La loba gritó bajito cuando Darragh comenzó a penetrarla. Su erección era grande y presionaba en su sexo al entrar; ella lo recibía y apretaba. Gia no supo si podría acostumbrarse a una tamaño tan grande sin quejarse de dolor, pero el placer estaba ahí en cada centímetro del hombre que se enterraba en ella y la hacía arquear la espalda y gritar de placer.Darragh clavó las garras en el colchón. Su Luna era tan estrecha que supo que cada noche con ella sería un reto para demostrarle que era un alfa, era demasiado exquisita. Gia enterró sus propias garras en la espalda de su mate. Darragh gruñó, sus colmillos buscaron el cuello de su Luna y la mordió, aunque no tan fuerte como para hacerle mucho daño, sólo quería marcarla. El dolor y el placer se mezclaron en ambos. Gianna se aferraba a los hombros musculosos que arañaba un poco con cada embestida honda. Darragh había empezado lento con las embestidas, primero salía entero y la penetraba despacio por completo; poco a poco aumentó la ve
Gianna frotó su pecho, justo por arriba de su corazón, y notó que la peculiar mancha no se iba. Aplicó más jabón, usó de nuevo la esponja y no, la mancha se negaba a quitarse.Entonces se preguntó, ¿con qué pudo mancharse? Y, además, debía ser algo que produjera la forma de una luna menguante con una estrella en el medio y rodeado por un círculo que parecía resplandecer sobre su piel.Ella frunció el entrecejo. Era una mancha muy peculiar para que fuera accidental, era más como un tatuaje o una…—Marca.Gianna salió rápidamente de la ducha, se secó a toda prisa con la toalla y se envolvió en la bata de baño. Su mate estaba por irse al trabajo y necesitaba alcanzarlo antes de que saliera del departamento.—¡Darragh! —gritó Gianna al irrumpir en la sala donde su mate ya llevaba el portafolio, estaba ataviado con uno de los elegantes trajes y a mitad de una llamada con el audífono inalámbrico en la oreja.—Ahora te llamo —dijo él a su secretaria y cortó la llamada—. ¿Qué pasa?Gianna no
Nerea sabía muy bien lo que estaba presenciado, pero admitirlo era algo muy diferente.—¿Te hiciste otro tatuaje? —soltó ella con desdén.La marca de Gianna y Darragh estaba justo por debajo de un tatuaje del lobo; pero a simple viste se notaba que no se trataba de tinta sobre la piel, sino de algo más.—Sabes que no es eso, madre.Leonard salió de detrás del escritorio, se acercó a su hijo y contempló la marca. Conocía las leyendas, los cuentos que se contaban de generación en generación a los cachorros frente a una fogata en medio del bosque y, aun así, no terminaba de creer que aquello que presenciaba era real. Aleksi enmudeció. Él, a diferencia de sus padres, creía por completo en la unión mágica entre su hermano y Gianna; presenciar la marca era materializar esos mismos cuentos que escuchó de pequeño.—Son leyendas —murmuró el lobo alfa, pero su mirada cayó en el pecho de Gianna.La loba pelirroja miró primero a su mate, no quería un malentendido por desabotonarse el vestido.Da
Había alguien en el rincón de la habitación, en el preciso sitio en donde no llegaba ni un rayo de luz.Gianna tembló entre los brazos de su mate y se aferró a la pijama; nunca había sentido tanto miedo en su vida.Darragh estaba listo para atacar. No sabía quién o qué era lo que estaba en el rincón. No escuchaba ni un solo ruido, ni siquiera con sus sentidos desarrollados, pero… definitivamente algo estaba ahí. Y, así como llegó, desapareció. Lo que fuera que estuvo ahí un segundo antes, de pronto ya no.Los lobos volvían a estar solos en la habitación.—¿Qué fue eso…? —titubeó Gianna y bajó de los brazos de su mate—. Ya no está…Darragh extendió la mano y encendió las luces. Nada, sólo un sillón con el abrigo que usó esa mañana y que no había metido a la ropa sucia. Gianna intentó acercarse al sillón, pero Darragh tiró de su muñeca y la obligó a apartarse. Fue él quien se acercó y olfateó el aire, pero no había ni rastro de lo que fuera que estuvo ahí. —No entiendo —admitió el lo
—Recuérdenme por qué hacemos esto —dijo Kilian con la mirada puesta en la ventanilla.El sol del mediodía brillaba en lo alto del cielo.—Porque mataremos a Mark, por piedad, o informaremos a la manada si se trata de un vampiro que pueda ser una amenaza —explicó Gianna.—Mejor no me lo recuerden —suspiró el menor de los Ashbourne—. ¿No podíamos sólo esperar a que ataque?—El que lanza el primer golpe siempre tiene ventaja —contradijo Aleksi—. Si ya se ha acercado de esa forma a Darragh, es probable que su siguiente movimiento hubiera sido más agresivo.Darragh se relajó en el asiento mientras Harry guiaba la camioneta por la carretera hacia la fábrica. Él era un guerrero; Gianna, Aleksi y Harry también. Kilian era… Kilian, al menos era atlético y tenía fuerza, pero no sabía cómo pelear ni como humano o lobo, aunque esperó que sirviera de algo. Gianna se inquietó con los pensamientos de su mate. No sabía si estaba en el mismo nivel que los otros guerreros, antes consideraba que sí, pe
—¡Darragh! —gritó Gianna al tiempo en que presionó el gatillo y disparó en dirección de la sombra negra, pero ésta se movió más rápido y esquivó las balas—. ¡Maldición!Kilian corrió hacia Harry. Aleksi y Gianna apresuraron el paso hacia Darragh mientras intentaban ubicar a la sombra, pero no la veían por ninguna parte. Era como si se hubiera esfumado.Darragh se incorporó, sacudió la cabeza y gruñó. Gianna se arrodilló a su lado para comprobar si estaba herido, pero no tuvo ni tiempo de hablar porque su mate se lanzó hacia las espaldas de Gia y Aleksi; la sombra iba hacia ellos.El lobo derribó a la sombra; el pelaje blanco se veía jaloneado y aprisionado por unos enormes brazos oscuros que terminaba en tres largas garras que pronto se enterraron en la carne de Darragh.El futuro alfa chilló de dolor. Aleksi y Kilian se lanzaron contra la criatura que intentaba atravesar el torso de Darragh; lograron liberarlo, pero en su lugar tomó a Kilian y lo aventó hacia techo de la fábrica. El
Mark paseó la mirada roja sobre ellos y, con lentitud, hizo una reverencia. Sin embargo, los Ashbourne no se movieron.Gianna y Harry compartieron una mirada; ¿qué debían hacer? ¿Disparar? Esas pistolas no tenían balas de plata y Mark parecía tener la suficiente fuerza para derribarlos si lo intentaban.El lobo negro inclinó más la cabeza al frente, hasta que su hocico tocó el suelo, y empezó a recuperar su forma humana. Kilian trató de acercarse, pero Darragh lo detuvo con un gruñido. Por honor debían dejarlo hablar, los había salvado de una muerte segura. Aleksi también comenzó a recuperar su forma humana, Kilian lo imitó. Sólo Darragh permaneció como un lobo, pues podía comunicarse a través de Gianna y era más seguro por si llegaba algún enemigo.Gianna continuaba débil. En medio de su letargo recordó bajar la mirada porque los demás estaban desnudos y no estaba acostumbrada. En muy pocas ocasiones había corrido con otros lobos y presenciado sus transformaciones, así que la situa
Gianna apretó el vaso desechable de café cuando esa imagen volvió a su mente. Cada vez que esa escena se reproducía en su cabeza, una pequeñísima jaqueca la embargaba, pero así como llegaba también se iba. Darragh le envió un mensaje en ese momento; el lobo acababa de aterrizar en Alemania. Gianna no lo acompañó porque tenía trabajo y, aunque podía tomarse unos días libres porque su prometido era el jefe, decidió ser responsable y no aprovecharse del favoritismo. Esa tarde tenía una cita importante con Beth. La boda debía ser pronto y el primer paso era buscar a un organizador de bodas que se encargara de todo. Y Gianna se sentía tan extraña.Unos días atrás había peleado a muerte con un vampiro, esa tarde pensaba en su boda, ¿cómo su vida se había convertido en eso? ¡Meses atrás sólo pensaba en reunir el dinero de la renta!La loba bebió un poco del café y pensó en esas imágenes que iban y venían de su mente; eran recuerdos, estaba segura. La imagen de su madre había regresado var