisados sobre su inminente «nacimiento», pues según las investigaciones, su estado era óptimo para abandonar la cápsula en la que creció.A primera hora de la mañana, Gianna y Darragh salieron de compras de emergencia para el pequeño. El lobo tuvo que mover sus influencias para conseguir un establecimiento abierto a esa hora, pero lo logró. Gianna eligió la ropa para un pequeño varoncito y procuró que tuviera dibujos de lobo. Gianna se sentía triste por el pequeño que había pasado todo el proceso en una fría cápsula como un experimento, sin escuchar el latido del corazón de su madre y tampoco su voz. Ya sabían que el óvulo no provino de Cornelia, pero tampoco sabían su origen. Era un completo misterio quién era la madre biológica de ese pequeño.Darragh tomó la mano de su Luna y besó sus n
—¿Por qué nos ocultaste algo como esto? —exigió Darragh cuando irrumpieron de nuevo en la habitación donde estaba el bebé.Nerea los mandó a callar con un suave siseo mientras arrullaba a Finnian.—La leche, por favor —pidió Nerea a su esposo.Leonard puso los ojos en blanco. Ni cuando se convirtió en padre tuvo que preparar biberones; sin embargo, en ese momento lo hizo mientras sus hijos continuaron preguntando mil cosas al mismo tiempo en murmullos:—¿Desde cuándo tienen el vínculo?—¿Cómo empezó?—¿Y así me juzgabas? ¡Ni nos habías contado algo tan importante!—¿Qué tan fuerte es?—¡Responde, padre!Leonard suspiró hondo, giró y repasó a sus tres hijos con la mirada. Darragh continuaba siendo el más imponente por su estatura, desde pequeño fue así, pero sus dos hermanos no se quedaban atrás. Harry se mantuvo rezagado cerca de la puerta por si le pedían marcharse. Gianna se unió a él sin comprender mucho de lo que estaba pasando, ¿Leonard tenía un vínculo? ¿Con quién? ¿Con Nerea?
—¿Un viaje? —preguntó Beth mientras terminaba de guardar sus pertenencias en el bolso deportivo—. ¿Ahora?Gianna suspiró y asintió.—Ya sé, pero Darragh…Beth también soltó un largo suspiro:—Qué complicado…Ésta se recargó en el escritorio al lado de Gianna. La pelirroja ya poseía una oficina en el gimnasio, aunque nunca estaba ahí, sino entrenando en alguno de los salones múltiples. Esa noche el entrenamiento de Beth acababa de terminar. Ya pasaban de las ocho y sólo aguardaban a que Darragh pasara por ellas. La rubia había pedido a su amiga evitar a Harry, todavía se sentía confundida para enfrentarlo, así que el futuro alfa pasaba por el par de chicas para que no anduvieran solas por la noche.—¿Quieres ir? —inquirió Gia.—¿A dónde?—Al viaje, claro.Beth soltó un respingo.—¿En serio?—Sí, claro… Será algo como nuestras despedidas de solteros —sonrió Gianna—. Sin strippers y esas cosas, claro, creo que Darragh asesinaría al pobre que intentara bailarme.Elizabeth rió; era una i
William encontró guardada la dirección de Beth en el GPS de la camioneta. Ella odió con todas sus fuerzas la tecnología mientras se debatía entre saltar del vehículo o aguardar por lo que tuviera que decir el vampiro.—¿Y bien? —preguntó éste—. ¿No vas a deleitarme con el sonido de tu voz?Beth inhaló hondo y se armó de valor:—Cuando escuchas mis pensamientos, ¿lo haces con el tono de mi voz?—Sí.—Bien, entonces ya escuchaste mi voz, ¿no?Él rió de forma escalofriante. Beth se aferró a la puerta de la camioneta, estaba lista para saltar.—Tenemos que hablar, Elizabeth.—¿De qué?—De lo que crees saber. —¿Y qué creo saber? —inquirió ella en un intento vago por sonar fuerte, pero su voz temblaba un poco—. No sé de qué me hablas.William aceleró y apretó el volante.—Estás equivocada, Elizabeth —siseó William—. Nunca me enfrentaría a Darragh.—No hay razones… —musitó ella—, ¿o sí?El vampiro volvió a mirarla a través del espejo retrovisor y respondió:—No, no las hay, Beth.—Entiendo