Había alguien en el rincón de la habitación, en el preciso sitio en donde no llegaba ni un rayo de luz.Gianna tembló entre los brazos de su mate y se aferró a la pijama; nunca había sentido tanto miedo en su vida.Darragh estaba listo para atacar. No sabía quién o qué era lo que estaba en el rincón. No escuchaba ni un solo ruido, ni siquiera con sus sentidos desarrollados, pero… definitivamente algo estaba ahí. Y, así como llegó, desapareció. Lo que fuera que estuvo ahí un segundo antes, de pronto ya no.Los lobos volvían a estar solos en la habitación.—¿Qué fue eso…? —titubeó Gianna y bajó de los brazos de su mate—. Ya no está…Darragh extendió la mano y encendió las luces. Nada, sólo un sillón con el abrigo que usó esa mañana y que no había metido a la ropa sucia. Gianna intentó acercarse al sillón, pero Darragh tiró de su muñeca y la obligó a apartarse. Fue él quien se acercó y olfateó el aire, pero no había ni rastro de lo que fuera que estuvo ahí. —No entiendo —admitió el lo
—Recuérdenme por qué hacemos esto —dijo Kilian con la mirada puesta en la ventanilla.El sol del mediodía brillaba en lo alto del cielo.—Porque mataremos a Mark, por piedad, o informaremos a la manada si se trata de un vampiro que pueda ser una amenaza —explicó Gianna.—Mejor no me lo recuerden —suspiró el menor de los Ashbourne—. ¿No podíamos sólo esperar a que ataque?—El que lanza el primer golpe siempre tiene ventaja —contradijo Aleksi—. Si ya se ha acercado de esa forma a Darragh, es probable que su siguiente movimiento hubiera sido más agresivo.Darragh se relajó en el asiento mientras Harry guiaba la camioneta por la carretera hacia la fábrica. Él era un guerrero; Gianna, Aleksi y Harry también. Kilian era… Kilian, al menos era atlético y tenía fuerza, pero no sabía cómo pelear ni como humano o lobo, aunque esperó que sirviera de algo. Gianna se inquietó con los pensamientos de su mate. No sabía si estaba en el mismo nivel que los otros guerreros, antes consideraba que sí, pe
—¡Darragh! —gritó Gianna al tiempo en que presionó el gatillo y disparó en dirección de la sombra negra, pero ésta se movió más rápido y esquivó las balas—. ¡Maldición!Kilian corrió hacia Harry. Aleksi y Gianna apresuraron el paso hacia Darragh mientras intentaban ubicar a la sombra, pero no la veían por ninguna parte. Era como si se hubiera esfumado.Darragh se incorporó, sacudió la cabeza y gruñó. Gianna se arrodilló a su lado para comprobar si estaba herido, pero no tuvo ni tiempo de hablar porque su mate se lanzó hacia las espaldas de Gia y Aleksi; la sombra iba hacia ellos.El lobo derribó a la sombra; el pelaje blanco se veía jaloneado y aprisionado por unos enormes brazos oscuros que terminaba en tres largas garras que pronto se enterraron en la carne de Darragh.El futuro alfa chilló de dolor. Aleksi y Kilian se lanzaron contra la criatura que intentaba atravesar el torso de Darragh; lograron liberarlo, pero en su lugar tomó a Kilian y lo aventó hacia techo de la fábrica. El
Mark paseó la mirada roja sobre ellos y, con lentitud, hizo una reverencia. Sin embargo, los Ashbourne no se movieron.Gianna y Harry compartieron una mirada; ¿qué debían hacer? ¿Disparar? Esas pistolas no tenían balas de plata y Mark parecía tener la suficiente fuerza para derribarlos si lo intentaban.El lobo negro inclinó más la cabeza al frente, hasta que su hocico tocó el suelo, y empezó a recuperar su forma humana. Kilian trató de acercarse, pero Darragh lo detuvo con un gruñido. Por honor debían dejarlo hablar, los había salvado de una muerte segura. Aleksi también comenzó a recuperar su forma humana, Kilian lo imitó. Sólo Darragh permaneció como un lobo, pues podía comunicarse a través de Gianna y era más seguro por si llegaba algún enemigo.Gianna continuaba débil. En medio de su letargo recordó bajar la mirada porque los demás estaban desnudos y no estaba acostumbrada. En muy pocas ocasiones había corrido con otros lobos y presenciado sus transformaciones, así que la situa
Gianna apretó el vaso desechable de café cuando esa imagen volvió a su mente. Cada vez que esa escena se reproducía en su cabeza, una pequeñísima jaqueca la embargaba, pero así como llegaba también se iba. Darragh le envió un mensaje en ese momento; el lobo acababa de aterrizar en Alemania. Gianna no lo acompañó porque tenía trabajo y, aunque podía tomarse unos días libres porque su prometido era el jefe, decidió ser responsable y no aprovecharse del favoritismo. Esa tarde tenía una cita importante con Beth. La boda debía ser pronto y el primer paso era buscar a un organizador de bodas que se encargara de todo. Y Gianna se sentía tan extraña.Unos días atrás había peleado a muerte con un vampiro, esa tarde pensaba en su boda, ¿cómo su vida se había convertido en eso? ¡Meses atrás sólo pensaba en reunir el dinero de la renta!La loba bebió un poco del café y pensó en esas imágenes que iban y venían de su mente; eran recuerdos, estaba segura. La imagen de su madre había regresado var
Gianna empezaba a tener miedo de esas enormes carreteras solitarias que eran tan comunes en Estados Unidos, mucho más de las desviaciones, como la que tomó Harry en ese momento. No había un solo señalamiento que pudiera indicar a dónde se dirigían, pero llevaban más de dos horas de viaje.Darragh rondaba su mente, aunque su presencia era débil. La distancia repercutía en su vínculo, al parecer todavía debían fortalecerlo más y no sabía cómo hacerlo; Gianna creía que quizá era cuestión de tiempo. —Oh, por la Diosa Luna, siento que en cualquier momento terminaremos en una escena de la Masacre de Texas —soltó Beth cuando no pudo contenerse más—. Perdón.Harry rió. Beth le agradaba, era una chica guapa y alegre, pero muy lejos de sus ligas porque era la hija de los betas; imposible ofrecerle algo decente a una loba como ella. —Estamos muy lejos de Texas. —La calmó Gianna.—Rodeadas por las montañas de Los Apalaches, ¡qué tranquilidad! —ironizó la rubia.Gianna y Harry compartieron una
Darragh supo que algo estaba mal. No sabía cómo, pero su corazón le dijo eso y se sintió ridículo por sentir que un órgano humano podría decirle semejante cosa. Incluso se preguntó, ¿y si tenía un poco del extraño don de Aleksi? Aunque pronto lo descartó, era evidente que esa «corazonada» era por su vínculo con Gianna.En Nueva York todavía no había anochecido, probablemente su Luna estaba entrenando u ocupada con el trabajo. Gia era una empleada responsable y eso explicaría por qué no había respondido las diecisiete llamadas.Dieciocho. Darragh gruñó por lo bajo y guardó el celular en el interior de su elegante abrigo negro. La temperatura había bajado considerablemente y era el único que se mantenía en el balcón del recinto donde era la fiesta. No era un tipo sociable, nunca lo fue, aunque la mayoría creía que disfrutaba de las reuniones; él sólo estaba ahí porque era lo que se esperaba del futuro alfa. La compañía había adquirido una prometedora empresa tecnológica y la fiesta e
Gianna atravesó por el medio de la larga hilera de escritorios que antecedían el pasillo que conducía a la oficina de su mate.Esa mañana no tenía ánimos para vestir de forma presentable, pero lo hizo. Llevaba un elegante conjunto en color azul marino, la cabellera roja recogida en una trenza y una ligera capa de maquillaje para disimular las ojeras por culpa de no dormir toda la noche.Pero es que no pudo pegar el párpado con las imágenes que llegaban a su cabeza. No eran recuerdos, sino imaginaciones suyas, pero cada una era peor que la anterior. Gianna creaba escenas en las que Darragh la arrebataba de los brazos de su madre cuando eso era imposible porque en ese tiempo él también era joven, aunque… ya tenía más fuerza que el promedio.Y luego imaginaba a su madre peleando con todas sus fuerzas sin poder ganar, porque por algo estaba ella ahí, porque su madre no pudo defenderla más.¿La habían matado? ¿Ella fue la causante de la muerte de su madre?Las lágrimas volvieron a arremoli